lunes, 17 de diciembre de 2012

Sigue siendo él.

La manera en la que gesticula, o la forma en la que sonríe. Como aplaude, como te mira.
Su voz, su risa, aunque ría en broma. Su espontaneidad, sus ganas de siempre estar sonriendo. Su mirada melancólica, sus pocas palabras que dicen mucho. Sus ojos en blanco, la manera en la que suspira o tose. La manera que tiene de mirar al mundo, su forma de caminar como si no importara nada.
Su nombre. Las fotos que miro cuando le echo de menos. Sus jeje que siempre he detestado pero por los que ahora mataría con tal de que aparecieran dirigidos a mí. Las despedidas que se hacían eternas si yo jugaba a entretenerle sólo para besarle una vez más. La manera en la que se toca el pelo nervioso, o retuerce las manos. Su voz, sí, otra vez, porque es música. Su preocupación por las personas que le importan. La forma en la que frunce el ceño cuando no entiende algo, sus bromas. La seriedad con la que se toma a veces la vida, lo despistado que es cuando de sentimientos se trata.
Es él.
Y creo que será difícil dejar a un lado el remolino que siento cuando su mirada encuentra la mía.
Y creo que será difícil ir por un camino alejado al suyo.
Y creo que....tendría que dejar de pensar en la tonalidad del color de sus ojos, o en su barbita de dos días, que no es tanta, pero pincha. Y creo que tendría que dejar de recordar mucho, porque cuando él me mira sé que no siente lo mismo, no. 


Pero sigue siendo él. 

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