viernes, 8 de febrero de 2019

¿Es complicado?



No sé descifrarte ni escuchar lo que no dices -lo que está en tu cabecita, pequeña, loca- y entonces me quedo con aquello que veo en ti, aunque a veces no sepa apreciar el volumen exacto de tu risa. ¿Me miras con amor o es solo el cariño que se le tiene a alguien con quien has compartido demasiado? Puede que a veces piense que sí, que vas a quedarte, que en tus ojos hay ilusión, ganas, que soy para ti lo que tú eres para mí; otras, te miro silenciosa y espero el momento en que te alejes, suplicando, en silencio, que no llegue nunca. Mis miedos se han transformado en dudas, no sobre lo que siento, eso lo tengo muy claro (y qué mierda, tenerlo tan claro todo, siempre):mis dudas hablan sobre lo que sientes tú. En algunas ocasiones pareces estar dispuesto a surcar océanos infinitos para arrancarme una sonrisa; otras, siento que estás pensando en cómo salir corriendo. Sé que sería tan fácil como preguntártelo, pero hay respuestas que dan tanto miedo... ¿Sabes? A veces creo que esto no es para mí, que sería demasiado bonito para ser real que tú estuvieses sintiendo lo mismo, y es entonces cuando me resigno a pensar que algún día te veré marchar. Es en ese instante cuando revivo esa sensación melancólica de saber que no vas a quedarte con aquella chica a la que le rozabas la mano en clase, hace ya tantos años. Recuerdo aquellos días en los que escribía cómo me sentía, sentada en clase de CMC, ignorando las teorías sobre el universo que el profesor explicaba sin dejar espacio al silencio, escribiendo en un trozo de papel, en mi libreta; sintiéndote cerca. Recuerdo cómo después guardaba todos esos retales en mi carpeta rosa y blanca. Te recuerdo en sudadera, te recuerdo infinito, tranquilo y sonriente. ¿Cómo ibas a fijarte en la chica del clip en el pelo, la sudadera azul y la risa ahogada? Ahora soy la misma, solo que un poco diferente. Pero, ¿cómo vas a quedarte con la chica que aún no sabe si dedicarse a escribir o cantar?¿Cómo voy a ser yo si nunca he sido de las valientes? ¿Qué tengo yo que no tenga una chica cualquiera? Si ni siquiera soy buena jugando a nada, soy torpe y lloro con demasiada facilidad. Si no paro de componer canciones absurdas que hablan sobre cosas tan evidentes que me da vergüenza cantarlas, si aún guardo recibos, fotos y folletos que no volverán a tener utilidad jamás. ¿Cómo ibas a enamorarte de mí si ni siquiera fui capaz de ser valiente cuando nos alejamos? Si no hice más que tropezar, si no hice más que equivocarme, si elegí mal siempre, pretendiendo huir de todos, y sobre todo, de mí. ¿Cómo ibas a volver a mirar a unos ojos que un día te dieron la espalda? ¿Cómo vas a perdonarme que me diera la vuelta con esa facilidad y saliera corriendo? A veces siento que te hice mucho daño, y también que a ti se te olvida, porque solo recuerdas el que tú me hiciste. A fin de cuentas, creo que todos los errores que yo cometí contigo fueron mayores que los que tú cometiste. Tal vez ni siquiera te lo haya dicho nunca, porque, ¿cómo pedirte perdón por tanto? En ocasiones, me siento muy culpable por muchas de las cosas que sucedieron y me arrepiento más de lo que jamás podré confesar. Quizás esa culpa es una parte importante de mí que no me permite soñar al completo con un nosotros, porque realmente me hace pensar que tú nunca más estarías conmigo. ¿Qué somos? ¿Qué eres? ¿Qué soy? Me lo he preguntado y me lo han preguntado muchas veces. Cuando es una respuesta a los demás, es sencillo: Pues amigos, ¿qué vamos a ser?. Cuando es frente a uno mismo, la cosa se complica. No lo sé. Lo repito una y otra vez: no lo sé. ¿Debo saberlo? ¿Lo sabes? No lo sé.  ¿Por qué el ser humano necesita ponerle a todo un nombre? Quizás no sea el nombre lo que necesitemos, quizás sea la verdad. Tal vez las personas serían felices solo con saber qué siente la otra persona, porque la única invitada que siempre sobra es la duda. ¿Por qué no se va? ¿Por qué me pregunto qué sientes tras cada abrazo? 
No es tan complicado, ¿no? O quizás al ser nosotros, sí. Tal vez lo sea. ¿Por quién nos iban a tomar después de toda nuestra historia? ¿Te juzgarían? ¿Cómo va a estar con ella después de todo? Puede ser que todos comentaran sobre lo que desconocen, pero, ¿eso es lo que de verdad importa? No lo sé. 
Tal vez después de tanto, las cosas no sean tan fáciles como cuando nos sobraba respirar, en aquella playa de Ocata o bajo cualquier tarde soleada de verano. Cuando no sabíamos nada de lo mucho que íbamos a sufrir después. Quizás nos dé miedo ponerle una segunda parte a esa primera parte, que fue tan sublime, que parece que jamás la podríamos igualar. ¿De verdad lo crees? Yo siento que en cualquiera de nuestras versiones, en cualquier punto en el tiempo, seríamos inigualables. Pero a mí no me hagas caso, ya sabes que llevo por bandera cumplir misiones imposibles y que mataría por verte reír hasta que se te descosiera la sonrisa. Yo no soy objetiva con esto, y nunca lo seré. Por eso nunca podré hablarle de esto a nadie, ¿quién iba a entenderlo? Solo soy una irracional que se ha empeñado en hacer reír al ser más racionalmente loco del mundo. Y qué tontería, ¿no? ¿De verdad te quedarías? 
Con la de gente que tiene que haber allí afuera, dispuesta a conocerte. Y yo, aún, escribiéndote en noches rebeldes. Vas a pensar que estoy loca, y no estarías muy equivocado. No me sale ser de otra forma. He intentado contenerme, hacerme la dura, la interesante, decirte que nada me afecta, que soy de acero y que los años me han castigado tanto que ya no soy débil, pero tras cada intento comprenderás que hay un fracaso infinito. No soy esa chica fuerte que he querido aparentar, pero eso ya lo sabías de sobras. 
¿Te sigo dando miedo? Las alturas nunca fueron buenas, ¿no? Y yo subí demasiado alto. Ya sabes que hay pocas cosas a las que pueda temerle, no pensé que yéndonos tan alto iba a costar tanto mirar hacia abajo. Te prometí unas vistas preciosas, y espero no decepcionarte. ¿Querrás bajar conmigo algún día? No sé lo que hay debajo, solo puedo prometerte que no será malo. Lo que venga después, es una aventura. ¿Aún sigues queriendo vivir alguna conmigo? Pero, ¿qué estoy diciendo? ¿A quién hablo? ¿Por qué ibas a seguir leyendo estas estupideces que solo reflejan lo cobarde que soy? 












No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...