Es fácil. Ya sé que dirás que no, que soy demasiado rotunda, que lo tengo todo demasiado claro siempre, pero es fácil. Si quisieras estar conmigo, estarías. Te saltarías cada norma y le darías la espalda a cada miedo. Lo harías. Me cogerías del brazo para retenerme, y una vez me tuvieras de frente, me romperías los labios de un beso relámpago. Destrozarías los esquemas y rozaríamos con la piel esas sábanas que nos han sentido ya antes. Nos fundiríamos y nos saldrían alas. Yo te elevaría al séptimo desliz y tú me quemarías con el fuego de tus ojos. Esos tan claramente oscuros. Esos tan llenos de mí y de ti.
Dices: "Ahora nuestro ejercicio".
Parecía que compartíamos algo.
Pero solo lo parecía.
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