jueves, 28 de febrero de 2013

Podría, pero.




Podría hablaros de lo que se siente en el pecho cuando te sonríe, o te dice cualquier estupidez que os hace estallar en mil carcajadas. Y podría contaros qué se siente al tener sobre tus labios unos labios como los de él. Podría hablaros de su pelo negro, de esa sonrisa que parece que haya estado creada a la perfección. Incluso podría contaros la sensación de bienestar que puede darte su olor, o el sentir sus brazos al rededor de tu cuerpo, abrazándote. Podría contaros mil cosas de Raúl, sobre sus gustos o sus manías.
Podría hablaros de las veces que he cerrado los ojos y he deseado volver a un punto del pasado para evitar que aquel día todo fuera mal y acabara. Si hubiera sabido todo lo que hoy sé, mis caminos habrían sido diferentes aquel día. Podría contaros sobre todas esas veces que me he aguantado un beso, una palabra de apoyo, un abrazo. Podría hablaros de lo mucho que le he echado de menos en días señalados, y también en días ordinarios. Podría deciros que sentí que le conocía de toda la vida cuando me apartaba el pelo de la cara y me besaba el cuello. Podría contaros que todavía guardo las fotos en el ordenador, y que a veces las miro, cuando quiero recordar momentos que consuelen mi presente. No sabéis lo duro que se hace verle cada día y sentirle ahí, cerca, pero sabiendo que en realidad ya nunca más podrás volver a alcanzarle. Como si ahora hubiera que conformarse con mirar de lejos a un pasado. Podría hablaros de las veces que me puse esa canción cuando todo terminó, analizando letra a letra, cada palabra, toda la canción. Buscando todas las respuestas a mis porqué. Y le chillé al mundo que porqué las cosas no podían ser más sencillas. Le supliqué mil veces a la vida que le quitara ese miedo a volver a intentarlo. A dar ese salto, a volver a tenerme entre sus brazos.
Pero lo cierto es que estoy segura de que ya nos soy uno de sus pensamientos más destacados. Que ya no soy esa chica con la que deseaba hablar por las noches al llegar a casa. Podría contaros lo mucho que he sentido, esa magia cuando nos mirábamos a los ojos. Podría hablaros de los sueños que construimos, de los miedos que los dos tuvimos.
Pero una historia tan bonita no se puede contar.
Mis palabras no harían justicia a todos esos momentos mágicos.
Daría tanto por que él regresara...tanto. O por saber si él también echa de menos mis sonrisas a tres centímetros de sus labios. O el calor de mis palabras. Me encantaría por un segundo olvidarnos del pasado, y el futuro. Incluso del propio presente. Abrazarle y que se detuviera el tiempo, y sus labios volvieran a encontrar refugio en los míos.  Me encantaría poder decirle lo guapo que está cuando pasan tres, cuatro, cinco días y no se afeita.  Me encantaría poder estar ahí todos los días, sin excusas por las que abrazarle ni caricias que retener. Me encantaría poder poner esa canción sin sentir que solo somos pasado. Me encantaría que todo volviera a girar entorno a nosotros. Y qué más da ahora si me acompañaría o no a casa, qué importa. Me conformaría con despedirme de él en cualquier lugar del mundo con un beso de esos que susurran sin palabras un: 'Va, el último...' Sabiendo que habrá otro después, y otro. E irnos riendo cuando acaben los besos y tuviéramos que despedirnos de verdad. Me daría igual el ritmo que llevaran las cosas ahora, lo último que tengo es prisa. Saborearía cada segundo a su lado, como si estuviéramos en el verano más caluroso y todos esos momentos fueran un helado enorme.
Os podría hablar de las mil locuras que haríamos juntos, pero os estaría hablando en vano, ya que él no va a volver. Y ese nosotros puede que ya no esté.
Podría hablar de lo mágicas que suenan las palabras en sus labios, o de la simple corriente de su mirada que te arrastra hasta llevarte a la locura.
Podría contaros mil cosas de Raúl...pero mis palabras no harían justicia a la sensación mágica de tenerlo en frente de ti y te sonría. Así que mejor hoy, no os hablaré de él. 

miércoles, 27 de febrero de 2013

I que s'aturi el temps.



Mira'm als ulls i pensa en avui. No miris el demà, només l' avui. En que estàs aquí, i jo t'estic mirant. I que s'aturi el temps, si us plau, i que ens miri, amb enveja, al veure el nostre somriure. 
Estima'm, sense por. Com si ja no importès el que puguin pensar els altres sobre tu, sobre mi, sobre nosaltres. Digues que m'estimes, si us plau, que necessito escoltar la teva veu a cau d'orella. Només els teus braços abraçant-me, i em faràs la més feliç del món. Mira'm, mira'm i digues que has estat esperant aquest moment tant com jo.Però no deixis que parli la raó, que podria dir coses que no volem escoltar. Només els batecs del cor, només tu, les teves mans a la meva esquena, i jo, apropant-me a tu, tant, que pugui respirar la teva aroma. No diguis res, millor, que avui no necessitem paraules. Digues amb la mirada allò que necessito escoltar. Només això, només ara, només nosaltres. 

martes, 26 de febrero de 2013

· · ·






Hacías de lo difícil algo fácil, y eso no lo consigue cualquiera. Lo que daría por abrazarte este invierno, sentir tus palabras en mi oído, así, a menos dos centímetros de mí. Olerte de cerca, perderme en tus ojos. Y besarte, y arrancarte las dudas a mordiscos. Y enredarme en tu abrazo.Porque no sabes lo duro que se me hace tenerte ahí, delante, y no poder decirte lo guapo que estás cuando no te afeitas. Y joder, es que me siguen convenciendo tus ojos si tus pupilas apuntan directas a mí. Y sé que esto está mal, sé que no debería de estar echándote de menos, y sé que todo es tan complicado que no volverás. Pero, ¿tú qué sientes cuando me miras? Si yo me muero por besarte. Me muero por compartirlo contigo todo. Que me muero por jugar a la play contigo, o sentirte a mi lado al caminar por la calle. Que me muero por cenar contigo en cualquier lugar del mundo, y ser tu otra mitad, tu chica, tu 'tengo ganas de besarte'. Que me muero por volver a acariciarte la nuca y besar tu cuello. Que no he dejado de echarte de menos ni un solo día, ni uno. Aunque yo ya no sepa qué sientes tú.
















lunes, 25 de febrero de 2013

Si tú me olvidaste.

A estas alturas ya no voy a engañarte. Sí que te echo de menos. Echo de menos desde tus 'bona nit' o tus 'te quiero' hasta tus manías más tontas y tu manera de reír. Y los besos en el cuello, y sentir tu respiración a centímetros de mis labios. El poder hablar contigo sin ninguna excusa y de cualquier tontería. Joder, echo de menos hasta los enfados tontos. Echo de menos que me muerdas el labio inferior y tu cara de: ' Quiero besarte'. Echo de menos tu mano cogiendo la mía, y hasta echo de menos nuestros besos de despedida. Y mira que jamás me gustó despedirme de ti... pero ahora daría cualquier cosa por vivirlo una vez más. Aunque esta noche estemos lejos, aunque ya no me pienses ni eches de menos mis tonterías. ¿Cómo ha sido tan fácil para ti, Raúl? Si yo cuando me pongo a pensar en ti se me llena el alma de nostalgia y de recuerdos. Instantes felices. ¿Cómo no voy a echar de menos tu voz susurrándome? Si eras mi medicina. Dime cómo lo hago para olvidar aquellos besos de aquella noche que dijeron tanto... Dime cómo puedes mirarme y no acordarte, cómo se hace, porque quiero aprender yo también. En el fondo me alivia que no vayas a leer estas palabras, porque jamás he querido hacerte sentir culpable de nada. Jamás. Solo he querido hacerte feliz, solo ser tu chica. La que te animara en los partidos de fútbol o jugara un domingo por la tarde contigo a la play. Con la que pudieras ver películas y comértela a besos por las esquinas de la ciudad. Yo solo quería ser la que lo compartiera todo contigo. Todo. Pero quizá todas estas palabras dejen de tener sentido porque tú ya no las lees. Me encantaría poder besar tu sonrisa, alegrar tus días grises, besarte hasta que se nos desgastaran los labios y abrazarte si el frío hiela tanto que juega a calarnos los huesos. Solo quería un nosotros que no tuviera un final. Pero dime qué hago yo si tú ya me olvidaste , dime.

domingo, 24 de febrero de 2013

Busco la respuesta en tu mirada.

Buscando una respuesta alcé la vista al cielo y contemplé las nubes. Me pregunté si eran tan grises como aquellas nubes que un día hicimos nuestras. Le miré a los ojos como pidiéndole una explicación pero él solo me dio su silencio como respuesta. Jamás había entendido nada de lo que había sucedido entre nosotros desde que terminó. Pero ya no me esforzaba en entender nada, sino en buscar en sus ojos la respuesta que jamás encontraba. Un millón de preguntas revoloteaban en mi cabeza: -¿Ya lo has olvidado todo? - te preguntaba. - ¿Y ha sido fácil dejar de echarme de menos?- pronunciaban mis labios. Pero tú ya nunca respondías. Quizá para no hacerme daño con tu respuesta. Y lo peor es que tu silencio afirmaba mis sospechas. Miré por última vez aquel día ese cielo y sin decir una palabra más me fui. Te dejé sumido en tus pensamientos sentado en cualquier lugar de la ciudad mientras yo
volvía a casa con el corazón en la mano. Aquel día nos faltaron palabras que ahora callábamos para aliviar el dolor.


viernes, 22 de febrero de 2013

Tuve que ver cómo te alejabas y en silencio echar de menos cada palabra. Tuve que mirarte a lo lejos y resignarme. No te iba a rogar que te quedaras, porque lo último que necesitabas era yo. Yo ya no estaba en tus planes así que me quedé sentada mientras tú empezabas a volar lejos de mí.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Últimamente estoy hundida.

No puedo con todo esto. No puedo. Nada está bien. Y si ella se va... si ella se va mi mundo se acaba de romper. ¿Qué es lo que he hecho mal? ¿Dónde estuvo el error? Lo único que me está enseñando la
vida, a base de golpes, es a fortalecerme. Pero yo ya no vivo, solo sobrevivo. Pasan los días y me invade un vacío enorme. Yo no sé hacia adónde pero sigo caminando. Y yo ya no puedo explicarle a nadie lo que me pasa porque todo esto me ha acabado superando. Me he fallado a mí misma. Yo debería de ser más fuerte, debería ser feliz. Pero parece que el mundo se ha puesto de acuerdo para darme la espalda. ¿Cómo puede pasarme todo esto a mí? Yo no quiero que ella se vaya. Ni que él se aleje. Pero creo que últimamente ya nadie cuenta conmigo. ¿Habré fallado de nuevo? Una tristeza enorme me abraza, y no pienso apartarme, porque es la única que me estrecha entre sus brazos. Ojalá las cosas cambien... ojalá.

domingo, 17 de febrero de 2013

Oblidar-me ha estat tan fàcil per a tu...



És trist que t’hagis oblidat de mi. És trist pensar-te i saber que tu ja no recordes els moments que vam viure. Trobar-te a faltar totes les nits, estirar-me al llit, tancar els ulls, i voler agafar un record i portar-lo al present. És trist que ja no pugui tenir els teus llavis sobre els meus. Trist que ara estiguis a prop, però de vegades tan lluny. Jo només vull saber què n’és de tu. Ja pots viure sense el meu somriure? Jo encara penso en el teu quan tinc un dia trist. Però de res serveix dir tot això, si cap cosa podrà canviar. Per què ha estat tan fàcil per a tu? Per què tu no tanques els ulls i em penses? Per què tu no revius els petons al teu cap i desitges fer-me un petó un cop més? Per què tu ja pots mirar-me sense pensar en un ‘nosaltres’? Per què? Tan de bo jo pogués mirar-te sense pensar que estàs més guapo que mai. Sense mossegar-me la llengua per no dir-te que no he deixat d’estimar-te des de que vas decidir marxar.
Sóc incapaç de ser fort si et tinc a centímetres de mi. I en algun punt del passat, sé que tu vas sentir alguna cosa per mi. Encara i que ara no necessitis les meves forces, encara que ja no desitgis que vagi els divendres a veure’t jugar a futbol. Encara que ja no sigui per a tu la que vaig ser un dia. Encara que ja no necessitis parlar-me , i de res puguin servir les meves paraules.  Encara i que ja no llegeixis res del que escric aquí. Encara que t’hagis oblidat de mi, de nosaltres.
Saps? Per mi el Port de Badalona és especial. I per mi, tots els llocs on vam estar, són uns records infinits, i tan bonics, que si ara tanco els ulls i els penso, puc distingir el teu somriure entre la gent, sentir el tacte de la teva mà, agafant la meva. I encara puc sentir el teu sabor als meus llavis. Perquè no ha passat un sol dia des de que vas marxar en el que jo no t’hagi trobat a faltar. Tot i que jo ja no estigui als teus pensaments. Tot i que hagi desaparegut.

























And she will be loved.

sábado, 16 de febrero de 2013

Avanzas. Retrocedes. Me pierdo. Te pierdes.



Huías, corriendo. Te alejabas a toda velocidad de mí. Y mientras avanzabas te girabas a contemplarme. Ya no de cerca, ahora a lo lejos. Pero yo sentía tu mirada fija en mí. 
Te hubiese gritado que te quedaras un poco más. Pero  ya no querías quedarte. Yo ya no tenía fuerzas para tirar de tu brazo, ni para alzarme hasta alcanzarte. Te habría dicho lo guapo que estabas aquella noche. Pero yo siempre he sido de las que se callan y mueren por dentro. Quédate conmigo un poco más. Miénteme y dime que te siguen gustando mis besos. Pero no te vayas. Avanzas. Retrocedes. Me pierdo. Te pierdes.
Estúpido intento de alejar dos imanes que se atraen para después repelerse. Estúpido intento de separar dos corazones porque la razón lo pide.
Te conté entonces que había esperado demasiado y que si por mi cabeza fuera yo ya me habría marchado. Pero tú sabías como nadie que nunca he sido cobarde. Por eso corrí tras de ti. Por eso tú te giraste una vez más a mirarme. Por eso volvimos a sentir esa ráfaga de viento en el alma, esa corriente eléctrica en la espalda. Esa presión en el estómago que nos impulsaba una vez más a saltar con los ojos vendados. Tú y yo. Casi tan absurdo como especial. Casi tan valientes como cobardes. Casi tan juntos como separados. Casi tan simples como complicados. 

viernes, 15 de febrero de 2013

#



Prenderle fuego a cada gota de lluvia.
Porque a base de llover, se mojaron mis planes. Y a base de soñar, me olvidé de que mientras mi cabeza volaba lejos, mis pies pisaban un mundo paralelo en el que no quise estar. Pero he aterrizado, ahora sé dónde estoy, de dónde vengo, y sobretodo hacia adónde voy. Sin máscaras, ni pasado, ni miedos. Noelia, solo Noelia, tan transparente y directa como siempre. Voy a ser feliz. Porque creo que yo también lo merezco.  




















jueves, 14 de febrero de 2013

Disfrazarme de héroe.



 Lo único que me pasó es que llegó un día en el que ya no soporté tenerte lejos. Y entonces me di cuenta de que yo no era fuerte, y nunca he sido fuerte. Quería disfrazarme de héroe, porque creía que volando lejos de la ciudad los problemas se quedarían ahí. Pero resulta que cuando vuelas los problemas vuelan contigo. Te estuve echando de menos durante días, noches. Y estuve queriéndote decir cosas que por miedo a destruirte me callé. Quise gritarle al mundo tanto...y quise abrazarte tanto. Pero te miraba mientras te paseabas con tu sonrisa, y mientras veía como tu vida avanzaba me iba a acercando a ti. Como si tu piel siguiera siendo mía y las noches que te regalé siguiesen latentes en ti. Como si la vida fuese fácil de repente. Me di cuenta de muchas cosas. La primera es que tenía miedo de quererte, que siempre había tenido miedo, y esa es la única excusa que puedo darte cuando decidí alejarme de tu mundo. Y la segunda es que sabía que tú me querías, y eso me daba aún más miedo. ¿Y sabes por qué? Porque todas siempre jugaron a irse...todas, menos tú. Yo hiciese lo que hiciese, siempre te tenía ahí. Con tu sonrisa permanente, tus ojos brillantes y tus 'Todo irá bien'. Siempre había creído que estaba huyendo de ti. Pero me di cuenta que de quien realmente estaba huyendo era de mí mismo. Porque nunca tuve el valor de dejarme querer. Porque cuando notas que alguien puede hacerte sonreír con un mensaje, o tu estado de ánimo empieza a depender de cómo te haya tratado, te acojonas. No quería depender de nada, ni nadie. Pero con el paso de los días, las semanas...y hasta los meses, me he dado cuenta de que mientras huía he estado girándome a mirarte, por si te ibas. Y que aunque mis pies corrían mi corazón quería retroceder, volver hasta a ti. Te necesitaba, pero era más fácil engañarme y creer que todo estaba bien que admitir que había empezado a necesitarte de verdad. 

miércoles, 13 de febrero de 2013


Qué triste es que ya no leas mis palabras.
Porque siguen siendo  tuyas.

¿Sabes? no sé en qué punto nos encontramos. Es más, creo que dejé de ser parte de ti.
Pero no puedo evitar sentirme unida a ti. Como si tus fracasos fueran también míos, y pudiera compartir tus éxitos. Como si pudiera reír contigo, y abrazarte cuando todo vaya mal. Como si tú aún me necesitases como yo a ti.
Pero me trago mis palabras. Y si quiero abrazarte, me contengo. Y si quiero besarte, sólo te miro en silencio. Porque nos separa una fina línea que la última vez que cruzamos hizo que te alejaras de repente de mí. Como si aquellos besos no hubieran sido sinceros. Como si tú no sintieras lo mismo que yo con esas caricias. Como si no me lo hubieran dicho todo tus labios al rozar los míos. Y lo que más me dolió cuando después de avanzar retrocediste fue que supe que algo se había movido ahí dentro. Que tú también habías sentido lo que sentí.
¿Sabes? Podría mirar tu sonrisa sin cansarme durante horas. Y podría quedarme en tus brazos durante días. Nunca he estado tan a gusto en ningún lugar. Nunca un olor me había arropado tanto como el tuyo. Tú siempre serás esa pieza que el destino me puso en el camino. Esa casualidad que nos llevó a estar en el mismo lugar, al mismo tiempo.
Siempre serás esa canción que no dejo acabar, y pongo una y otra y otra vez.
Y aunque yo ya no sea tu camino, tú eres con lo que siempre me acabo encontrado, después de caminar por la vida sin buscar.

Qué triste que ya no leas mis palabras.
Porque siguen siendo tuyas.





















Yo tan callada, y tú tan guapo como siempre.

martes, 12 de febrero de 2013

C u a t r o

Hoy es día doce y ya han pasado cuatro meses. Cuatro meses de ese día lluvioso, cuatro meses de un primer beso con el mar de testigo. Cuatro meses de ese inocente ' Te quiero'. Cuatro meses de todo. Supongo que si escribo sobre ti es porque estoy completamente segura de que ya no entras y lees nada de lo que ponga. ¿Sabes? Me alegro de que estés ahí. Me alegro de sentir magia cada vez que te miro a los ojos. Y me alegro de que no nos alejáramos. Me alegro tanto de ver tu sonrisa todos los días que mis palabras se hacen mudas si me miras.
Hoy hace cuatro meses que todo empezó, tres que todo acabó. Me gusta más pensar en lo primero. Se me hace más fácil sonreír si te recuerdo con tu sudadera gris, al pie de unas escaleras, besándome. Se me hace más fácil si pienso en todo aquello que dijimos un día. Se me hace más fácil mirarte y pensar que aún existe algo de magia. Aunque después me repita constantemente que tú dejaste de necesitarme.
Si escribo aquí es porque sé que ya no te hace falta leer nada.
Si escribo aquí es porque es más fácil desahogarme aquí que decirte a ti lo mucho que me haces falta.
Pero es que hoy hace cuatro meses.
Y me pregunto durante el día si te habrás acordado de que el día doce era nuestro día. De si habrás pensado en mí. Y todas las noches me hago las mismas preguntas. Que si tú cuando te tumbas en la cama dispuesto a dormir también te acuerdas un poco de mí, que si me piensas, que si hay cosas con las que te cruzas, que te recuerden a mí. Me pregunto tanto...Que si aún recuerdas algunos de nuestros besos, o lo que sentías en el pecho mientras nos abrazábamos.
Me pregunto tantas cosas de las que no encuentro respuestas...
Sólo sé que hoy es día doce y hace cuatro meses. Qué rápido, ¿no?
Después de tanto. Después de tan poco. Después de todo.

¿Ya te has olvidado de mí? ¿Ya no recuerdas todos esos detalles, todas esas cosas que nos hacían sonreír?
Yo a veces echo de menos que seas la última persona con la que hablo, el último que me desee las buenas noches. A veces, a menudo...cada día, te echo de menos. Y me pregunto si aún queda algo de Noelia en ti. Si aún me paseo por tu mente de vez en cuando. Si aún te siguen gustando mis labios. Si aún me quieres a menos dos centímetros. Si aún...si aún te hago falta.

lunes, 11 de febrero de 2013

Rompiendo tópicos, me cuelgo en tu sonrisa.



 -Te dije que necesitaba estar solo. Era una noche fría de marzo. Y tú estabas ahí plantada, delante de mí. Te miré. Tú, tan serena, tan tú. La chica de las mil sonrisas y las mil caricias. Un rubio casi de oro en el pelo. Una sonrisa sincerísima. Te sentaste a mi lado, contradiciendo todas mis palabras, sin si quiera hablar. Partiste todos y cada uno de mis esquemas. Como si hubieras llegado a mi vida para cambiarle la dirección, para poner el peso sobre el lado de la balanza que siempre iba perdiendo y darle el peso que necesitaba para empezar a ganar. Me cambiaste los planes.
Necesitaba estar solo. Pero había empezado a querer que no te fueras. Te miré. Sentada, ahí, observando el mar, como si contemplaras tu propia libertad. Siempre tan sencilla y transparente, que acojonaba mirarte a los ojos por miedo a descubrir todo lo que estabas pensando. Tus ojos siempre gritaban lo que tus labios callaron. Siempre fuiste esa mitad rota, desigual e imperfecta.
Pero valías más que cualquier mitad cortada a la perfección. 
Fue ahí cuando empecé a encontrarle sentido a todo lo que había pensado durante los últimos meses. Fue como de repente contestar todos y cada uno de los porqué. Sabía entonces porqué había pensado tanto en ti desde entonces. Había descubierto porque me era tan difícil el hecho de vivir sin ti. Porqué coño te habías vuelto tan necesaria. Porque te tenía tanto miedo. Y joder, desde que supe que te quería, no he pensado en otra cosa. Todas las noches las mismas dudas, todas las noches la misma canción. Pensando en lo mucho que nos abrazaba esa letra, en lo mucho que se parecía a todo lo que había pensado de nosotros. Y ahora si estoy aquí no es de casualidad. Estas dos últimas semanas he debatido conmigo mismo si decírtelo o no. Si dejar que pasara el tiempo, o hacer oídos sordos. He pensando mucho en todo esto. Y he llegado a la conclusión a la que jamás quise llegar, a la que tenía tanto miedo. Y aquí estoy, plantado en tu puerta, rogándote un segundo para que me escuches. Esta no es la típica confesión adolescente, ni la máxima declaración de amor. Solo he venido a hacerte saber que desde que llegaste nunca más me he vuelto a sentir solo. Que eres todo lo que nunca quise encontrar pero siempre terminé buscando. Y que me da igual que seas una maniática del orden, te muerdas las uñas, cantes en la ducha y siempre te dejes el culo del vaso de colacao. Porque adoro que no puedas dormir sin calcetines y que cuando te gusta una canción la pongas mil veces, sin si quiera dejarla acabar para escucharla de nuevo. Y que me gusta que seas capaz de llorar únicamente leyendo un libro. Y que defiendas tanto tus ideales que te crees un propio mundo paralelo en el que te refugias cuando estás triste. Que me encanta que no puedas pasar ni un sólo día sin escribir. Y necesitaba decírtelo. Porque nunca te he dicho nada de esto, y nunca te he dicho que me encanta que alguien me moleste si ese alguien eres tú. Y que no eres más que todo lo que me hace sonreír. Y que sería incapaz de verte coger ese tren para marcharte. Que no te vayas, joder, he venido a decirte que no te vayas. Porque ahora que te veo con el equipaje, ahora que sé que estás a punto de pisar ese andén, ahora es cuando me he dado cuenta de como todo lo que le estaba dando sentido a esa sonrisa que tenía todos los días...me he dado cuenta de que esa sonrisa me la sacabas tú. Y he tardado, pero he descubierto que no quiero que te vayas de aquí si no es conmigo de la mano. Y es por eso que te pido que te quedes. Porque no ha pasado un solo día en el que no haya recordado tu nombre con una sonrisa...Quédate, Paula. Quédate. Porque si te vas me voy a arrepentir toda la vida de haberte dejado escapar.



















# Hoy el blog cumple un añito. Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz. 

domingo, 10 de febrero de 2013

Alzar el vuelo.



Esperé demasiado. Tenía que verte una vez más, tenía que saber que eras real. Tenía que probar, tenía que saltar, tenía que alzar el vuelo. Claro que tenía mil posibilidades de caer, pero no iba a quedarme mirando las nubes des del suelo. Tenía que alzar los brazos, tenía que tocarlas. Tenía que saborear la dulzura de los sueños, y probar el tacto de ese cielo que tan inalcanzable me había parecido siempre. Pero todo en la vida tenía un toque agridulce. Y todo lo que sube baja. Y si levantaba el vuelo algún día algo me haría aterrizar. Pensé en lo puta que es la vida, y me hice tantas preguntas como respuestas que jamás hallé. Pero al fin y al cabo me cosí las alas, y volví a alzar el vuelo. ¿Qué era la vida sin intentos que abocaban en fracasos? Todo error, toda experiencia te hace crecer. Y al final te das cuenta de que eres simplemente un conjunto de fracasos y éxitos. Y que estás hecho de sueños con toques de realidad. Como si tú fueras tu propio equilibro, tu propia balanza. Como si tú te empujaras a caer y después te ayudaras a levantarte.

viernes, 8 de febrero de 2013

Mi cero a la derecha.








- Me da miedo todo esto porque yo siempre he sido un cero a la izquierda para todos.
- Siento romper tu racha de mediocridad...pero, puestos a confesarnos, en mí, tú eres el cero a la derecha. 
- ¿Me estás hablando en serio?
- Creo que nunca antes había sido tan sincero. 



















Este finde fuera me servirá para alejarme de todo un poco y aliviarme después de esta semana tan dura.

jueves, 7 de febrero de 2013

Dos gotas de agua.




Apoyada en tu pecho el mundo se veía pequeño, y nosotros éramos los gigantes.
Ahora el mundo es enorme y tú y yo nos hemos hecho pequeñitos. Diminutos, como dos gotas de agua que impactan contra el cristal de un coche y se pelean por ver cuál llega antes.Resbalamos.
Nos deslizamos. Es suave, y parece que no sea doloroso. Pero tal vez lo sea. Tal vez mi gota quiera frenar a cada instante porque no quiera llegar a ninguna parte, y sólo quiera impactar constantemente con tu gota. Quizá quiera una lluvia intensa, donde debajo de ella estemos tú y yo. Empapándonos con todo aquello que no nos dio tiempo a decir, hacer, sentir.
Me pierdo en la inmensidad de esta noche, y me pierdo en el agujero de tu mundo. Como colándome por las rendijas de tu vida, asomo la cabeza, y le echo un vistazo a tus ojos para saber cómo estás sin tener que preguntártelo. Lástima que tus ojos ya no me miren, porque ya no puedo leer tu mirada. Porque ya no nos decimos nada. Pero tengo tanto que contarte, tanto y tantas oportunidades para hacerlo, tantas. Tanto que pienso tanto que callo. Tanto que dejo escapar. Como cada oportunidad de ser felices que tuvimos. Pero míranos, tú en una acera, y yo en la otra. Sentados, como el que no quiere la cosa. Tú con la vista perdida, yo con los cascos puestos. Algún coche nos priva de la imagen del otro de vez en cuando, durante milésimas de segundo en la que ya no podemos vernos. Pero siempre pasan, y llega un punto del día en que ya no pasan coches, y sólo estamos tú y yo, clavándonos los ojos. 

Antes tu sonrisa me hablaba, pienso. Y no te hacían falta palabras. Pero hace días que ya no merezco tus sonrisas, y dudo que vuelvas a sonreírme. 
¿Me dirá lo mismo tu sonrisa si ya no me la regalas a mí? ¿Si tengo que verla dedicada a otras personas en tu vida?...
Como dos puñeteras gotas de agua que se deslizan. Esos somos tú y yo.















Espero que hoy te haya salido bien. Estoy orgullosa de ti.








->
CLICK AQUÍ para escuchar leído por mí uno de mis anteriores textos del blog.  ( Como en los viejos tiempos, vuelvo a subir vídeos)

miércoles, 6 de febrero de 2013

Palabras que ya no leerás...pero que siguen siendo tuyas.


Me arrepentiré tantas veces de dejarte atrás como veces en las que te mire. Siento mil veces al día ganas de volver a hablarte. Es duro estar sin ti. Sin saber de ti. Sin que tu voz, tu mirada, tú…te dirijas a mí.
No es que pensara que sería fácil, pero pensaba que era más fuerte. ¿Ingenua? Demasiado. Volver ahora, como si nada, no sería justo para ti. No es justo que yo me vaya y después vuelva.
Es por eso que no puedo regresar atrás. A lo hecho pecho, y me duele. No sabes cuánto duele. Intento adivinar tus pensamientos, pero te encuentras demasiado lejos de mí. Hoy me he derrumbado cuando he visto que ya no llevabas ese pendiente que te regalé. Es como si la última parte que quedaba de mí ya se hubiera ido de ti, y ni rastro de Noelia.
¿Cómo estás? Me pregunto eso tantas veces al día…que he perdido la cuenta. Pero es absurdo, decidí irme, decidí alejarme, y sé que no puedo con todo esto. Sé que no aguanto un segundo más lejos de ti, pero me aguanto. Me aguanto y bajo la mirada. Me aguanto, me arrepiento, y sigo pensando que he de seguir a la razón.
¿Pero por qué la razón me hace tratarte como si fueras un desconocido?
Te conozco. Bastante, al menos. Conozco tus sonrisas sinceras, y también las que no son tan verdaderas. Conozco algunos miedos, tus proyectos de futuro. Conozco el tacto de tus manos, el olor de tu piel, el sabor de tus labios. Te conozco, y sé el punto exacto entre el cuello y la nuca en la que he de besarte para que estremezcas. Conozco tu voz, cantando, hablando. Conozco tus palabras, tus faltas ortográficas. Te conozco. Conozco la manera en la que ves la vida, y aunque a veces sea tan diferente a mí, conozco tu forma de ser. Y ahora, todos y cada uno de los días, aunque sólo lleve tres, he de hacer como si no conociera nada de eso.  Como si tus dedos no se hubieran entrelazado en mi pelo, como si no hubiésemos hablado nunca, cuando lo hemos hecho hasta las tantas, durante algunos meses. Como si jamás hubiera pisado contigo un puerto, un parque, un lugar para recordar.
Todas las noches me repito las mismas cosas, y recuerdo los consejos de las personas: Pues si él no quiere volver contigo, tendrías que olvidarle. Si sigues hablando así con él un día lo pasarás mal. No podéis trataros así. Él ya no va a volver contigo, tendrías que asumirlo.
Personas que decían verdades como puños, pero personas a las que no quise escuchar. Porque no me gusta oír que jamás volveremos a ser tú y yo. Porque no me gusta cuando te miro y sé que nunca más voy a ser tu chica. Porque odio no estar en tu vida. Y odio pensar que poco a poco, Noelia, desaparecerá en tu mente…y lo más doloroso de todo es que lo pueda llegar a hacer de tu corazón, sino lo ha hecho ya.
Cada noche me asfixian los mismos pensamientos. Cada mañana, abro los ojos, y pienso: ‘No, otra vez al colegio no’. Cada día pienso en: ‘Es un día más en el que vamos a hacer como si no existiéramos. Ni yo me giraré, ni él se reirá de mí, ni me golpeará la silla con los pies, ni me llamará Noelion’. 
Y así, cada día. Echando de menos hasta la tontería más tonta.
En la vida tomamos decisiones que sabemos que por ley, lógica, razón y coherencia hemos de tomar. Aunque después cada día vivamos con la sensación de que nos falta algo.
Quitando la pieza de puzzle que te pertenecía a ti, de mi vida, las otras piezas del puzzle han empezado a perder sentido. Ya no encajan. El puzzle está inacabado, y ha perdido todo lo bonito que era. Ha sido como un choque brusco con la realidad, como un ‘frenar, mirar atrás y tragarse las lágrimas’. Ha sido la mayor putada que me he hecho a mí misma nunca.
Porque siempre ha sido una contradicción constante. Mi razón por un lado, mi corazón por otro. Y por una vez que intento ser coherente…me auto-daño más que con mi incoherencia de siempre.
 ¿Me odiarás? Tu pose distante sé que la utilizas para que me sea más fácil. Pero a veces, lo haces tan bien, que hasta parece que no te importo realmente. No me gusta pensar en ello, pero, como sé que no lees mis palabras, te confieso que a veces tengo ganas de girarme, decirte cualquier cosa y mandar a la mierda al mundo. Y como estoy segura al cien por cien que estas palabras jamás llegarán a ti, añado que no he dejado ni un segundo, ni un puñetero segundo, de pensar en que esto es un error.  El alejarme de ti, el no tenerte en mi vida, sea de la manera en que sea.
Pero no puedo dar marcha atrás. Sé que no estarás ahí para esperar a que vuelva. Es más, llegará un día en que pienses que es mejor que no vuelva.
Y llegará un día en el que ya no pueda disimular nada, y me derrumbe delante de ti. No te haces una idea de lo duro que se me está haciendo esto. No te haces una idea...



















Ya que no puedo desearte suerte personalmente, al menos, lo hago desde aquí:Que mañana tengas suerte en la presentación del TR. Sé que saldrá bien. Tú puedes con eso y más.

martes, 5 de febrero de 2013

Intento inútil de ser feliz.





Aunque lleve el corazón en la garganta todo el día y por las noches me deshaga. Y aunque se me haga pesado levantarme de la cama todos los días por el simple hecho de que sé que ya no estás. Despegar en el cohete de mis pensamientos y aterrizar en cualquier lugar menos en el que quiero estar. Decidir usar la razón por primera vez en mi vida, porque sé que así dolerá menos. Pero sufrir todos los días porque voy en contra-dirección a lo que mi corazón dicta. Sé que no soy una chica valiente, ni fuerte...pero saco las fuerzas de los bolsillos, saco las fuerzas de donde sea, porque necesito luchar. Necesito luchar en ésto. Y me cuesta más de lo que desearía...y cuando nadie me ve me rompo. Y a veces la tristeza supera con creces mi alegría, y finjo que estoy bien aunque todos sepan que no.
Es girar la vista si me lo encuentro, es hacer oídos sordos a su risa, o si escucho su respiración tras de mí. Es ignorar su olor aunque sea lo más perfecto que he olido nunca.
Y desengancharme de los recuerdos poco a poco, como haciéndoles perder su peso. Es partirme en mitades cuando llego a casa y le echo de menos. Es comerme con patatas los miedos y fingir una sonrisa frente a los ojos que me miren por el simple hecho de aparentar que todo está bien.
Es convertir todo lo que he deseado todo este tiempo en algo invisible. Es ese intento inútil de ser feliz traicionando mis propios sentimientos. 


















Y el vídeo me encanta demasiado.
















lunes, 4 de febrero de 2013

Quizá soy una egoísta....


Hundo mi faz entre mis manos. Sentada en el suelo, el mundo se me queda grande. Ahogo mis penas en el llanto. Todo aquello que he callado durante el día, todo aquello que me ha dolido, todo aquello que arde. Trago saliva. Y pienso en que soy una cobarde por irme sin dar explicaciones. Pero me siento incapaz de mirarte y decirte: ' Es que no puedo hablar contigo, reírme a tu lado, abrazarte, porque tú quieres ser mi amigo y yo te veo como mucho más que eso'. 
Miro hacia adelante. Mi habitación sigue intacta. Los peluches en su sitio, esas fotos en su lugar. Incluso la silla parece estar inclinada y perfectamente colocada como siempre. Pero ya nada es igual. Lloro de impotencia. Lloro porque me duele el corazón. Lloro porque no tengo derecho a nada, y mereces más explicaciones de las que soy capaz de darte. Y lloro sobretodo porque el día se me ha echado encima, y junto a él, la semana, y sé que el mes también lo hará.
Se me está haciendo jodido olvidarte. Y no puedo. Me frustra mirarte y saber que acabó, que no tuvimos el coraje de levantar el vuelo otra vez. Me duele ver nuestros 'Quiero y no puedo'. No somos cobardes, pero nos rendimos, simplemente. Y yo tuve que ver cómo te marchabas, porque sé que tenías mil dudas, mil miedos y mil cosas que te frenaban. Y aunque yo me hubiese lanzado contigo, como un puñetero kamikaze, me he dado cuenta de que lo único que necesito es olvidarte.
Siento no tener el valor para olvidarte mientras los días pasan y podamos compartir alguna broma.
Y si por alguna casualidad del mundo estás leyendo estas palabras, te pido perdón por adelantado. Te pido perdón por lo mucho que te decepcionará mi actitud de ahora en adelante. Sé que estás cabreado, enfadado y molesto conmigo.
Pero pienso que es la única salida...sino, no lo haría.
Me seco las lágrimas. El dolor no cesa. Y caen, irremediablemente, por mis mejillas, otra vez.
Intento repetirme que soy fuerte, pero es absurdo. Sé que sólo me distrae hacer otras cosas para no pensar en la dirección en la que estoy llevando mi vida.

Pero todas las noches se repiten las mismas dudas, todas las noches le doy las mil vueltas al mismo tema, y trato de responderme preguntas que no soy capaz de plantearme. 
Por cobarde, por tonta, por estúpida, por idiota.
Porque ya ni si quiera quiero levantarme del suelo. Porque ya no me sirven las canciones típicas que suben tu estado de ánimo, y qué me importa que esté sonando mi canción favorita. Porque hoy es lunes, y es el peor lunes,desde que empecé el colegio, que he tenido.
¿De qué me sirve tanto silencio? ¿De qué me sirve aislarme de todo? Es como poner en modo 'Silencio' mis sentimientos, para después plasmarlos en un papel.
Al fin y al cabo es el poco valor que tengo siempre, y esa tonta manía de escribirlo todo.
Porque no tengo lo que se necesita para salir adelante, no hoy. Y necesito tiempo, espacio. Yo qué sé, necesito que el mundo me dé un poco de lo que le he ofrecido yo.
Y ahora es cuando necesito uno de esos abrazos tuyos que son capaces de darme fuerzas. Uno que no tenga sabor ni amistad, ni a amor. Uno que sólo lleve fuerza, uno que me reconforte. Pero no voy a tener abrazos tuyos, ni si quiera palabras, y si me apuras, sé que ni miradas.
Estás decepcionado conmigo, y te entiendo. Yo también me siento decepcionada con el camino que estoy tomando. 

¿Pero qué debo hacer?
Uno debe de rendirse cuando la otra persona ya abandonó el campo de batalla...
Y sólo estoy aprendido a ser fuerte, a mi manera. Y créeme cuando te digo que no lo estoy haciendo por mí, lo estoy haciendo por los dos. Y no sabes cuánto duele. 





A veces te recuerdo escribiendo eso en ese pequeño parque y sonrío. Sé que sólo son recuerdos...Pero estar a tu lado, me hacía muy grande. Algún día seré capaz de verlo sólo como algo lejano...pero hoy te necesito aunque deba dejar de necesitarte. Y créeme, estoy haciendo el esfuerzo para que las cosas no sean tan complicadas...Tengo que aprender a ser feliz, R. Perdóname....perdóname por la distancia que voy a tomar.
 Te quiero, aunque ya no pueda ni deba decirlo. 

domingo, 3 de febrero de 2013

El porqué de mi huida.




- ¿Sabes qué pasa? Que me encantaría, me encantaría seguir formando parte de ti, fuese de la manera en que fuese. Ser amigos, si quisieras, colegas. Que me contaras tus penas y yo llorase en tu hombro. Pero...no puedo. Porque cuando te miro yo no veo a un amigo. Cuando te miro veo unos labios que fueron mi paraíso privado. Veo unas manos que acariciaron mi piel, unas manos que agarré para pasear por un puerto un día lluvioso cualquiera de octubre.
Y ahora tienes que entenderme, debes hacerlo. Yo entendí que abandonaras, incluso entendí que me besaras y después quisieras que nos olvidásemos. Entendí tu huída, entendí tu rechazo y entendí que entre los dos ya no habría absolutamente nada. Ahora debes entender que esté distante, o fría. Yo no puedo estar oliéndote, a dos centímetros, o abrazándote. O contándote qué es lo que pasa por mi cabeza cuando me callo la mitad de las cosas que me duelen sólo porque tienen que ver contigo. Es por eso que ahora te pido paciencia, o yo qué sé. Me va a costar, lo sé...sé que me va a costar. Porque se me hará imposible no bromear contigo, o mirar si estás conectado.
Pero...¿te confieso algo? Todas las noches le doy miles de vueltas...miles. Pensando en qué ha sido de nosotros, mirando alguna foto, pensando en si quizá tú pienses en mí. Y llego a la misma conclusión todas las noches...Pienso en que está siendo más sencillo, o que quizá tú ya no me eches de menos. Y a veces, cuando publico alguna entrada pienso: ¿Seguirá leyendo mis palabras?
Y siempre son las mismas respuestas a mis preguntas internas. Es como golpearme fuertemente con la realidad cada vez que pienso en que no. Que no echas de menos a la loca que se pasa el día escribiendo y componiendo. Que tus labios ya no desean los míos, que ni si quiera lees mis palabras porque ya no te consuelan cuando estás triste, o cuando me extrañas. Porque ya ni si quiera pienso en que te haga falta mi abrazo en los días fríos.
Esta es la verdadera explicación a mi comportamiento, y te pido perdón por adelantado...pero, ¿no te das cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amiga?
Cuando lo único que me da vueltas todo el día en la cabeza es lo que sentí la última vez que nos besamos. Porque la magia es insostenible, y si me apuras...fue irremediable.
Es por eso que he pensado en que quizá, si me alejo, tú acabes de superarlo...y yo empiece a hacerlo. 

sábado, 2 de febrero de 2013

Lo que fue de nosotros.




Nerea me miró atenta, investigando qué era aquello que estaba pasando por mi mente, leyéndolo en mis ojos, pero sin adivinarlo. 
- ¿En qué estás pensando, Noe? ¿En él? Nunca me has hablado de él.
- Porque lo nuestro acabó...
- ¿Cómo es? ¿Cómo se llama?...Cuéntame algo sobre vosotros.
- Raúl, se llama Raúl.
- ¿Qué pasó con vosotros? 
Suspiré. Miré hacia el otro lado de la plaza. Miré las estrellas, que brillaban lejanas, ajenas a todo el tormento que estaba cayendo sobre mí en aquel momento. Parecía que el dolor se sujetaba a mis espaldas, me cortaba la respiración y no me dejaba articular palabra.
- Que acabó. La verdad, no me lo esperaba. Pero después de que acabara hubieron cosas- suspiré- Cosas que me dieron las fuerzas que necesitaba por seguir luchando. ¿Sabes? Yo sabía que él me echaba de menos, lo sabía. Y de alguna manera sabía que algún día tendríamos que volver a estar juntos. Pero...
- ¿Pero?- me miró impaciente, le sonreí con tristeza, y le acaricié la pierna, como calmando sus ansias de saber la triste historia.
- Pero cuando estuvo apunto de surgir de nuevo, aunque sus labios y sus manos hablaran por él, le hizo caso a la razón, y...plaf, lo dejó escapar todo, como si nada. ¿Sabes qué me dijo? Que no quería hacerme daño, que se estaba portando mal conmigo. 
- ¿Y tú qué le dijiste?
- A mí me cabreó sentir cómo ignoraba todo lo vivido. Me cabreó porque sabía que él también había sentido lo mismo. Y entonces le dije que nos olvidáramos, que si él quería eso sería lo mejor para los dos.
-¿Y no sentías absolutamente una palabra de lo que dijiste, no?
- Claro que no. Yo me habría lanzado de cabeza, con él, de su mano, como un puto kamikaze. 
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- Porque no podía hacerlo sola. Él se quería marchar, Nerea, por alguna extraña razón, algo le impedía estar conmigo. Y yo no pude retenerle. 
- Pero seguiste ahí.
- Hasta ayer. Ayer decidí que ya no quería esperar más. Ayer me dije a mí misma: '' Noelia, las cosas tienen que cambiar''.
- ¿Y qué vas a hacer?
- Tomar distancias. Él no lo va a notar. Dejaré de ir a ese parque los viernes, no me giraré en clase, intentaré no empezar las bromas, y si puede ser, con suerte, él tampoco me las hará y será más fácil. No querré estar ahí en todo momento...no le abrazaré ni abusaré del contacto físico. Ni si quiera le miraré, haré un esfuerzo para no estar pendiente de lo que dice o hace. Y por último...dejaré de mirar si está conectado o no, dejaré de mirar la pantalla del móvil con la esperanza de que se ilumine y sea él quien me hable.
- Estás majareta... pero, en realidad, es lo que debes hacer. ¿Crees que él sigue leyendo tu blog? ¿Crees que él pensará en ti a menudo? ¿Que te echará de menos?
- Sé que ya no piensa en mí a menudo. Y sé perfectamente que él ahora...ahora ya no me echará de menos. Él es mucho más fuerte, lo tendrá superado, habrá pasado de página. Y sobre lo del blog...también pondría la mano en el fuego y no me quemaría si dijera que ya no se mete a diario, ni si quiera a menudo, que ya no lee mis palabras. 
- ¿Estás segura? 
- Me encantaría pensar que no, te lo juro. Me encantaría pensar que él también recuerda cosas, y me piensa cuando me echa de menos. Me encantaría creer que escucha esa canción para recordarme, o que él también está pendiente de mí, de si le hago bromas o me giro, de si escribo de él en el blog...pero tengo que dejar de soñar. Lo cierto es que estos últimos meses me ha mantenido en pie su actitud, su sonrisa...sobretodo su sonrisa. Pero vamos a ser realistas, él ya no busca excusas para hablarme, ni si quiera por chat. Ya no, Nerea...ya no. Y bueno, saldré a flote. Porque aunque sea una tonta cabezota que hasta que no se da de bruces no entiende nada, esta vez llevaba el casco, y no me he hecho tanto daño. 
Nerea alza la mirada y me acaricia la cara, con cariño. Me abraza, y arrima mi cabeza a su hombro. Entonces me susurra mientras mira el cielo.
- ¿Sabes qué es lo que siempre me ha gustado de ti, Noe? Que tienes las palabras justas en el momento justo. Y que por muy negro que sea todo, siempre acabas pintándolo blanco. Que la realidad puede estar jodida, y tú siempre encuentras una canción que ponerle de fondo a la vida para alegrarte un poco el día. No sé, Noelia. Tú te ves cobarde, yo te veo valiente. Eres rara, porque no te pareces a nadie. Estudias, tienes amigos, y quieras que no, tu vida es mínimamente feliz. Pero no encajas, siempre te sientes fuera de lugar. Creo que en otra vida fuiste un pájaro, o algo. Y siempre quieres volar, descubrir. No lo sé, Noe...si yo pudiera ser alguien en este mundo elegiría parecerme a alguien como tú. Ojalá tuviera los ovarios que le echas tú a la vida cuando alguien te hace daño. Siempre encuentras esa fuerza que te empuja a seguir luchando por ti, por los demás. 
- Calla, tonta.
Le digo mientras la empujo un poco.
- ¿Sabes?- no me contesta, y la miro sonriente- Aunque no lo parezca, hoy me siento mejor. Y sí, tienes razón, siempre salgo adelante. Ahora también lo haré, te lo prometo. Lo haré por ti, por él...y por mí. También lo voy a hacer por mí. 

viernes, 1 de febrero de 2013

Mi mundo se ha roto.

Hoy me he dado cuenta de muchas cosas. La primera es que mi mundo está derrumbándose. Puedo jugar a que soy fuerte, puedo construirme mil muros, mil murallas enormes. Puedo ser optimista, puedo sonreírle al mundo tantas veces como quiera...
Pero lo cierto, es que estoy jodida. Siento el escozor de mil heridas en la piel. Me he dado cuenta de que dos de las personas que más quiero probablemente no vuelvan a dirigirse la palabra. Me he dado cuenta de que no puedo jugar a ser como Dios y querer que todo sea perfecto, porque ni yo soy perfecta, ni las personas de mi alrededor lo son.
He aprendido que van a ser unas semanas muy jodidas, y que me va a costar tirar hacia adelante. Otra de las cosas de las que hoy me dado cuenta es de que él ya no me quiere, ni me echa de menos. Me he dado cuenta de que ahora sólo soy una amiga. Amiga. Y me he dado cuenta de que he estado intentando luchar por algo...todo este tiempo. Algo que jamás voy a recuperar. Él ya nunca va a volver. Es por eso que dejo por escrito un 'me rindo', 'tiro la toalla' o como es más apropiado quizá...'voy a empezar a olvidarle de verdad'. Tendré que dejar de hacer muchas cosas, ¿sabéis? tendré que dejar de estar pendiente de si bromea conmigo o no. Tendré que dejar de ir los viernes a ese parque, y tendré que dejar de buscar excusas para hablar con él. Porque me he dado cuenta que aunque estar a su lado me llene, y que él sonría me cure las heridas...me he dado cuenta de que así no voy a avanzar. Necesito tregua, espacio. Necesito saber que no todo está perdido, que puedo salir de ésta, como he hecho mil veces más en otras situaciones.
¿Sabéis qué es lo más jodido de todo ésto? Que ni nosotras tres vamos a volver a salir en una puñetera foto juntas, y que él no va a besarme cuando se me caiga el mundo para darme las fuerzas que necesito.
¿Y sabéis qué es lo que más duele de eso? Que yo quería que las tres estuviéramos juntas, y yo quería ser su chica. ¿Y sabéis por qué? Porque cuando a ellas las miraba reír a mi lado sentía que tenía a las mejores personas del mundo conmigo, y cuando él me besaba sentía que era la tía con más suerte del mundo. Pero ¿qué le vamos a hacer? Parece que sea yo quien se encargue de destruir todo lo que me rodea, o termine alejando a las personas más importantes de mi vida. Sé que no se han ido, sé que están ahí, pero ya no de la manera que me gustaría.








Me cuesta hacerme a la idea de que no volverás...te echo de menos.
Porque nos echo de menos a las tres.















Mi mundo se ha roto, lo he visto hoy.
He visto como mi Troya ardía, pero no he podido hacer nada para salvarla.
Porque no soy una heroína, porque no soy fuerte, porque soy humana.






No sé si tiene mucho sentido hoy esta canción, pero...pero ojalá aún pudiera cantarla con la esperanza de estar contigo....

Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe

 Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe. Así empezó y acabó nuestra historia. Si sólo me hubiera fiado un poquito má...