domingo, 19 de abril de 2015

Es fácil. Me refiero al sexo. Es sencillo.
Una, dos, tres noches.
Bloqueando las emociones.
Tiene que ser fácil. Claro que sí.
Lo difícil es despertarse al lado de la persona con la que te acostaste. No tener que huir nunca más de un edredón. 
Ahí está lo verdaderamente difícil.
Los anocheceres son tan fáciles.
Los amaneceres no tanto.
Y te ves a las puertas de los 20 años buscando amor.
Y te ves diferente al resto.
No eres como ellos. 
Por eso piensan que eres tonta cuando les dices que el amor es lo más importante.
Y te ves manchada de nostalgia. Cosiendo heridas. Mirando tus cicatrices como el que mira toda una vida sin sorprenderse.
Vaya.
A ver cuándo alguien es capaz de mirarme a los ojos y ver en mí más que un cuerpo.
A ver cuándo alguien me hace poesía con las manos.
A ver cuándo realmente se descubre la verdadera palabra.
La libertad de besar un cuerpo de la misma forma en que lo amas.
Llámame absurda. 
Llámame ingenua.
Pero si no vas a quererlo, no lo tomes.
Si no vas a quedarte, no vengas.
Para mí es más importante el abrir de unos ojos al despertar
que el alcohol que dé pie a una noche interminable. 
No quiero promesas de sábanas.
Esas no valen nada.
No quiero creerme un cuerpo que después me dirá algo distinto con su mirada.
Que yo no soy como las que no se atan.
Que a mí me gusta echar raíces.
Y ese es el problema.
Que con 20 años nadie quiere amar.
Pero créeme, que es por miedo.
Dicen 'Soy joven'. Pero ¿y qué?
¿Ser joven significa mirar unos ojos distintos cada fin de semana? ¿Conocer mil cuerpos? ¿Emborracharse? ¿No comprometerse con nada ni nadie?
Para mí ser joven es cometer la locura de enamorarse.
De caer.
De levantarse.
De cervezas los sábados noche y películas los domingos.
De bebernos las penas, a medias, que sientan mejor.
Soy de no darle tiempo a los créditos de las películas.
A adelantarme a cualquier movimiento.
Dejar en el sofá la vergüenza y someternos a un interrogatorio de besos. Un juramento con versos hechos poesía. Un cuerpo sobre otro cuerpo. Cosiendo heridas. 
Y ese es el problema,
que el sexo con amor es más difícil.
La delicadeza de tener en tu poder a quien más deseas
se ve envuelta de la locura de saber
que darías la vida por la persona a la que estás desnudando.


Eso es lo que realmente acojona.
El cuerpo es fácil de tapar,
el alma no.
Y una vez que te abres a alguien,
en todos los sentidos,
es difícil que después algo acabe
sin que salgas herido.
 

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Habla un corazón herido. Tus palabras son arroyos de recuerdos, no ideas de futuro. Nuestra experiencia no es por gratificante, única.
    Andas a tientas por tu propio yo. Hasta que tu alma quedó partida, vivías en la comodidad de depositar parte de la responsabilidad de tu felicidad en otro ser. Ahora solamente depende de ti, y eso es lo que te asusta.
    Querer es bonito, pero quererse es necesario. Y eso no implica noches vanas, frases vacías o sentimientos reprimidos; implica un gran trabajo de introspección y aceptación. De cometer errores y asumirlos, para volver a cometerlos luego. Pero tú, contigo mismo, y nadie más.
    No tomes por falta de reflexión lo que es una superación de esta. Solo tu saliva cura tus desgarros, los besos adornan la cicatriz.
    Llegarán otros barcos que te harán navegar por distintos mares; algunos te marearán, otros te divertirán, y pocos te harán echar anclas. Pero olvídate de puertos y disfruta del viaje, ese es el destino.

    Bendito día en el que decidiste escribir.

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