viernes, 20 de septiembre de 2019

la partida inevitable

Me sujeto la barbilla mientras fijo mis ojos en el lúcido blanco de la pared. Segundos ensordecedores. Miedo en vena y cólera en las manos, que aprieto con fuerza cuando me imagino lo corta que es la vida cuando nos entretenemos viviéndola. Y lo miro a él, hijo de una guerra civil, superviviente. Nunca lo había visto tan frágil, con los ojos perdidos y las manos apoyadas sobre las rodillas. Parece que no me escucha, que me oye, pero que no me escucha. Su mente está tan lejos de aquí, maquinando, pensando en cómo acabará todo. Y yo lo miro, esperanzada, pero con una fe disuelta, con unas ganas de abrazarle infinitas y de decirle que le quiero. Porque nunca le digo a nadie que le quiero. Y él tiene que saberlo. Sujeto mis lágrimas con las pocas fuerzas que me quedan, llevo meses dándole vueltas a esto. ¿Qué pasaría si se fuera? ¿Quién cuidaría de ella? No voy a saber vivir sin él. Creí que sería eterno, como pensaba de pequeña. ¿Por qué la vida nos decepciona tanto y tanto cuando crecemos? Un golpe tras otro golpe. Antes cerraba los ojos, me tapaba con la sábana hasta la nuca y creía que podía huir del mundo. Las estrellas eran infinitos deseos y yo era una valiente más creyéndome una auténtica heroína. Ahora soy pólvora de miedo, instante fugaz secreto de cobardía. Me quedo solo yo, mirándole, deseando lo mejor, sabiendo que la vida va a quitármelo todo en cualquier momento. Dispuesta a no perder lo inevitable. Como siempre. ¿Pero quién podría ganarle un pulso a esto? Si los dados no están en nuestra mesa, si solo soy una espectadora más de una partida absurda de póker. Si yo nunca he sabido fingir, ni mucho menos mentir. Si ya no puedo con tanto miedo, si no sé qué cartas saldrán mañana. Pero le quiero, y mientras yo esté en este mundo,  y mientras él se ría de mis bromas, sentado en esa silla, con su batuta azul, todo esto valdrá la pena. 





Puede que mañana estés dormido mientras todo ocurre, pero yo estaré contigo. Hombre de hierro y terciopelo, pase lo que pase, salgan las cartas que salgan, yo seré de ti lo que tú has sido siempre para mí. El mayor soldado. Te quiero.

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