viernes, 8 de agosto de 2014

(casual)idades.



Casual sería haberse conocido de imprevisto.
Destino se llama aquello que hizo que a pesar de todo, o a pesar de nada, acabáramos chocando con sonrisas. Lamiendo nuestras heridas. Soplando velas que no ardían.
Llámalo casualidad. Pero yo sé que no lo fue. Porque no existen las casualidades bonitas, y tú vestido con esa sudadera gris lo eras. 




Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe

 Lo sospechaba hasta que lo sentí, y lo sentí hasta que lo supe. Así empezó y acabó nuestra historia. Si sólo me hubiera fiado un poquito má...