martes, 27 de agosto de 2013

''La mejor defensa puede ser un buen ataque''.



Y en cuanto a tus horas, prefiero que pasen lentas, para saborearlas bien.
Llámame loca pero ahora que sé que la mejor defensa puede ser un buen ataque ya sé defenderme.
Me defiendo de las garras de tus ojos que se acercan a toda velocidad hacia mí. Como un rayo de luz, me rozas. Persuasivo, incansable. Y no te cansas de rodar en mí. Comos si hubieras nacido para ello.
Como si yo hubiera nacido para ti. Como si nuestras piezas estuvieran automáticamente programadas para encontrarse y no perderse más. Como si de repente, algo o alguien, hubiera decidido que éste, aquí y ahora, es nuestro lugar. 

lunes, 26 de agosto de 2013

Cinco meses pero miles de recuerdos.

Hoy es 26, y como cada 26, hoy es un día especial. 
Hoy no traigo un texto, hoy pienso que la imagen podrá esta vez hacer justicia a las palabras.
Aquí tenéis la entrada de hoy, algo diferente a lo que veis por aquí:



sábado, 24 de agosto de 2013

Roturas de certeza.



Giras constantemente en mi cabeza. Y mira que me he jurado veces eso de alejarme de cualquier incertidumbre donde no quepa certeza. Pero es que no entiendo de razones cuando pasas cerca. Y me pierdo en los lunares, que parecen mapas estelares; y que tu espalda llevan. 
Como si fueras magia y te pudiera dar mi vida entera, así eres. Como trascendental pero tan real
como verdadera.
Reapareces, y cuántos quisieran tenerte tan cerca como yo te tengo,
si es que después desapareces.
solo para después, ponerte más cerca. 





viernes, 23 de agosto de 2013

Perdóname por quererte, pero es que últimamente se ha vuelto inevitable.



No quiero entender de medias verdades ni absurdeces que se dicen los enamorados cuando creen estarlo. Porque yo no es que lo crea, es que lo sé porque lo he visto en mis ojos cuando se reflejan en los tuyos.
Una vez me dijeron que un día sabría quién sería el verdadero porque todo parecería fácil aunque fuese difícil. Ahora sé que las cosas se han ido colocando poco a poco en su sitio. Que todo lo que creía ser blanco desde un principio después fue negro. ¿Y sabes? El negro es mi color favorito. 
No necesito de banderas que marquen dónde estoy o dónde quiero estar, mi única bandera es saber que irás conmigo allá donde vaya. Porque me niego absolutamente a dejarte ir, porque ya sé lo que es irme a dormir sin tus buenas noches. Ahora quiero que los 365 días de mi año estén perfumados con tu colonia. Que nos soportemos en los peores días, que me aguantes en mi sensibilidad, y yo aguante cuando pierdas los nervios. Que arreglemos discusiones a besos y mordiscos, y juegues a avanzar, retroceder o aislar las horas de mi reloj. No quiero más sonrisas gastadas, porque si se acaban borrando, quiero que sea porque los labios se nos han desgastado de tanto besarnos. Y es que, de veras, podría llamarte astronauta. Porque juegas a llevarme tan lejos, que la luna parece estar más cerca a cada día que pasa.
Y es que, qué saben ellos de besarse con los ojos cerrados y sentirte como si los tuvieras abiertos; ver esa claridad absoluta que guardas en cada pestañeo. Llamarte amor y pensar en que me quedo corta, llamarte vida y pensar que mereces un nombre mejor que ese. Y es que me has dejado escasa de razones, sobrada de locura, y con la dosis justa de cariño. Y es que ahora entiendo por qué odiaba yo el amor, pequeño. Porque no te había conocido. Y si sí te conocía, es que aún no te había visto. 

miércoles, 21 de agosto de 2013


Porque he visto despertar al sol muchas mañanas y juro que tus ojos perezosos abriéndose al ritmo de la claridad que va entrando por la ventana no tienen nada que envidiarle. 

sábado, 17 de agosto de 2013





Y mira que se me daba bien contar,
pero en cuanto a tus lunares, perdí la cuenta.
Quizá es que te empezaba a amar ,y sin querer quererlo, no quería darme cuenta.

viernes, 16 de agosto de 2013

''Tenemos el récord del mundo en querernos''.

Sin quererlo de repente quieres. Y sin buscarlo encuentras. Detienes las horas, como quien aguanta la aguja del reloj con un dedo e impide que pueda avanzar. Como quien es niño y no está pendiente de lo que dice el reloj central de la ciudad. Vivir sin miedo y sin alarmas que nos avisen de cuando venir, saltar, reír, marchar.
Vivir al límite y aún así no llamarte loco, solo sensato.
Y quien dice sensato, dice vivo.
Saltarse las normas como quien decide dejar de esperar a que la vida le sorprenda y sorprender a la vida.
Tomar la risa como mecanismo de defensa.Y soltar carcajadas como quien suelta el aire que respira.
Vivir como sinónimo de vida.
Y todo eso escondido en unos ojos que me miran. 

martes, 13 de agosto de 2013

Martes trece.



Martes trece. No hace falta jurarlo. Me repito a mí misma que soy
una chica grande, y que las chicas grandes no lloran.
Pero quizá esa frase solo sea una canción y esta noche solo pueda
beberme las penas. Impotencia.
¿No hay en el mundo un lugar hecho a mi medida?
Porque hoy siento que no doy la talla. Que todo me queda grande.
Que cuando al fin rozo la felicidad con las yemas de mis dedos,
la vida me arrebata de una forma u otra mi sonrisa.
Me encantaría que las cosas por primera vez salieran bien y pudiera sonreír feliz y exclamar: 'Joder, por fin me toca a mí'.
Pero es cierto, cuando las cosas empiezan a ir bien, cuando piensas que tus planes están bien formados al milímetro, llega algo, alguien, yo qué sé, esa hija de puta llamada vida, y te los cambia.
O tal vez seamos los humanos y esa estúpida manía de querer que todo salga bien, que todo sea perfecto. En el sitio adecuado a la hora adecuada...sin darnos cuenta de que en la improvisación está la belleza del momento...y que en la esperanza se encuentra cualquier
instante perfecto.
Pero no hagáis caso a este intento de escritora nocturna,
quizá es la melancolía la que habla esta noche, y no soy yo.















Esta canción es casi perfecta.


lunes, 12 de agosto de 2013






Y mirarte el culo mientras tú te vistes.
Pelo de seda que cae sobre tus hombros y se balancea. Entonces me miras. Y joder, parece que alguien haya pagado el marrón de tus ojos expresamente, parece hecho a medida. Sonríes. Torcida, como siempre. Sincera, como cada vez que dices que me quieres.
Como cada vez que sospechas, o tiras hacia atrás la cabeza para reír. Y es que ya sabes que yo soy de esos
que se quedan con los detalles y los hace eternos.  Como el sonido transparente de tu risa que se cuela
por las rendijas de mí. Y esa forma de caminar que hace de mi pasillo un lugar agradable qué. Si cada curva te grita para que te mates en ella. Y sin dudas moriría en cada curva de tu cuerpo.
Soplas, al aire, como contándole un secreto. Y es un segundo perfecto en el que el balanceo de tus hombros gira directamente para mirarme. Y clavas tus pupilas en mis ojos. Arañándolos con fuerzas, dejando rastro.

Y es que a ver quién es el listo que no se enamora de tu forma de ver la vida, de tu forma de mover las piernas cuando avanzas, retrocedes o das mil vueltas.
 Si es que pagaría por que te quedaras para siempre en estas cuatro paredes. Y nos alimentaríamos a besos
y mordiscos, a susurros, a base de que se nos pusiera la piel de pollo, a base de sueños. Cerraríamos los ojos y de Italia saltaríamos directamente a Estados Unidos, y quizá nos quedaríamos en algún ático de Nueva York para ver las estrellas por las noches. Quién sabe.

Quizá nos quedáramos atrapados entre sábanas. Y ellas guardarían nuestros secretos. Esos secretos que tienen los enamorados, esos que nadie más sabe.
Y como por inercia, sonríes de nuevo.
Y no caben dudas, cada vez es más segura la forma en que te quiero. 

Por eso te susurro algo parecido a que quiero que te quedes para siempre, y tú, tan niña, tan dulce, pero a la vez, tan intrépida, tan salvaje, tan perdida, te abalanzas sobre mí a besarme. Y te llevas contigo la parte más importante de mí. Que es todo aquello que he sido, o ansiaba ser, desde que nací. 

sábado, 10 de agosto de 2013

Melanco(lía).

Escribo porque las noches son las aliadas de los más bohemios. 
Quizá por felicidad, esperanza o ilusión. Tal vez sea por amor, pero hace meses que no lloro escribiendo algo. Hace meses que no me acuesto en la cama llorando. Hace meses que ya no soy triste. 
Es cierto, le temo a tu pasado, y al mío. Como bien dice Tiziano Ferro en nuestra
canción. Y eso es inevitable. Porque el pasado siempre va a estar ahí. Pero ya no sufro ni me aterra el saber de la existencia de una época en la que los focos no nos enfocaban a nosotros. 
Ahora nuestro presente domina sobre las otras cosas; y estamos aprendiendo a moldear nuestro futuro. Dime,¿no es perfecto saber que cuando abras los ojos un día encontrarás al otro lado de la cama a la persona con la que quieres compartir tus días?...
Yo creo que sí. 






jueves, 8 de agosto de 2013

Hay besos que dicen mucho más que palabras. De esos en los que no es necesaria ninguna aclaración, se sobreentiende. Me habría encantado explicarte qué era exactamente lo que paseaba por mi mente. Y decirte a qué se debían mis lágrimas. Pero tal vez te habría parecido tonto escuchar de mi boca que era la primera vez en años que volvía a ser feliz. Y que la principal razón era porque estabas ahí. 
Tal vez habrías juzgado mis sueños y me habrías llamado cabecita loca...pero lo cierto es que en ese preciso momento supe qué era lo que quería de mí, qué era lo que esperaba de mi vida. Te esperaba a ti.
Y a esa voz melancólica que te acompaña. A tus dulces manías, a tus éxitos. Y también a tus fracasos.
Te esperaba, al cien por cien, siendo tú. Con esa seriedad que se impone a cualquier distancia. Y esas sonrisas que solo los más valientes podrán atreverse a sacarte. Y me hice llamar valiente porque cuando te vi, de lejos, y me miraste, juro que justo en ese momento, te vi reír. 

miércoles, 7 de agosto de 2013

sábado, 3 de agosto de 2013

Tejados.

Y sin embargo el tejado parece más largo que nunca.
Se hace inmenso y yo me hago pequeña en él. La lluvia no molesta, al contrario, alivia estos treinta y cinco grados. Mi mente adormecida combate con la oscuridad de la noche. Piso el tejado como quien pisa un cristal, con el sumo cuidado de no arañarme los pasos.
Sonrío como si fuera una costumbre barata, pero con un amor profundo a las tradiciones. El poco aire que balancea la lluvia pasa por mi cara, rozándola con una delicadeza propia de cualquier sutileza. Son hábiles los pájaros que se dan a la fuga.
Yo en cambio, solo regalo líneas a un folio de alguna libreta vieja que he encontrado.
Aquí todavía huele a ti. Y joder, qué bien sienta este verano tu aroma.
Más frío que nunca. Más gélido que de costumbre. Pero se siente más cálido.
Imperceptible.
Así son los recuerdos que acechan.
Y mientras tanto, yo, me caigo. Como se caen las hojas en otoño. Y no importa, porque la caída ya no puede doler. Y río. Estallan carcajadas que no sé cómo han llegado hasta allí. Y a pesar de la tristeza, mi sonrisa vacila a cada lágrima, reteniéndolas. Y me siento como quien habla después de haber permanecido callado durante mucho tiempo. 
Y ahí está la claridad de tu recuerdo, con tu risa medio llena, y tus bolsillos medio vacíos. Y esa forma de calmar mi llanto a base de prisas. Y ahí estás, como si estuvieras. Aunque no estés, te veo. Y contigo parece como cuando era pequeña.
Porque río y no pienso. Porque si pienso, también río.
Porque el tejado no suena si camino por encima, porque la lluvia no cesa. Y se mojan mis sueños, pero ahí siguen. Como tu trayecto en mi vida, permanente.
Como las cosquillas en el alma, como mis ganas de verte. 
Como la cercanía del amanecer, que no se sorprende al reconocerte. Como mi corazón, que por un segundo, ha vuelto a respirar al imaginar, que por primera vez en siglos, volvía a tenerte. 

viernes, 2 de agosto de 2013

Instantes.

Son momentos en los que lo ves.
Unas lágrimas que se secan al ritmo de dos pulgares que se apoyan en tus mejillas. Un beso que calma cualquier duda y resuelve cualquier misterio.
No son necesarias las palabras, ya hay miradas que hablan solas.
Y solo es un instante,
pero que ya estará guardado para siempre.










































Gracias por hacerme sentir tan viva.
Para ti, que sé que te gusta.


Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe

 Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe. Así empezó y acabó nuestra historia. Si sólo me hubiera fiado un poquito má...