lunes, 31 de diciembre de 2012

Lo último que escribo este año.

Último lunes del año, último día del año. 
Todo el mundo hace reflexiones hoy, todo el mundo le recuerda a las personas que más quiere de su vida lo especiales que son y lo mucho que desean que sigan junto a nosotros en el próximo año.
Lo cierto es que yo cada año hacía dedicatorias, cada año me prometía cosas que cumplir para el próximo año. Este año es distinto. 
En el 2012 logré muchas cosas: La primera, fue olvidar el amor que sentí por el que fue mi mejor amigo durante tres años. Después de tanto esfuerzo, después de tanto sufrimiento, llegó un día del 2012 en el que lo había olvidado completamente. Y ya no me dolía que estuviera con otras personas, ni consolarle cuando le rompieran el corazón.
La segunda, es algo malo. Porque a finales de 2011, para navidades, le prometí a una de las mejores personas que se ha cruzado en mi vida que jamás le fallaría, y ya que no le gustaban esas fechas, que yo jamás me iría de su lado. Y le fallé, porque hace casi medio año que le di la espalda y corrí en contra-dirección. Me hubiese encantado animarle en estas fechas, que siguiera siendo mi amigo, que me recordara. Pero lo cierto es que le hice tanto daño que hoy ni si quiera me preguntaría que qué tal estoy si le hablara. Porque simplemente aprendió a pasar página y a echarme de su vida.
La tercera...la tercera cosa que aprendí fue que el amor y la amistad son cosas que a veces van enlazadas, y que lo más jodido que te puede pasar es enamorarte del chico del que está enamorada una amiga tuya. No hablo de mí, pero he vivido de cerca esa historia..y..lamentándolo mucho no sé hacia adónde irá esa amistad que había.
Lo cuarto que he aprendido es que el amor está donde menos lo esperas. Conocer a alguien hace unos cuantos años y no fijarte en su sonrisa hasta ahora, ver la nitidez de sus ojos, admirar sus manías. Que te gusten sus faltas ortográficas, e incluso que te guste su acento medio andaluz al hablar. He aprendido que puedes guardar en pequeños instantes lo mejor de lo vivido. Que un 'Te quiero' se puede decir demasiado pronto o demasiado tarde. Que las relaciones...que las relaciones no son para siempre. Pero que si dos personas se quieren...si dos personas realmente se quieren, puede que algún día vuelvan a estar juntas.
Lo quinto que he aprendido, o mejor dicho, lo que aún no he aprendido es a no ser tan exigente conmigo misma. Siempre me exijo más de lo que puedo dar...y mi frustración siempre acaba siendo enorme.
La sexta cosas que he aprendido... es a no renunciar. A seguir ahí, a luchar. A levantarte cada día, no con una sonrisa, pero sí con la esperanza de sonreír en ese día.
Y...la séptima cosa que he aprendido es que la música a veces es la única que te comprende. Que puedes irte a la playa y ponerte los cascos y olvidarte del mundo entero. He aprendido que un invierno acompañada de alguien que quieres es mejor que mil veranos solo. He aprendido que los sueños son efímeros, que toda estrella un día se apaga...y que a veces, sólo a veces, la única persona que quieres abrazar está a muchísimos metros de ti. 







LAS PERSONAS QUE HAN MARCADO MI AÑO:



Esas tardes que pasé con vosotras, peques. 
Creo que es la última foto que nos hicimos juntos. Aquella feria. Aquella  noria que daba miedo.


Esos días de playa.
Esas tardes que te alegran el día.
Ese baile que he dejado, con mi Víctor. Esa parte del baile con la que nos reímos durante meses.



Todas nuestras risas.
El haberla tenido al lado otro año más.


Esas tonterías que hicimos durante el año, tan propias de nosotros.
Haber viajado en Cantabria con una de las mejores personas del mundillo. 
Estas fotos de enero, que me encantan. 

Ese cumpleaños, esa noche en casa de la Juani.
Los momentos en Manresa con mis dos peques.

Esa sorpresa que le hicimos en carnaval.

Esas tardes con uno de los mejores amigos que he tenido nunca.
Ese carnaval que fue especial.

Esas sesiones que no quiero dejar de hacer nunca con la MAM.
Esa locura, esa unión. 
Esos momentos al lado de la persona que más quiero.



Ese Octubre que hizo del 2012 algo mágico y especial.



Las amistades que hice en ese colegio y que jamás olvidaré. 

Lo apoyada que me sentí por ellos al acabar esa etapa. 

Esas locuras que me caracterizan. 

La maravillosa unión de nuestras vidas este 2012, como fuimos aún más amigas, compañeras, apoyándonos absolutamente en todo.
Ese viaje que marcó un antes y un después.





Por esos momentos a tu lado que no volverán.



Esa persona que veis ahí, es lo más parecido a un buen mejor amigo que he tenido jamás. Él comprende, él espera, él me cuida, él me quiere. Y sí, está a kilómetros de mí, y a veces es enorme al impotencia de no poder abrazarle cuando tengo un mal día, o cuando él tiene un mal día. Pero hace más de tres años que nos conocemos, y sé que él es el único chico del mundo por el que pongo la mano en el fuego. Y ojalá pase con él muchísimos años más. Porque sería una lástima perder a alguien que te aporta tanto con tan poco. ¿Quién dice que las cosas a distancia no pueden salir bien? Es cuestión de paciencia, de esperar. De apoyar a a alguien aunque sea a través de un Chat. Él es la persona con la que necesito hablar cuando las cosas están jodidas. Monito, gracias por estar en mi vida este 2012 y por saltarte una clase por estar comiendo conmigo en Telepizza el día que cumplí los 16. Nunca lo olvidaré :3





Y por último, yo. Despidiendo un año. Deseando un 2013 aún mejor. 







Mis dos deseos de este año espero que puedan hacerse realidad.
¿Propósitos? Aprender a tocar la guitarra. 


domingo, 30 de diciembre de 2012

Y el resto era secundario.

- Va, dime la verdad.
Marcos me miró atravesándome con los ojos. Esa chaqueta roja le quedaba demasiado bien. Sonrió, con esa sonrisa torcida que pone cuando quiere convencerme. Y poco después me cogió de las caderas. Me estremecí, pero conteniendo la respiración aún era capaz de mirarle a los ojos sin desmayarme.
- Te he dicho la verdad.
- No sabes mentir- sonreí inconscientemente. Tenía razón, mentir se me daba peor que las matemáticas. Que ya era decir- Dime qué me has comprado, que lo quiero saber.
Reí con ganas. Estaba impaciente. Quedaban dos semanas para su cumpleaños y yo ya le había comprado algo. No se lo iba a decir.
- Tendrías que torturarme...
- Te advierto que me sé todos tus puntos débiles.
- ¿Qué te hace pensar que eso será suficiente?
- Bueno, bueno- rió con ganas- me parece que es hora de atacar.
Me reí y corrí, pero obviamente él era el triple de rápido que yo, así que no tardó más de cinco segundos en atraparme. Me tumbó en el césped.
- ¿Me lo vas a decir, o qué?
- Estás perdiendo facultades eh...¿qué te hace pensar que por el hecho de que me hayas pillado y esté atrapada aquí te lo voy a decir?
- Porque ahora es cuando voy a empezar a torturarte.
Me puso el pelo detrás de las orejas y me besó el cuello.
- No te lo voy a decir- insistí. Pero él parecía que no iba a rendirse nunca. Me bajó uno de los tirantes del vestido blanco y me besó el hombro izquierdo.- Frío, frío- le dije. Alzó la mirada hacia mí y sonrió. Se puso ligeramente encima de mí, pero aguantándose con las manos en el suelo, para no hacerme daño con su peso. Me miró directamente a los ojos. A esa distancia podría ver la más mínima imperfección que guardara en ellos. Yo hice una fotografía mental al momento. Sus ojos, su respiración, sus labios. Por si un día tenía que recordarlo. Sonreí.
- ¿Nunca me lo vas a decir?
- Quedan catorce días. Dentro de catorce días lo sabrás.
 - Así no mola cumplir los diecinueve.
- Eh, que si te lo dijera, ya no tendría sentido hacerte un regalo. El regalo forma parte de la sorpresa.
-¿Qué sorpresa?
- Ahhhhhhhhhhhhhh, misterios.
Me miró fulminándome con los ojos y cogiéndome del hombro me acercó a él. Yo me apoyé en su hombro derecho. Su chaqueta olía tanto a él...
- Si piensas que por ser cariñoso te lo voy a decir vas mal, chavalín.
Rió y me miró.
- Si soy cariñoso es porque te quiero.
- ¿Que me quier...qué?
- No te hagas la tonta. Ya lo has oído.
- Pero me gusta cuando lo dices.
Reí y me sonrojé ligeramente. Él me acarició el hoyuelo derecho.
- ¿Y por qué te gusta?
- Porque suena de verdad.
- Es que es de verdad- intentó mirarme serio pero sonrió al ver que yo estaba a punto de ponerme a reír. - No te rías, Sandra- hizo el intento de hacerme cosquillas pero me aparté ligeramente.
- Tregua, sabes que no aguanto las cosquillas- mi sonrisa no se iría en años. Me sentía tan feliz.
- Hacemos un trato...si no te hago cosquillas tú me dices de qué sorpresa estás hablando o me dices el regalo que me has comprado.
- No, no, no, no. De eso nada. Soy una chica hecha a prueba de balas. Puedes hacerme cosquillas, no me rendiré. Pero tengo un mecanismo de defensa infalible...
- ¿Qué mecanismo?
- Los besos.
- ¿Qué pasa con ellos?
- Que si te beso te distraigo y así no puedes preguntarme por el regalo...
- Que lista- susurró con ironía a mi oreja- Pero me encanta la idea.
Me giré y alcancé a mirar sus ojos. Ambos estábamos sonriendo. No dudé ni un segundo. Le cogí suavemente por la nuca y lo atraje hacia mí. Podía sentir su respiración en mi nariz, su olor casi impregnado en mi piel. Busqué sus labios y los encontré. Y en un segundo ya estaba rozándolos.
No había miedo. No había temor. No había preocupaciones. Incluso se nos olvidó que ya eran las nueve y tendríamos que estar en casa. Sólo estábamos Marcos y yo, Marcos y yo. Y el resto...el resto era totalmente secundario.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Doce rima con roce, y el roce de tus labios era mágico.

Es absurdo creer que nuestros caminos podrían ir entrelazados, porque sé que no.
Pero lo cierto es que cuando algo te hace inmensamente feliz no puedes arrepentirte de nada. También es verdad que los recuerdos pueden llegar a pesar. Pero es simple. La vida va pasando. Y aunque tú quieras abrazarle, la realidad te susurra que él ahora está lejos. Te preguntas porqué. Porqué las cosas acaban así, amargas. Y te preguntas porqué no tienes esas historias que lees en tus libros. Esas donde los protagonistas saben que lo peor que pueden hacer es estar juntos, pero rompen toda regla del destino porque cuando se miran son felices.
Lo absurdo de escribir sobre el amor es que casi nunca sabes lo que dices. Sólo lo sientes. Pero, ¿qué os voy a contar? todos hemos querido a alguien alguna vez. Todos tenemos recuerdos. Todos sabemos que hay una miguita de ti que se queda atrás, en el camino, cuando alguien te deja. Todos tenemos un pasado.
Y puedes mirar fotografías, puedes leer sus ' te quiero', puedes leer conversas antiguas, puedes mirar publicaciones antiguas, incluso algún comentario tonto en alguna foto. Pero lo cierto es que será efímero.
Yo, a veces, cierro los ojos para recordar. Y me traslado al pasado, justo en ese momento. Una mirada, una sonrisa. ¿A vosotros nunca os ha ido el corazón a mil por hora cuando alguien os ha dicho que os quería mirandos a los ojos? Puestos a confesar yo me acuerdo exactamente de su cara cuando escuché el primer Te quiero. ¿Sabéis qué? Esa tarde tenía un miedo horrible. Porque hacía mucho tiempo que no tenía una historia así, tan real. Tan auténtica. Tan...¿mágica?
Pero me lancé a la piscina. Así, sin manguitos. Porque yo sabía nadar, y aunque estuviera muy honda, estaba dispuesta a patalear para salir a flote si en cualquier momento me hundía.
Escribir sobre esto, en realidad, me hace bien, pero también me hace mal.
Y es por eso que creo que voy a dejar de escribir sobre ese nosotros que ya no está. Porque simplemente ya no existe. O sí, pero no sé verlo con nitidez. 


He borrado demasiadas entradas que hablaban de ti, por miedo a que vieras que cada palabra que dedico, cada maldito sentimiento, todavía habla de ti.
Es lo que tenemos los escritores...que nos dejamos ver demasiado. Siempre somos demasiado evidentes, transparentes. Y eso acojona. Acojona que alguien no sea capaz de decirte te quiero mirándote a los ojos, pero que con cien palabras pueda dejarte con la boca abierta.
Es por eso que creo que debo dejar de escribir sobre ti. Porque tú ya no necesitas que escriba sobre ti. Porque realmente tú enfocas la historia con otro objetivo diferente.

Porque yo tengo muy claro muchas cosas. La primera, es que me habría tragado mil partidos de fútbol a tu lado. La segunda, es que te habría apoyado en todas tus locuras. La tercera, es que te habría escrito mil veces, y habría escrito mil veces más sobre nosotros. Y la cuarta, es que si ahora vinieras y me besaras, creo que sonreiría hasta que se me cayera la sonrisa.
Pero uno debe aprender a dejar atrás las cosas que ya no le pertenecen. Y escribir sobre ti ya no me pertenece a mí. Se lo dejaré a alguien que te quiera como yo te quiero hoy. Se lo dejaré a quien quiera escribir sobre el matiz de tus ojos. Se lo dejaré a alguien que haya probado tus labios y haya pisado el paraíso. Te dejo en manos de alguna que otra chica que le guste escribir sobre ti, como me gusta hoy a mí.
Suena a despedida...pero supongo que algún día se me colará algún pensamiento sobre ti. En alguna frase, en alguna canción, en alguna película. En algún diálogo tal vez. Lo cierto es que quizá, un día, escribiendo sobre la vida, puede que se me escape algún halago a tu sonrisa.
Y antes de despedirme de esto, antes de dejar de escribir sobre mi Octubre preferido, déjame decirte que eres la Octava maravilla del mundo. Y créeme, los escritores exageramos mucho todo, pero...esto, esto es tan verdad como que hoy es 29 de noviembre, y como que me llamo Noelia Pérez Valerio. Que si ahora mismo tuviera que elegir con quien pasar la última noche del mundo, te seguiría escogiendo a ti. Es por eso que lo mejor será que deje de escribirte. No es justo que mis palabras susurren tu nombre. Y como odio las despedidas, no acabaré con un te quiero, acabaré con una sonrisa.










12, me despido de ti.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Sé que su orgullo no los separará.


- Yo si fuera tú aprovecharía. 
- Es que me saca de quicio, te lo juro.
Río y la miro. Sonríe sin querer, y dos milésimas de segundo después intenta poner cara de enfadada. En realidad, sólo está molesta, lo sé, porque la conozco.
- Te saca de quicio pero te encanta.
Otra vez esa sonrisa tonta. Suspiro.
- ¿Sabes lo que pienso?- insisto- Que lo que os ha pasado es precioso, te lo juro. Y ya sé que me dirás que soy una romántica perdida, que me paso el día leyendo historias de amor irreales, que tengo una imaginación enorme, y que me aferro a cualquier señal del destino. Es cierto, soy todo eso...pero es que tú no has visto las chispas que saltan entre vosotros cuando te mira y sonreís como idiotas. Porque tú finges que estás enfadada y él te sigue para sacarte una sonrisa. Yo sé lo que es eso, yo también he sentido cosas por algunas personas, yo también me he hecho la enfadada con alguien con quien jamás podría enfadarme por tonterías. Sé lo que es sentir ese escalofrío cuando tira de tu brazo y te suplica que le escuches. Sé lo que es que alguien te mire como él te mira. Es por eso que te digo que no lo dejes ir.
- Pero...¿y si sale mal? Somos iguales, somos orgullosos y nos cuesta dar la razón. Somos cabezotas y si él se enfada yo triplico el enfado, y si él me dice una tontería yo la digo más grande. Es como una competición para ver quién es más tonto.
- Sé que sois almas gemelas. Que odiáis los mismos valores, que admiráis las mismas cosas. Sé que ahora sólo escuchas ese grupo de rap porque simplemente te recuerda a él, porque sus palabras te llevan a él. Vamos, sé lo que es eso. ¿No lo notas? Ha venido a buscarte, y él dice que nunca ha conocido a nadie como tú. Es la primera vez que alguien le quiere por lo que es, no sabe qué hacer, no sabe qué decir, y se bloquea. No es excusa pero...se merece tropezar para levantarse. Además, te trata como una princesita moderna.
- ¿Princesita moderna?- ríe.
Sonrío ampliamente.
- Sí, sabe que no sólo estás por él por lo que se ve por fuera. Sabe que estás con él porque tú sí oyes esos latidos del corazón. Sus latidos, sí, cursimente cursi. Pero es la realidad. Te encanta que se preocupe más por los demás que por él. Adoras que ponga voz de niño cuando quiera excusarse, y adoras su manera de decir que sí, de decir que no, de decir no sé. Te acuestas con una sonrisa cuando acabas de hablar con él.
Vamos, tía. No lo dejes escapar por una tontería. No pienses en quién querrá más a quién mañana, ni si la cosa saldrá bien. Te hace feliz, ¿no? Pues abrázale, bésale, ríete con él...y no le dejes ir. Porque en realidad lo único que importa es que te haga feliz y le hagas feliz. Lo demás es secundario. Y tú deberías saberlo mejor que nadie.

Ríe y mira al frente. Y ahí está él con su sonrisa. Les miro, y pienso en lo tontos y orgullosos que son. Pero me río por dentro, porque sé que se quieren con locura. Y aunque a veces no entienda sus actitudes, sé que si se enfadan y uno sonríe, el otro se olvida hasta del día en el que vive. 

jueves, 27 de diciembre de 2012

Recuerdos que se enlazan en las cuerdas de mi guitarra.



Suena Tiziano Ferro. Intento analizar cada una de las palabras que forman esa canción. Esa canción. Cierro los ojos. Pompeu Fabra. Un banco. Tú, yo, pegados. A -1 centímetro, como decíamos. Ese día llevaba la chaqueta marrón, decías que me quedaba bien. Yo me reía. Antes le daba muchas vueltas a las cosas. Cuando estaba contigo me preocupaba demasiado por todo...ahora pienso en que si te tuviera no tendría ni la mitad de preocupaciones que tenía antes. Ahora sólo te besaría y no te daría tiempo ni a respirar. Como es la vida...¿eh? que aprendemos a ver mejor las cosas cuando ya no las tenemos delante. Créeme, te habría dado todos los besos que jugué a no darte un día . Créeme si te digo que no te estoy mintiendo. Es más, el otro día soñé que me besabas. Era tan real...
Era tan tan tan tan real. Que podía sentir tu respiración. Y tu olor.
La canción acaba de acabar. Pero sigo recordando la letra. ¿Tú todavía me piensas?
Yo pienso que dejé de hacerte falta. Yo pienso que no me piensas.
Yo pienso que me harías muy feliz si me quisieras.
Yo pienso que tengo que dejar de pensar.
Tocaré alguna canción, me apetece darle rienda suelta a mi imaginación. Cerrar los ojos, sentir la música...es sólo música, pero es libertad. ¿Quieres que te toque alguna canción ? Lo cierto es que aún no sé tocar ninguna. Pero me he inventado tantas...tantas.
Puedes sentarte a mi lado. ¿Te enseño algunas notas? Se me da un poco mal.
Pero no me mires así.
Haces que se me estremezca el corazón.
Va, sé que en realidad te mueres por escucharme.
Tregua, tregua. No más cosquillas, por favor, que me duele la sonrisa de tanto usarla cuando estás tú.
Quédate un ratito más.

martes, 25 de diciembre de 2012

Te conozco princesa, y quieres huir.


Tenía la sonrisa más bonita del mundo. Sus ojos brillaban cuando pronunciaba su nombre. Decía sus 'te quiero' mirándote a los ojos. Te mordía el labio inferior al besarte porque sabía que te encantaba. Él era algo más que un ligue, era la ilusión de tus mañanas. Ibas al colegio porque sabías que podrías olerle, tocarle, besarle. Ibas, estudiabas y tenías esperanzas y proyectos de futuro porque él estaba a tu lado. Era todo un caballero, aunque muy torpe en eso de expresarse. Pero podía decirte con los ojos lo que tú con mil palabras no eras capaz de darle. Siempre tuvo una explicación razonable para todo.  Y a veces te acojonaba tanta lógica matemática. Querías ser su ecuación preferida. Esa que no pudiera resolver,esa que le desmontara los planes, esa de la que no supiera nunca la solución con certeza. Una de esas ecuaciones de un examen final, de esas complicadísimas, de esas que piensas que no te dará tiempo a acabar. Querías ser sus pensamientos, sus esperanzas también. Eras feliz cuando le veías porque sabías que él también era feliz al verte. Huías de todo el mundo menos de él. Y te encantaba que te abrazara, o que te pidiera permiso para hacer cosas tontas. No cantaba como los ángeles, pero habrías dado medio pulmón por escucharle cantar vuestra canción otra vez. Porque no puedes sacarte de la cabeza el movimiento de sus labios pronunciando cada una de esas letras que se acumulaban en tu cabeza y en tu corazón. Él era el príncipe vestido de sapo, no por feo, sino por humilde. Era el chico que no te hubiera importado que te pidiera la mano en cualquier góndola de Venecia. Él era tus sueños. Y cada noche te acostabas con una sonrisa enorme sabiendo que él desde su cama te deseaba las buenas noches. Era tu marca de heroína, tu saldo en el móvil, tu vida en la muerte, tu tinta en tu boli, la melodía de tu voz. Él era como aire. Pero en cambio podías verle. Y te encantaba la cara que ponía cuando se estremecía al besarle el cuello. Y aún te ríes en silencio si lo recuerdas. Porque no ha pasado un día en el que no hayas deseado que regrese. Porque sé cuál es tu truco. Juegas a que todo está en orden, y te pones a cubierta, para que la lluvia no te moje. Pero te encanta ver como llueve. A mí no me engañas, no. Sé que aún miras sus fotos, y le deseas las buenas noches. Que te desahogas en Twitter porque sabes que él no va a leerlo, porque aún escribes en tu blog sobre cosas absurdas, sobre su mirada, sobre lo vuestro. Porque cuando suena esa canción en tu móvil sigues cerrando los ojos y sigues imaginándote a su lado mientras abrazado a ti te la vuelve a cantar. Te tengo calada, tú haces que todo está bien, pero el único deseo que has tenido para navidades es que el destino te lo traiga de regreso a ti. Aún sonríes cuando él sonríe y aún crees en la magia de vuestro destino, de vuestra casualidad. A mí no me engañas, aún sigues tragándote esas pelis de miedo sólo porque está él, y sigues queriendo ir al colegio porque aunque sea efímeramente lo vas a ver. No me engañes, aún guardas ese collar...y aún guardas las fotos en tu ordenador. Y aún te aguantas las ganas de hablarle para no parecer una pesada. Porque ni si quiera sabes si él te echa de menos o sólo eres pasado.
Y creo que es eso lo que escondes en tus ojos cada día, esa duda que te oprime, esas ganas de...de desaparecer. Quieres huir, princesa, deseas huir...porque si sigues riéndote a su lado, porque si sigue mirándote como te mira....vas a perder la cabeza. 

lunes, 24 de diciembre de 2012

Aunque no vayas a leer esta carta.

Lo cierto es que he llegado a pensar muchas veces en esto. La gente suele creer que todos tenemos un límite. Yo no creo que el límite esté en el cielo...soy de las que piensan que el límite lo pones tú.
Te he echado de menos desde que partiste, pequeño. Barcelona se está haciendo fría. Y ya nada es igual sin ti. Una vez me contaste que si quieres mucho a alguien y no te ha dado tiempo a despedirte de él, lo único que debes hacer es escribir una carta y enterrarla en algún sitio. Por eso estoy escribiendo estas líneas, para decirte todo aquello que no me dio tiempo a decirte.
Que me hubiese encantado que me cogieras en brazos y me llevaras hasta tu sofá. Que me habría encantado arrancarte las dudas a besos. Que me quedé con las ganas de hacerme una foto contigo, besándonos, en cualquier lugar. Que se me quedó un mal sabor de boca cuando vi cómo te alejabas lentamente de mí. Que no me dio tiempo a contarte mi secreto, ni a cantarte canciones de amor al oído.
Que no he vuelto a pisar una playa por la tarde sin acordarme de ti. Que ya no necesito de aire, sólo de tus besos.
Pero la verdad es que jamás vas a leer esto.
Pero la verdad es que un te quiero ya no me parece suficiente.
Pero la verdad es que ya no quiero despertarme un día más y girarme sabiendo que no voy a encontrarte al otro lado de mi cama.
Mi ropa sigue oliendo a ti.

No me olvides, pequeño. Que Barcelona sigue siendo nuestro punto de encuentro, nuestro pequeño recuerdo. No lo olvides, pequeño...que cuando nos besábamos paraban el mundo, las estaciones, los pasos, las pulsaciones, le daban al pause en las canciones. Recuérdalo pequeño, que nosotros éramos el mundo cuando nos cogíamos la mano, recuérdalo, pequeño...que mis Buenas noches precioso nunca sonarán igual dichos de otras bocas. Recuérdame, pequeño. Porque yo no me olvido de ti.

viernes, 21 de diciembre de 2012

El fin del mundo contigo no suena a fin.


Hoy se supone que el mundo se acaba...y ¿te confieso algo? Me da exactamente igual que venga un tsunami o que arrase con todo un huracán...sólo me importa que me pille abrazándote.
Puede sonar egoísta, pero sería el mejor fin del mundo de la historia. El nuestro.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Oc(tu)bre para mí sigue siendo la clave.

Puede que algún día eches de menos esas pequeñas cosas. Acompañar a alguien un trocito de calle al medio día, y que no te deje escapar, inventándose cualquier cosa para retenerte un minuto más. Quizá un día eches de menos que si algo te va mal, alguien esté abrazándote y ese alguien sea yo. Quizá eches de menos mis Te quiero dichos en cinco idiomas. Quizá un día eches de menos las conversaciones por Whatsapp, o que esté en ese parque viéndote jugar a fútbol. Quizá un día eches de menos mis buenas noches, o estés en clase y desees decirme cualquier gilipollez y que yo sonría.
A lo mejor eches de menos mis 'ño', porque siempre te reías de la voz que ponía. Ya no podrás cogerme la mano derecha ni proponerme que vayamos a los chinos, a hacer esas locuras que querías hacer.
Quizá un día eches de menos decir que tienes novia, y que detrás de ese novia esté mi nombre. Quizá un día eches de menos mis locuras, mi cara de incrédula. Quizá eches de menos mis palabras, mis sueños. Nuestros proyectos.
A lo mejor un día estás en tu casa y te acuerdas de cuando yo estaba sentada en esa silla escribiéndote esas palabras. Palabras que quizá ya tiraste a la basura. Quizá te quites un día el pendiente de coco que te regalé porque te hace daño y recuerdes cuando te lo puse yo. A lo mejor un día estás mirando el mar y te acuerdas de mí. A lo mejor un día echas de menos que alguien escriba tu nombre completo y te dedique palabras de amor.
A lo mejor un día te acuerdas de nuestro primer beso, o de nuestra fecha. A lo mejor un día recuerdas el sonido de mi irritable risa o recuerdas mis besos en el cuello. A lo mejor un día echas de menos que alguien te lleve a la locura. Quizá echas de menos esos días en los que me preguntabas si era feliz.


O quizá ya no me eches de menos, o quizá ya no vuelvas a hacerlo más.
Quién sabe, a lo mejor ya te has olvidado de lo nuestro.
A lo mejor ya has olvidado que Octubre es la clave...a lo mejor olvidaste que un viernes 12 cualquiera, dos adolescentes se besaron. Quizá olvidaste el miedo, la locura, las promesas, a lo mejor olvidaste esa canción, la diferencia entre tú y yo. A lo mejor lo olvidaste todo y ya nunca más vuelvas a necesitarme. 











Escribo sobre ti aquí porque sé que no recordarás la dirección, y porque sé que no lo leerás...Pero hoy te echo de menos.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Si ella te mira.

Se te parten los esquemas si ella te mira. Piel fina, sonrisa en el alma.
Vuelves a caer porque en realidad crees saberlo todo...pero ya no sabes nada.

martes, 18 de diciembre de 2012

Pumpumpum.

Porque intento desentenderme de mi corazón pero él siempre me persigue. Quiero que el cielo baje y cambie de color, pero aquí tú decides. No entiendo nada, nada, sólo sé que tus pupilas están atravesando el iris de mis ojos a toda velocidad, y estás cayendo precipitadamente a mi lado. Porque el tiempo se ha detenido, y las agujas no avanzan en el reloj. Porque no hay nadie a nuestro alrededor. Sí, ahora, aquí, tú, yo. ¿A caso piensas en esa paloma que está a un metro? ¿ A caso estás mirando a la chica guapa de la falda roja? No. No estás prestando atención. Sólo mis ojos. Mis ojos.Y siento ganas de aterrizar, o de volar, pero escapar. Porque quiero meterme en un laberinto, porque quiero huir. Porque tu mirada me está atrapando. Mierda, no, lo estás volviendo a hacer. ¿Estoy volviéndome loca o eso ha sido una sonrisa? Me tiemblan las manos y mi pulso cada vez es más malo. Me va a dar una parada cardíaca. Quiero arrancarme la piel porque me arden las mejillas. Me estás mirando, estoy sonriendo. Estamos sincronizados. Un, dos. Un, dos. ¿Estás sintiendo eso en el pecho? Se llama corazón. Y ahora late desenfrenadamente. Pum,pum,pum. Te siento demasiado cerca. Pum, pum, pum. Me arde el alma si me rozas así las mejillas. Pum, pum, pum. Me muerdo los labios para que no se me escape un Te quiero.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Sigue siendo él.

La manera en la que gesticula, o la forma en la que sonríe. Como aplaude, como te mira.
Su voz, su risa, aunque ría en broma. Su espontaneidad, sus ganas de siempre estar sonriendo. Su mirada melancólica, sus pocas palabras que dicen mucho. Sus ojos en blanco, la manera en la que suspira o tose. La manera que tiene de mirar al mundo, su forma de caminar como si no importara nada.
Su nombre. Las fotos que miro cuando le echo de menos. Sus jeje que siempre he detestado pero por los que ahora mataría con tal de que aparecieran dirigidos a mí. Las despedidas que se hacían eternas si yo jugaba a entretenerle sólo para besarle una vez más. La manera en la que se toca el pelo nervioso, o retuerce las manos. Su voz, sí, otra vez, porque es música. Su preocupación por las personas que le importan. La forma en la que frunce el ceño cuando no entiende algo, sus bromas. La seriedad con la que se toma a veces la vida, lo despistado que es cuando de sentimientos se trata.
Es él.
Y creo que será difícil dejar a un lado el remolino que siento cuando su mirada encuentra la mía.
Y creo que será difícil ir por un camino alejado al suyo.
Y creo que....tendría que dejar de pensar en la tonalidad del color de sus ojos, o en su barbita de dos días, que no es tanta, pero pincha. Y creo que tendría que dejar de recordar mucho, porque cuando él me mira sé que no siente lo mismo, no. 


Pero sigue siendo él. 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Ese alguien hecho a mi medida, o algo así.

Alguien que soporte mi bipolaridad. Que no entienda mi locura pero me abrace aunque no comprenda porqué soy así. Alguien que quiera verme despertar a su lado todas las mañanas. Alguien a quien le guste mi voz. Quien guarde fotos chorras para verlas y sonreír cuando necesite no estar triste. Alguien que me eche de menos a los cinco minutos de dejarme en casa. Alguien que me envíe un Whatsapp a cualquier hora del día diciéndome que me echa de menos. Alguien que me muerda al besar. Alguien que adore como me queda el amarillo aunque no me siente bien. Alguien dispuesto a echarme la bronca si hago algo mal, alguien que me abrace cuando esté destrozada. Alguien que me desee las buenas noches, alguien a quien aceptaré con defectos y virtudes. Alguien que sea capaz de demostrarme todo lo que con palabras será incapaz de decirme. Alguien que entienda mi pasión por escribir y por la música. Alguien que necesite su espacio, pero que adore que vaya a animarle si juega a fútbol, baloncesto o tenis. Alguien que soporte a mi hermano, y al que no le importe jugar con el a la wi aunque se ponga pesado. Alguien que adore el olor de mi ropa y al que no le importe gastar su tiempo estando conmigo sentado en cualquier lugar comiéndonos a besos. Alguien que no soporte las falsas promesas, pero que prometa que jamás me prometerá nada. Alguien que se contradiga al hablar, y sea un cabezón. Que me lleve la contraria, que me arranque la duda a besos. Alguien que no tenga claro qué va a ser mañana de su vida, pero que sí sepa que el hoy lo quiere pasar conmigo. No busco a nadie especial, ni a príncipes ni a caballos blancos. Ni si quiera busco un castillo. Sólo a un chico normal, con apariencia normal, pero con una enorme sonrisa, que sepa hacerme reír hasta que me duelan las mejillas. Alguien que se ría del hoyuelo de mi cara y del sonido de mi risa. Que me mate a cosquillas y me convenza a besos. Alguien por quien sacrificar mis noches, mis días, mi tiempo. Alguien a quien pueda darle la confianza, la seguridad...alguien que me dé estabilidad. Sólo busco a ese alguien que me he cansado de buscar, el que ahora sólo espero que me encuentre cualquier día, a cualquier hora en cualquier lugar. Ese alguien. 





















Y si alargo el brazo logro alcanzarte.
No necesito aire.
No necesito que canten.
No puedo besarte.
Y eso me arde. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Hueles a vida.

Hueles a lavanda, y te miro y siento que lo eres todo. Sonrisa enorme, llena de ilusión. Me encanta cuando te comes un bocata de nocilla y pareces un niño pequeño. Adoro que me mires travieso cuando me muerdes el cuello. Cómeme a besos, por favor, y si nos sobra tiempo, puedes hacerlo a versos. Porque no ha pasado un segundo en el que no te haya querido desde que entraste por esa puerta en mi vida. Bésame de una puta vez, porque ya no me hace falta oxígeno. Sólo tu risa, para respirar. Apriétame fuerte, guárdame el secreto de tu piel. Seamos niños otra vez. Juguemos a perdernos por las calles, que Barcelona está solita sin nosotros paseando en ella. Me haré trenzas y tú podrás tirar de ellas. Lloraré si me pellizcas. Seamos niños, por favor, olvidémonos de la realidad, del mundo que se esconde ahí fuera, tras la ciudad. Sólo necesito tus ojos para recordar. Sólo necesito tu voz...sólo eso, para amar.
Lo demás, está de más. Lo demás, hoy no me importa. Porque hoy es doce del doce del doce y tú estás abrazándome en mi cama. Porque es diciembre pero sin embargo no siento frío. Porque es invierno y ha empezado a nevar en mi corazón. 

martes, 11 de diciembre de 2012

El chico del coche rojo.

Miradas que impactan, chocan, resbalan. ¿Eres un ángel? Porque parece que tengas alas.
Tus ojos me dan las respuestas de preguntas que mi cabeza aún no se ha planteado. ¿Dónde están los límites para los soñadores? Mi límite está en tu sonrisa, esa que no he visto todavía.
¿Eres una especie de salvación? Porque has llegado cuando me estaba hundiendo.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Y mis alas rotas.

Tengo las alas desgarradas. Quise volar tan alto que caí en picado. Y no me queda tiempo, tampoco hay palabras. No nos queda nada. Dos desconocidos, dos personas con recuerdos en común, no más.
Empecemos por el final, acabemos por el principio.
¿Fue un lapsus? ¿Una utopía? No tendría que haber sucedido. Es eso, ¿verdad?
Sólo eso. Un Octubre lleno de recuerdos  MENTIRAS.Sólo eso.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

T, es nuestra despedida.


La primera y última vez que escribo sobre ti.
Te prometí, hace casi un año, que jamás me marcharía de tu lado. Y no lo cumplí. Lo cierto es que me marché. Con mis locuras, mi bipolaridad, te arranqué de mi vida, como si fueses algo que podía tirar por el retrete y al tirar de la cadena desapareciese completamente. Me porté como una real gilipollas contigo. Y encima tardé demasiados meses en darme cuenta de mi error.
Es cierto, cada noche me acuesto y pesa sobre mí el haberte hecho daño. Tú lloraste cuando acabó nuestra amistad, pero yo también he sufrido. Primero sufrí la acusación de miles de personas, y meses después
 estoy sufriendo el no poder recuperarte. No merezco recuperarte, es cierto, y pienso que tampoco merecía  ni que contestaras mis mensajes. Pero necesitaba que me perdonaras, lo necesitaba. Necesitaba que me perdonaras tú, porque yo nunca voy a ser capaz de perdonarme. ¿Que si me hago la víctima? Para nada. Soy la única culpable, y asumirlo es un gran paso. 
Rompí mi promesa  y el precio que he de pagar es perderte. Eso sí, no he borrado ni una foto, ni una conversa. Seguiré recordando los regalos de mi cumpleaños, las risas en Cantabria, y como me ayudabas con todo lo que podías. Nunca voy a olvidar nada de eso, ni esas tardes de risas que pasamos con Sylvia, nunca. Pero…hoy ya no estás, y ya no vas a formar parte de mi vida.
La parte más egoísta de mí te ruega que vuelvas, pero lo que realmente siento es que tienes que ser feliz sin mí. Yo aprendí la lección. Eres la primera persona a la que daño, por una vez no fui yo la víctima. Y no sabes cómo me gustaría que hubiera sido al revés. Y no sentir que me vas a guardar rencor siempre. Tú también marcaste mi vida, Toni. Tú también. Y aunque todo quede en el pasado, el recuerdo es doloroso pero bonito.
Sé feliz, por favor, y no permitas que nadie, nadie, nadie, nadie te haga lo que un día hice yo. Porque no te lo mereces, no, tú no.


Gracias por cada sonrisa que sacaste, por cada abrazo que me regalaste, gracias por haber sido el hombro en el que apoyarme. Gracias por formar parte de una etapa pasada que nunca olvidaré. Gracias por haber sido lo más parecido a un mejor amigo. Gracias, de corazón. 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Y ahí estamos los dos, tú y yo, comiéndonos a versos.


Cuando se sequen los tejados y la lluvia pare, entonces mírame. Míranos. Mírate ahí, sentado, al otro lado de la vida, observándome en silencio. Contendrás la respiración, me palpitará mil veces más rápido el corazón. El tiempo se detendrá en un instante, y volveremos a ser los niños que fuimos.
Me besarás con la sonrisa, a lo lejos. Pero no nos acercaremos. Sólo seremos eso, dos conocidos con recuerdos en común. Pero en realidad, detrás de cada gota de lluvia, habrá mucho más.
Hay besos que no son borrados ni con mil litros de lluvia caída en la ciudad. 
Esos besos que son mágicos, especiales, únicos. Esos que se dan justo en el momento adecuado, en el sitio adecuado. No sé. Ya sabes, esos besos después de un te quiero, esos te quiero en momentos de fragilidad.  Sonreirás ampliamente, lo sé, lo he visto, lo he sentido en el pecho. Y el mundo atrapará nuestras miradas. Para hacerlas eternamente efímeras, pero eternas al fin y al cabo.
Desgarraré todo lo malo y construiré mil cosas buenas. Sólo dame la oportunidad, que yo pongo la sonrisa. Vamos, sé qué sucederá. Me mirarás, me derretiré y te besaré hasta fundirte los labios. Quiero deshacerte de los malos nudos que pueda ponerte la vida. Podemos dejar de ser el príncipe y la princesa, seremos el sapo y la rana, y cambiaremos el castillo por un lago. Quiero nadar a tu lado. Vamos, sabes que el mundo adora vernos sonreír cuando nos miramos a los ojos. Y sino el mundo, yo sí lo adoro. Porque no quiero pasar un día más de invierno sin la calidez de tus brazos.
Dame una razón para seguir luchando, cariño. Que yo te daré mil para que me quieras a tu lado.

domingo, 2 de diciembre de 2012

¿Nos fugamos?

Vamos a fugarnos, y que le den al mundo hoy si a mí me pilla agarrada a tu cintura. Ven, llama a mi puerta y dime que me olvide de todo, y que sólo piense en lo que siento. Joder, quiero que aparezcas por esa maldita calle y sin preguntarme nada me beses hasta dejarme sin aliento. Que me estoy cansando de echarte tanto de menos. Recorre mi espalda con tus dedos, siente la calidez de mis labios sobre los tuyos. Recuérdame lo preciosa que estoy cuando me enfado, ríete de mis caras. Pero no me sueltes, que creo que no podré sobrevivir si no me llevas hoy volando a cualquier otro lugar. Podemos ir a China, a Hawaii, yo qué sé. Inventa un nombre para los dos, podemos llamarnos Romeo y Julieta. ¿O suena muy tópico? Quizá te guste más el nombre de Rubén, o Javi, o quizá quieres llamarte Edu. No sé, yo me puedo llamar María, o Jessica, o quizá te guste más Anna. Qué más da. El caso es que aparecerás por esa puerta y nos vamos a ir lejos. Donde nadie recuerde nuestro paso, donde nadie espere nada. Podremos comernos a besos en una playa desierta, cenar en un restaurante e irnos antes de pagar la cuenta. Subirnos a un puente y que me tiemble el pulso si veo que te tambaleas y puedes caer en cualquier momento. Que brindemos con cava por nosotros. Joder, quiero chillar que te quiero y que todos se giren por la calle, tú te sonrojes, y ellos rían por nuestra inocencia, de nuestro amor. No sé. Dame una razón para no irnos ahora. No me digas que es triste dejar esta ciudad, y qué más da, podemos volver mañana si te apetece. O ya mejor lo pensamos en verano. Pero este invierno quiero irme a la fuga, contigo. Cógeme de la cintura, puedes llevarme a cualquier parte, pero prefiero que me lleves a ti. Bailemos sin música, en plena carretera, o quizá mejor en la autopista. Vamos a parar el mundo. Sí, ¡que se pare el mundo, pero que nos pille besándonos!
¿Me estoy volviendo loca? ¡Tengo ganas de consumir mi vida contigo! Ahora, justamente en este momento, a dos de diciembre del dos mil doce. Ven, escapémonos. Deja todo el rastro que puedas de tu piel en mi piel. Declarémonos culpables de querernos como locos. Culpables, que bien suena todo si te tengo al lado. Culpables.
Ven, por favor, diciembre no es diciembre si no estás.

Y que estés orgulloso de mí.


No hay en tus labios un '' Muy bien'' o un ''Estoy orgulloso de ti''. No lo hay. Lo espero con ansias cuando te entrego mi media de 7.7. Pero no lo hay. Mamá me mira orgullosa, sé que lo está por su sonrisa, y entre ella y yo no son necesarias las palabras. Pero tú sigues lejano como siempre. Un ''Lo estás haciendo muy bien'' hubiera sido suficiente. Porque, ¿sabes qué? Siempre he querido ser la hija que esperabas. Sé que que yo sea periodista, o profesora de literatura, o ame escribir y cantar no te va a satisfacer. Quizá hubieses preferido que fuese doctora, que se me dieran de coña las matemáticas, o que mi carrera necesitara más de un doce para acceder a la universidad. Sé que nunca has estado orgulloso de mí. A pesar de haber sido la chica de los notables en primaria, de no haber salido todos los viernes de fiesta, de no fumar, de ser un buen ejemplo para todos. Nunca ha sido suficiente para ti. Siempre me has echado en cara algo, siempre me has reprochado algo. ¿Por qué no aceptas que sea así de sensiblona? Recuerdo que te quejabas cuando me veías llorar cuando me regañabas. Tu familia nunca me ha aceptado, tampoco. Sé que tengo muchísimos tíos, pero, ¿cuántos de ellos se acuerdan de mi cumpleaños? Ninguno. Es triste sentirse tan desencajado  a veces. Creo que nunca he formado parte de eso. Sé que has puesto todas tus ilusiones en mi hermano. Sé que a él siempre le premiarás con una sonrisa cuando haga algo bien porque le cuesta más que a mí hacer las cosas como se deben hacer. Pero es que yo siempre he tenido que tirar del carro, ser la fuerte, la madura, ser la que toca con los pies en la tierra. Nunca he tenido la oportunidad de poder equivocarme, porque yo al pintar no me salía de la línea y él sí. Es simplemente porque para mí parecía fácil, pero tú no has visto las horas de estudio y dedicación, no has visto como he llorado frustrada cuando he visto algún ''6'' en mis notas. No lo sabes porque no estás ahí cuando sucede. Porque aunque el resultado sea excelente, la práctica es demasiado dura. Cada vez que he sacado un 9, cada vez que un examen me ha ido realmente bien, sólo he pensado en lo orgulloso que estarías tú, y ella, en lo orgullosos que estaríais de mí.
Pero mi ilusión se desvanece si veo deshonra en tu rostro. No voy a ser esa hija perfecta nunca, debes de saberlo. Soy la chica de los Notables, no de los Excelentes. Siempre ha sido así, y siempre lo será.
Y voy a luchar por oír, algún día, de tus labios, un:
- Noelia, estoy orgulloso de ti. 

Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe

 Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe. Así empezó y acabó nuestra historia. Si sólo me hubiera fiado un poquito má...