miércoles, 6 de febrero de 2013

Palabras que ya no leerás...pero que siguen siendo tuyas.


Me arrepentiré tantas veces de dejarte atrás como veces en las que te mire. Siento mil veces al día ganas de volver a hablarte. Es duro estar sin ti. Sin saber de ti. Sin que tu voz, tu mirada, tú…te dirijas a mí.
No es que pensara que sería fácil, pero pensaba que era más fuerte. ¿Ingenua? Demasiado. Volver ahora, como si nada, no sería justo para ti. No es justo que yo me vaya y después vuelva.
Es por eso que no puedo regresar atrás. A lo hecho pecho, y me duele. No sabes cuánto duele. Intento adivinar tus pensamientos, pero te encuentras demasiado lejos de mí. Hoy me he derrumbado cuando he visto que ya no llevabas ese pendiente que te regalé. Es como si la última parte que quedaba de mí ya se hubiera ido de ti, y ni rastro de Noelia.
¿Cómo estás? Me pregunto eso tantas veces al día…que he perdido la cuenta. Pero es absurdo, decidí irme, decidí alejarme, y sé que no puedo con todo esto. Sé que no aguanto un segundo más lejos de ti, pero me aguanto. Me aguanto y bajo la mirada. Me aguanto, me arrepiento, y sigo pensando que he de seguir a la razón.
¿Pero por qué la razón me hace tratarte como si fueras un desconocido?
Te conozco. Bastante, al menos. Conozco tus sonrisas sinceras, y también las que no son tan verdaderas. Conozco algunos miedos, tus proyectos de futuro. Conozco el tacto de tus manos, el olor de tu piel, el sabor de tus labios. Te conozco, y sé el punto exacto entre el cuello y la nuca en la que he de besarte para que estremezcas. Conozco tu voz, cantando, hablando. Conozco tus palabras, tus faltas ortográficas. Te conozco. Conozco la manera en la que ves la vida, y aunque a veces sea tan diferente a mí, conozco tu forma de ser. Y ahora, todos y cada uno de los días, aunque sólo lleve tres, he de hacer como si no conociera nada de eso.  Como si tus dedos no se hubieran entrelazado en mi pelo, como si no hubiésemos hablado nunca, cuando lo hemos hecho hasta las tantas, durante algunos meses. Como si jamás hubiera pisado contigo un puerto, un parque, un lugar para recordar.
Todas las noches me repito las mismas cosas, y recuerdo los consejos de las personas: Pues si él no quiere volver contigo, tendrías que olvidarle. Si sigues hablando así con él un día lo pasarás mal. No podéis trataros así. Él ya no va a volver contigo, tendrías que asumirlo.
Personas que decían verdades como puños, pero personas a las que no quise escuchar. Porque no me gusta oír que jamás volveremos a ser tú y yo. Porque no me gusta cuando te miro y sé que nunca más voy a ser tu chica. Porque odio no estar en tu vida. Y odio pensar que poco a poco, Noelia, desaparecerá en tu mente…y lo más doloroso de todo es que lo pueda llegar a hacer de tu corazón, sino lo ha hecho ya.
Cada noche me asfixian los mismos pensamientos. Cada mañana, abro los ojos, y pienso: ‘No, otra vez al colegio no’. Cada día pienso en: ‘Es un día más en el que vamos a hacer como si no existiéramos. Ni yo me giraré, ni él se reirá de mí, ni me golpeará la silla con los pies, ni me llamará Noelion’. 
Y así, cada día. Echando de menos hasta la tontería más tonta.
En la vida tomamos decisiones que sabemos que por ley, lógica, razón y coherencia hemos de tomar. Aunque después cada día vivamos con la sensación de que nos falta algo.
Quitando la pieza de puzzle que te pertenecía a ti, de mi vida, las otras piezas del puzzle han empezado a perder sentido. Ya no encajan. El puzzle está inacabado, y ha perdido todo lo bonito que era. Ha sido como un choque brusco con la realidad, como un ‘frenar, mirar atrás y tragarse las lágrimas’. Ha sido la mayor putada que me he hecho a mí misma nunca.
Porque siempre ha sido una contradicción constante. Mi razón por un lado, mi corazón por otro. Y por una vez que intento ser coherente…me auto-daño más que con mi incoherencia de siempre.
 ¿Me odiarás? Tu pose distante sé que la utilizas para que me sea más fácil. Pero a veces, lo haces tan bien, que hasta parece que no te importo realmente. No me gusta pensar en ello, pero, como sé que no lees mis palabras, te confieso que a veces tengo ganas de girarme, decirte cualquier cosa y mandar a la mierda al mundo. Y como estoy segura al cien por cien que estas palabras jamás llegarán a ti, añado que no he dejado ni un segundo, ni un puñetero segundo, de pensar en que esto es un error.  El alejarme de ti, el no tenerte en mi vida, sea de la manera en que sea.
Pero no puedo dar marcha atrás. Sé que no estarás ahí para esperar a que vuelva. Es más, llegará un día en que pienses que es mejor que no vuelva.
Y llegará un día en el que ya no pueda disimular nada, y me derrumbe delante de ti. No te haces una idea de lo duro que se me está haciendo esto. No te haces una idea...



















Ya que no puedo desearte suerte personalmente, al menos, lo hago desde aquí:Que mañana tengas suerte en la presentación del TR. Sé que saldrá bien. Tú puedes con eso y más.

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