domingo, 21 de marzo de 2021

Niño grande

 Es gélido al principio, hasta que confía ciegamente en ti. Entonces deposita su cariño en pequeñas dosis, con gestos sencillos. Te toca el pelo, te coge del brazo, te acompaña en silencio. Hace de las suyas. Golpea las puertas del metro cuando se baja para que todos te miren y te avergüences. Y se marcha riendo, como el pequeño que, después de hacer su travesura, es capaz de contemplar la risa ajena. Es un crío cuando olvida su parte de tierra (y pasa menos de lo que te gustaría).

A veces te hace sentir inestable, sobre todo cuando se pone frío y distante. Se gira con delicadeza, como si no acabara de entenderte, y se concentra en sí mismo.
Se esconde porque tiene miedo. Su infancia fue demasiado frágil, su futuro es demasiado inminente, no está dispuesto a asumir riesgos.
A veces sientes su mirada, sobre todo cuando tú no estás mirando. Se clava en ti, te analiza, te exprime hasta entenderte. No dice nada, pero se queda contigo. Él siempre se queda contigo. Aunque no puedas entenderlo.

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