martes, 21 de enero de 2020

Recuerda.

Cuando veo lo tristes que se te ponen los ojos quiero contarte que todo irá bien. No como el que lo dice en un suspiro, no como el que lo deja caer desde sus labios a tus oídos. Quiero decírtelo como el que sabe el futuro y te recuerda que por muy negras que se pongan las cosas siempre acaban. Terminan. Y está bien, porque empiezan otras nuevas. Me gustaría explicarte una a una todas esas metas a las que llegaste, y recordarte que cuando apenas tenías 20 años te sentías muy perdido. Hablarte de ese chico que me contaba que no sabía qué camino elegir, el mismo que ahora sabe exactamente hacia dónde se dirige. Déjame hablarte de esos objetivos que no hablaban con nitidez, a los que tú conseguiste dar forma. Déjame decirte que esto es solo una piedra más en el camino y que si existe un Dios ahí arriba solo esta intentando ponerte a prueba. Déjalos, a todos ellos, que construyan sus vidas y sus metas, y no te derrumbes si crees que tú no estás cumpliendo las tuyas a tiempo. ¿No ves hasta dónde has llegado? ¿No has visto quién eres? Date el tiempo que mereces y aprende a aceptar las respuestas rotundas. Un no puede ser solo la puerta a millones de síes. Eso me lo enseñaste tú, ¿recuerdas? Dijiste que todo acabaría saliendo bien cuando la oscuridad se apoderó de mí y se acumularon hasta hacerme desaparecer millones de noes. Y aquí estoy.
Recuerda que siempre fuiste el superviviente,, recuérdalo incluso los días en los que no te apetezca mirarte al espejo o pensar en el sentido que tiene la vida. Recuerda cuando te declaraste náufrago y yo te vi renacer. Recuerda que vales más que un estúpido no y que yo siempre estaré dispuesta a demostrártelo. 

lunes, 13 de enero de 2020

De canciones y armaduras

No lo he dicho en voz alta, pero el 2019 se llevó consigo dos cosas: mi esperanza en la música y mi armadura. La primera, al final, no es tan importante, en el fondo de mi corazón siempre he sabido que no he nacido para llenar estadios ni pisar escenarios (solo fantaseaba con que pudiera hacerlo). La segunda es más jodida, porque yo había hecho bien las cosas. Me habia hecho fuerte con los años y había construido a mi alrededor una protección tan sólida que me creía ajena a todo, incluso al dolor. Me han decepcionado algunas veces, personas que me habían hecho muchas promesas, gente que de verdad me conoció, que me contaron sus verdades y contemplaron mi vacío y mi absurdo humor. Eso me ha hecho, con los años, desconfiar. Creer que muchas personas se van a marchar de nuevo, porque, si lo han hecho una y otra vez, ¿por qué iba a ser diferente en el resto de ocasiones? De eso iba mi armadura. De la postura gélida y el cumplido superfluo, del "no me acercaré mucho por si muerden", de resacas tibias. Eso me hacía sentir segura, porque pensaba que, aunque se marcharan, nunca nada volvería a dolerme tanto como cuando aquellos se fueron. Era inocente, me creía capaz y superior, miraba por encima del hombro a mis recuerdos y les juraba que yo ya no era la misma. Ilusa, en 2019, me contemplé débil. Y no fue la traición esta vez, ni la desolación del abandono, fue el miedo, el verme sintiendo,  el temblor de mi voz, fue el grito veloz de mi corazón volviendo a latir con fuerza. Fui yo sintiéndome pequeña otra vez. Fui yo temiendo al silencio y a lo que viene después. Fui yo con miedo a decir "te quiero" por si no existía un "quédate".

miércoles, 8 de enero de 2020

No apto

A veces es la ironía de la vida, ser la valiente que se dejó derrotar por el miedo. Me veo ahí sentada y me comprendo tan pequeña...Asustada, con la espalda firme y el corazón encogido. Fallo. Fallo y no es la primera vez. Fallo y pienso que no va a ser la última. Entonces un mar de dudas me aplasta y me hunde, yo pienso en nadar pero mis brazos no se mueven, y cuando lo hacen no es suficiente. No tengo fuerza, no voy a llegar. No llego.
Un pitido agudo me devuelve a la realidad. "Ya puede continuar". Qué impotencia. Cascadas contenidas en las cuencas de mis ojos. Al salir, doy tres pasos y me echo a llorar. Como una pequeña niña, lloro con insolencia y casi despechada, lloro y lloro, lloro sin templanza, lloro asfixiada, lloro de rabia. Lloro.

domingo, 5 de enero de 2020

Quizás es cuando llevamos una copa de más, que nos volvemos valientes y nos deja de importar todo. Ese momento en el que dirías tantas cosas que no dices por miedo a la vergüenza o al rechazo. Esos momentos en los que, vulnerable, te dejas caer y te balanceas. Momento vivo, momento de paz, momento de pánico escénico. Momento de fuga, momento de verdad.
Con una más quizás habría perdido el miedo.

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...