viernes, 17 de abril de 2015

Solo son trozos de mí que no entiendo ni yo.

He sido el fuego más latente
de todo el infierno.
He bajado y he subido.
Me he hecho la valiente.


He llorado fracasos.
He lamentado victorias.

No he llevado capa,
no he tenido superpoderes.
He sido brújula sin norte.
He sido pérdida sin compasión.
Me he arrojado al olvido,
he masticado nostalgia.
He muerto y revivido más veces
de las que podría contar.
He amado demasiado,
me he hecho demasiado daño
persiguiendo sueños
inalcanzables.
He llorado en porterías.
He besado en ascensores
y he perdido la noción del tiempo
mientras quemaba
la piel morena
de un amor que quiso marcharse.

He sido más guerrera que princesa,
he creído más en finales
que en cuentos,
porque nunca he estado preparada para ellos.
He sido hielo y he jugado a no sentir,
he besado sin querer,
he querido sin besar.
He dejado por hacer todas las cosas
que nunca me atreví a empezar.

He sido la primera en atreverse a querer
y también la última en no querer hacerlo.

.


He cosido heridas
mientras abría las mías.
Y me han llamado amor sin serlo.
Me han mentido en el pecho
me han robado el cuerpo
y lo han enterrado 
en soledad.
He jurado no creer en cosas que aún espero.

He leído versos y no he podido
dejar de pensar
en que hablaban de mí.
Aunque no fuera cierto
y el poeta ni si quiera
supiera quién soy.

He deseado miradas
que jamás volveré
a desear.
Y me he auto-engañado tantas veces
que llegué a no distinguir
si seguía quieta por seguir,
o porque realmente lo quería estar.

He subido en norias infinitas
Me he mareado dando vueltas
en las idas y venidas
de alguien que acabó echándome
de su calendario.




Al final era verdad
eso de que las promesas
cuando eres feliz 
son fáciles. 
Pero cuando llegan los problemas
se vuelven de papel.


Y al final, acabé pinchándome con mis espinas.
Miré los ojos de cien gatos
que sinceros se reían
de esta loca sin consuelo.



Y han tenido que pasar meses y meses
para darme cuenta de que yo jamás tuve miedo a estar sola.
Y que a diferencia de mi primer amor
yo no le temía a sábanas vacías,
le temía a su despedida
por no volver a ver brillar esos ojos bajo el mismo cielo.
Y al final resultó que lo único
y último
que le ataba a mí
era ese miedo infinito 
a no tener con quien pasar las horas.



Y al final me di cuenta
de que no quería ser el 
plan B de nadie.



Ni si quiera del que fue un día mi plan A,B,
y Z.



Porque habrá mil primaveras
pero si a ti te gusta el invierno,
no dejas que se te escape de las manos,
aunque te queme el calor del deseo del verano,
y el cielo te suplique que separes los dedos
para que el frío así muera
sin que quede rastro.
































Hay canciones que hemos escuchado mil veces sin saber qué significan. Yo creo que ya sé por qué me gustaba esta canción: Habla de mí. Y mis demonios.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...