martes, 30 de marzo de 2021

Confesiones

 ¿Qué me dirías si no tuvieses miedo? Eso me pregunto mientras te haces el loco y bajas la mirada para posarla en tus deportivas verdes. No me lo puedo creer. Tú que siempre miras hacia el cielo, tú que siempre vas de frente, de repente te intimida la verdad. Te insisto y dices cosas que camuflan lo que en realidad quieres decir, pero acabas sucumbiendo a la certeza y admites que ves cosas en mí que antes no podías ver. Me gusta como eres. ¿Y desde cuándo? Me pregunto. ¿Y por qué? Me repito. ¿Por qué te has dado cuenta ahora? O, ¿por qué si estaba ahí no has sabido decirlo? Te descifro mientras reconoces que no se te da bien esto, pero, ¿y a quién sí? Compartimos media risa en el coche, una confesión a medias y un "quiero conocerte". Te digo que ya nos conocemos y me repites que no es solo algo físico, que es diferente. 

Me gustaría entenderte. Me gustaría que pudieras atreverte. Me gustaría que fuese fácil.




domingo, 21 de marzo de 2021

Niño grande

 Es gélido al principio, hasta que confía ciegamente en ti. Entonces deposita su cariño en pequeñas dosis, con gestos sencillos. Te toca el pelo, te coge del brazo, te acompaña en silencio. Hace de las suyas. Golpea las puertas del metro cuando se baja para que todos te miren y te avergüences. Y se marcha riendo, como el pequeño que, después de hacer su travesura, es capaz de contemplar la risa ajena. Es un crío cuando olvida su parte de tierra (y pasa menos de lo que te gustaría).

A veces te hace sentir inestable, sobre todo cuando se pone frío y distante. Se gira con delicadeza, como si no acabara de entenderte, y se concentra en sí mismo.
Se esconde porque tiene miedo. Su infancia fue demasiado frágil, su futuro es demasiado inminente, no está dispuesto a asumir riesgos.
A veces sientes su mirada, sobre todo cuando tú no estás mirando. Se clava en ti, te analiza, te exprime hasta entenderte. No dice nada, pero se queda contigo. Él siempre se queda contigo. Aunque no puedas entenderlo.

viernes, 5 de marzo de 2021

 

Hoy hace dos meses que todo terminó. No es que lleve la cuenta, pero una parte de mi cuerpo siente cómo pesa el tiempo y va haciendo números. Sé que lo peor ya pasó, aquellos días extraños en los que no tuve noticias tuyas, ni tú tuviste de mí más que las cuatro fotos que subí con el fin de que pudieras mirarlas. 

Al principio fantaseaba con la idea de que volvieses, creía que en el fondo podrías echar de menos alguna pequeña parte de mí. Insignificancias como mi risa, mi sentido tan malo del humor o mi voz entrecortada. Quise creer que pasaría, sabiendo, en el fondo, que no lo harías.

Quiero seguir escribiendo, pero no me sale. Hoy es uno de esos días, ya sabes. 

Tampoco he puesto música ni he cantado en la ducha. Cómo tengo que estar, ¿no? 





Es absurdo que esté aquí pensándote y tú hayas olvidado mis señales. 

No quiero que pase más. 

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...