sábado, 30 de noviembre de 2013

Las siete leyes.



La inmensidad del universo camuflada en 7 leyes.
La primera es sonreír. Puede sonar a tópico de Carpe Diem, pero joder, la vida es corta, de veras, y cuando va pasando el tiempo te das cuenta de todo aquello que nunca hacemos por miedo, temor o desconfianza y de lo que después nos acabamos arrepintiendo. ¿Triste, no? Lo de arrepentirse de algo que ni si quieras has hecho.
La segunda es amar. A tu familia, que te ha tocado entre un millón, porque no la has podido escoger, y es la que tienes. No son perfectos,al igual que tú el 78,9% de las veces se equivocan. Tienes que ser capaz de perdonarles. Y a tus amigos, esos que te apoyan irrevocable e incondicionalmente y a los que sueles dar la espalda a veces o enfadarte por tonterías que carecen de importancia. Y por último, a él o a ella (y ahora mismo sabes perfectamente de quién hablo). Cuídalo, cuídala. Porque hay cosas en la vida que tienen la capacidad de sanarte hasta las heridas más profundas a base de sonrisas intercaladas. Y quizá esa persona en la que piensas tiene la fórmula de tu felicidad y tú le dejas ir. 
La tercera es esforzarse.Porque todos tenemos sueños y todos queremos alcanzar demasiadas metas. Pero pocos nos tomamos, o se toman, la molestia de cada día pasito a pasito acercarse más a eso con lo que,cada noche, al cerrar los ojos, soñamos.
La cuarta es aprender. De los estudios, o de tus propios errores. De esos pasos mal dados o esa risa cortada, de aquel que jamás te cayó bien, o de aquel profesor que creías odiar pero que con el paso del tiempo te demostró que es el que más te ayudó. Aprender de tus amigos, y de la magia que te rodea. Que se te pegue un poco de razón pero también un poco de sentimiento de la vida.
La quinta es valorar. Valorar que nacimos en un país desarrollado, en el que, dentro de lo que cabe, podemos tener de todo, y no nacimos en la otra punta del mundo donde millones de personas mueren de hambre. Valorar que tuvimos unos estudios y que algunos supimos valorarlo y otros no, saber que hemos tenido mucha suerte los que nacimos entre una familia estructurada, darle gracias a la vida por haber tenido un hombro en el que apoyarte desde que naciste hasta ahora.
La sexta es reflexionar. Y ser capaz de saber cuándo hacemos algo bien o cuándo lo hacemos mal. Ver qué ha pasado durante el día y querer darse cuenta de si cambiaríamos algo en nuestra vida o no.
La séptima y última es soportar. O llámalo sobrevivir, o vivir a secas.

Se trata de ser consciente de lo que eres, lo que tienes y lo que podrías ser o tener en un futuro. Y darte cuenta de que el presente se llama presente precisamente porque es un regalo. Saber que en cualquier momento tu mundo se puede destruir al igual que en algún momento todo podría desaparecer. Incluso tú.Y tú deberás soportarlo.
 Y aun así ser capaz de seguir estas siete leyes. 




jueves, 28 de noviembre de 2013

Al principio me daba miedo. Ya sabes mejor que nadie de qué miedo te hablo. Lo nuestro, era nuevo, y el vértigo del principio me abrumaba. Hasta que me acostumbré al timbre de tu voz, al sabor de tus labios y a tu piel de terciopelo.
No fue difícil quererte, tú lo hacías fácil. Y me ayudabas a ver la vida desde otra perspectiva. Al principio creía que era extraño encontrar entre cientos a un chico que no fuera igual al resto. Que realmente valorara de alguien algo que va más allá de lo que podemos ver con los ojos. Pero esa imposibilidad de convirtió en una certeza. La certeza de que tú también me querías.
Realmente he aprendido muchas cosas de ti, a pesar de que creyeses que no he aprendido nada y que siempre he sido yo la que te ha ayudado en todo. Te equivocas, de ti he aprendido mucho más de lo que crees: Aprendí que estar separados jamás significó estar lejos, y que a veces significaba hasta estar unidos en nuestros problemas. Aprendí que el hecho de que no fuera fácil fortaleció todos nuestros muros. Me has enseñado que sonreír puede resultar fácil y que sonrisas como la tuya, de chico tímido, valen el doble que sonrisas de cualquier otro. Me enseñaste a caminar con los pies en la tierra, a sentarme si la tristeza podía conmigo, y aprendiste a calmarme. Me  enseñaste a abrazar las penas y afrontar los miedos, a hacerme la dura y tragarme las lágrimas si algo dolía, porque siempre decías que había que ser fuertes. De ti he aprendido mucho, mi vida, y ahora lo sé. Aprendí que el miedo puede desaparecer en instantes así como en milésimas de segundo puede volver. Y que querer no es solo un verbo, que también equivale a algunos nombres: cariño, respeto, tranquilidad, dulzura, equilibrio, sinceridad, felicidad y fuego.
Me has dado mucho en tan poco que temo no poder saborear cada segundo que paso a tu lado.
Tú seguirás pensando que no, pero tu voz ha calmado más tempestades que paraguas habrán protegido mi cuerpo de la lluvia en diecisiete, casi dieciocho años de vida. Y tus manos han amortiguado más caídas que alas habrán hecho que levantara el vuelo durante mis horas de sueño. Quizá no lo sepas pero hay alguien que se llama Raúl, al que la palabra felicidad nunca le ha hecho justicia porque él es más que eso.

Yo antes creía en cuentos con finales felices.
Pero desde que entraste en las cuatro paredes de mi habitación, sacaste las trescientas risas que tengo y volcaste patas arriba mi vida sé que las verdaderas historias no son cuentos sino relatos cortos divididos en capítulos que contienen mil secretos que solo pertenecen a los protagonistas. Los capítulos pueden tener final, o no, eso depende de con qué energía estemos dispuestos siempre a coger el bolígrafo que escriba nuestra historia. 

miércoles, 20 de noviembre de 2013


Relámpagos en el corazón, meditación del alma.
Jugábamos como juegan los niños mientras se pierden, con la mirada encantada y la sonrisa embrujada,
rascando cada poro en la piel, castigando cada mala palabra. Nos besábamos como si pudiéramos consumirnos a base de instantes pequeños, congelados en el tiempo, en la atmósfera.
Te quise como a nadie y eso jamás nadie podrá dudarlo. (Ni si quiera tú).
Y aunque te soldé a mi lado, sé que tú eras ese pájaro que siempre voló alto.
La sorpresa para ti, fue cuando lista de mí, o amante de la vida, decidí volar a tu lado.
Entonces abriste los ojos como platos, preguntándote qué se me estaría pasando por la cabeza para arriesgar así mis alas.

-¿Qué?- te dije.
- Nada, nada- contestaste.
- Todo.
Y con la mirada brillante y húmeda me observaste.
- Todo- respondiste.

Y extendimos las alas.
Y llegamos lejos.
Muy lejos.
Y volamos alto.
Muy alto.

jueves, 14 de noviembre de 2013

 

Hoy es un día diferente.
No es el mejor día del mundo. Es más, probablemente para ti sea un mal día. El día a día en el colegio no se hace fácil, para nadie es fácil y alegre tener obligaciones y deber estudiar para superar con creces todos nuestros objetivos.
Pero estas letras quiero que sirvan para que entiendas que eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Y decirte, que para mí, eres un cielo tanto en tu aspecto, como en persona.
Quiero que sepas que me enorgullece hablar de ti, y se me llena la boca de cosas bonitas cuando alguien me pregunta sobre cómo eres o qué haces en mi vida. Y es que a parte de novio sabes ser amigo, psicólogo, a veces hermano protector y tantas otras todo un romántico.
Es por eso que este es el primer regalo de 'ánimo' de hoy
 Quiero que cuando termines de leer esto dejes los libros y apuntes a un lado y te sientes bien. Respires hondo y cierres los ojos y pienses en todo aquello que quieres ser, quieres tener o quieres hacer dentro de algunos años. Hacia dónde vas y cómo quieres llegar.
Después de eso quiero que pienses en los momentos más bonitos que recuerdes haber tenido conmigo. Puede ser un gesto, un detalle, una mirada, algo que te haya marcado profundamente.
Y cuando ese pensamiento acabe, cojas y expulses aire de nuevo y sigas estudiando.
Yo solo quiero ser parte esa motivación que te empuje a seguir hacia adelante.

Tulalio pequeño astronauta.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Irreversible.



A veces he querido detenerme y no he sabido frenar. Como cuando alguien de repente te rompe un esquema o te cambia los planes. Me sentí marioneta del destino, o de la vida, mejor dicho. Quise correr y me agarraban, quise saltar y la gravedad me mantenía en el suelo impidiéndome volar. A veces daba tanto de mí que no me quedaba espacio para refugiarme ni en mis propios momentos de soledad. ¿Realmente fueron conscientes de cada paso que di por ellos? O simplemente...¿O simplemente se alejaban sin ver que yo les daba realmente lo que necesitaban? Algunos se hacían llamar amigos, otros, hermanos. Lo que sí que sé con certeza es que se volvieron completos desconocidos.
Como tirando de un hilo, destapé todo símbolo de verdad. Quité miles de máscaras y lo peor llegó cuando a cada máscara le regalé una lágrima.
Fue sentirme herida. Hurt, y lo digo en inglés porque suena más cortante y directo. 
¿Clavarse una espina y no sangrar? Para mí era faena imposible.
Pensé en qué habría hecho en otra vida para que ahora, de repente, tanta gente se alejara de mí. ''Si se van es porque realmente no son tus amigos'', decía mi abuela. ''Nunca confíes en nadie'', dijo mi madre. ''Al final todos morimos'', pensé yo. ¿Y si no confiaba en nadie iba a pasarme el resto de mi vida pensando que en cualquier momento podrían herirme?
Escogí rechazar ese tipo de vida.
Supongo que por eso la decepción a día de hoy me sigue hiriendo.
Y más cuando creía que los verdaderos ya estaban a mi lado y no podían decepcionarme.
















'''Siempre que te sientas invisible, inservible,
recuerda que en el mundo hay un hueco hecho
para ti, justo a medida. Donde nada ni nadie
encajaría mejor que tú. Eso es lo que hace
que respires, del mismo modo en que hace que
tu corazón puede latir. El hecho de que ninguna
respiración ni ningún latido será jamás igual al tuyo.''

viernes, 8 de noviembre de 2013

Hubo un momento en que lo supe. Ya no íbamos a salir de allí, y entonces le miré.
Creo recordar que no pensaba en nada, mi mente se había paralizado y un blanco profundo, brillante, inundaba mis sentidos. Me miró también y creí ver en él lo mismo. Sabíamos que íbamos a morir y sin embargo...
Sin embargo sonreímos.
Un fin apocalíptico. Una lucha interminable. Se sacudió el sudor de la frente y pude reconocer un par de lágrimas resbalando por sus mejillas. Tembló bajo el cielo infinito.
Acorralados. Después de tanto.
Se acercó lentamente, como diciéndome a cada gesto que había valido la pena.
Entonces recordé el principio de todo, nos vi huyendo a toda velocidad, siempre de la mano, jamás dejándonos atrás. Infinitas batallas con la razón, lágrimas de impotencia, de pérdida.

Ver como todo lo que quieres desaparece a tu alrededor.
Recordaba con tristeza el día en qué vimos morir a nuestras familias. 

<< Yo ya no podré ser jamás el mismo>>, decía.
Y yo tampoco lo había vuelto a ser.

Nos había fortalecido el hecho de tener que defendernos sin la ayuda de nadie más.
Solos.
El mundo entero bajo nuestros pies, y miles de razones para huir.
Pero ya no había una escapatoria. Solo una pared enorme que jamás podríamos atravesar, y miles de personas a las que ya no les quedaba humanidad, atentando contra nosotros.

Suspiró.
<< Es un bonito final si lo piensas>>, conseguí articular. <<Los hemos vencido pero sabríamos que algún día esto iba a llegar. Has sido un buen compañero. ¿Sabes? Ya no simplemente eras el novio o el amigo. Hemos compartido algo más que dos cuerpos, y han sido dos almas valientes capaces de luchar. Hemos sido tú y yo contra el mundo y eso basta>>. 
<< Cumplimos la promesa. Hasta el final>>. Cuando dijo la última frase bajó la voz.
Sabíamos que era una despedida pero no íbamos a decir que nos queríamos como miles de veces habíamos dicho antes, en la otra vida, en la que nos llamábamos por teléfono algunas noches. Esta vez era distinto, las despedidas no servían. Sabíamos que iríamos hacia otro lugar, que trazaríamos otra trayectoria. 

Le pasé el cuchillo que tenía guardado en la bota y me miró cómplice. Movió sus labios sin articular palabra, diciéndome. << Primero lo hago yo, no mires>>.
Cerré los ojos y escuché un grito de dolor. Cuando cogí el otro cuchillo le miré a los ojos. 

<< Te quiero>>.
Y sin pensarlo lo hice. Lo último que sentí fue un dolor inmenso en el pecho y el peso de mi cuerpo perdiendo toda capacidad de moverse. Caí redonda y perdí el conocimiento. Oía sus quejidos hasta que me adentré en un profundo sueño.
Después ya no sentí más miedo.
El mundo, por primera vez, había frenado, y yo, con él. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013







Todo lo que hagas en la vida será insignificante pero

 es muy importante que lo hagas, porque nadie más lo

hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una

parte de ti dice: No estás mínimamente preparado

para esto. Pero la otra parte dice: Hazla tuya para

siempre.



-Remember me-

Continuar con aquello que me hiciera feliz.



Una vez volé alto y me cortaron las alas.
Al principio creí que eso era señal de que no debía volar más. Pero ahora sé por qué lo hicieron, y sobretodo, para qué me sirvió. El hecho de que cortaran mis alas me hizo creer que jamás podría volver a alzar el vuelo. Muchos me dijeron que no lo volviera a intentar, pero otros insistieron en que mi verdadero coraje, mi verdadera ilusión, residía en el vuelo. Así que intenté, intenté e intenté, aun sin alas. Hasta que un día alcé el vuelo y conseguí volar. Fue ahí cuando entonces descubrí que aunque todo se volviera en mi contra lo que yo debía hacer pasara lo que pasara era continuar con aquello que me hacía feliz.
No sé si esto es una metáfora o no sobre la vida, pero lo que sí es cierto es que es una metáfora sobre mí. 






















A veces me perdía con la excusa de querer encontrarme.









martes, 5 de noviembre de 2013

Hoy es para ti.





Mentiría si te dijera que todo siempre será de color rosa. Que siempre irá bien cualquier cosa que nos podamos plantear. No es cierto, la vida es un completo laberinto en el que a veces ves el camino y a veces no encuentras salida. Pero también te digo que todo es más fácil de lo que lo pintan, y tenemos a nuestro alcance miles de oportunidades. Cuando te conocí no tenía ni idea de lo que ibas a significar para mí, y mira ahora, somos uno. A penas llevamos más de siete meses luchando juntos y ya parece que seas mi novio desde siempre. Pero no temo esta sensación, no la temo. Porque te llamo 'amor' y sé a lo que me refiero.
Es por eso que hoy quiero dedicarte todas y cada una de estas palabras, a ti, sí, a ti. Porque sé que hoy no ha sido uno de los mejores días, pero quiero decirte que tampoco será el peor. ¿Sabes qué es lo único que sé con certeza? Que sea el día que sea, habrá sido mágico, porque estarás conmigo ¿Recuerdas? mágica. Tuya, solo tuya. Y voy a apoyar cada paso, a frenarte cuando vayas con prisas, a relajarte cuando estés inquieto, a tranquilizarte cuando estés nervioso. Siempre contigo. A cada paso. Porque si yo soy una gran chica significa que tú eres un gran hombre. Y estamos  hechos para estar juntos, ¿sabes? Y no pienso dejarte solo. Lo de hoy, solo ha sido un bache en tu camino y estoy segura que podrás coger las fuerzas necesarias para continuar. Estas palabras jamás van a ser borradas, serán tuyas cada vez que las necesites.


No lo olvides,
no me olvides.
Te quiero.


domingo, 3 de noviembre de 2013

Hoy he encontrado un fragmento de una canción que hace años me volvía loca.











¿Qué ocurre cuando una persona te cuenta que ha soñado contigo, el mismo día que tu has soñado con él?Quizás no deba considerarse un sueño. Porque ha existido más allá de nuestros límites de la cabeza, ha casi rozado la realidad, dibujándose un poco antes de que abriéramos los ojos. No sé, a veces no me atrevo a decirle a alguien que he soñado con él, pero quizás se esté callando lo mismo, y haya sido el travieso comité de los sueños siameses, en que en el momento de perder la noción de la razón y a través de un estudio molecular de nuestros deseos ha sintonizado, a la vez, un mismo sueño para dos personas que tímidamente sueñan lo que no se atreven a confesar.

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...