lunes, 9 de febrero de 2015

Ahora sí, toca despedirse.

Sé que la última vez que nos despedimos me pediste por favor que dejara de escribir. Y hasta ahora no te he hecho caso, lo sé. Pero quién sabe, quizá hayas dejado de mirar estas letras y ya no tenga importancia. El caso es que tienes razón. Bueno, tenías razón. Debí dejar de escribirte. Debí quitar esa manía de hablarle a un vacío esperando que se llenara de esperanza o recuerdos. Hoy, una persona muy importante me ha dicho que si tú quisieras estarías ahora mismo conmigo y no lo estás. Y tiene razón. Si podrías estar aquí  y no estás...Es que no quieres estar.
Sinceramente, a medida que pasan los días, y ya hace casi tres semanas de todo esto, me voy dando cuenta de que tú estás mejor. De que seguirás sin problemas, que no te cuesta avanzar. Y me he propuesto avanzar yo también. Por eso quizá estas sean las últimas palabras que te escriba. Que te marcharas fue muy injusto para mí. Después de tanto tiempo...Después de tantos recuerdos, fue como si alguien me diera una bofetada. Como si alguien me recordara que la vida no es tan bonita. Teníamos tantos proyectos, tantas ideas, tantas metas...Pero te fuiste. Y eso es un hecho. No te quedaste a celebrar más goles, ni a besarnos en la intro de tu serie favorita, The Walking Dead. Decidiste que ya no serías tú el que me dedicara goles, ni el que me viniera a cuidar cuando estaba malita. Decidiste no ser tú quien me diera los buenos días. Decidiste irte sin más explicaciones que ese miedo que te persigue. Me duele en el alma decirte esto...Pero es injusto para mí que ya no estés.
¿Ahora quién va a enviarte esos dibujos mal hechos pero graciosos en tus malos días? ¿Quién te llamará con noticias buenas, ilusionada como una cría, llorando de la emoción? ¿Quién va a apoyarte en el canal? ¿Quién va a decirte que no te rindas? ¿Quién va a meterse en tu cabeza y revolverlo todo? ¿Quién va a ver tu serie favorita contigo en el sofá mientras te besa? ¿Quién va a enviarte esos textos que eran solo nuestros? ¿Quién va a esperarte fuera del colegio, e incluso fuera de la escuela de inglés, para darte una sorpresa junto algún detalle? ¿Quién va a ponerse tus camisetas en verano? ¿Quién va a insistirte para hacer mil fotos? ¿Ahora quién te cantará al oído hasta hacerte estremecer? ¿Quién se aprenderá las canciones de tus videojuegos favoritos? ¿Quién va a cogerte la mano ante las malas noticias? ¿Quién va a abrazarte cuando te rompas para recomponer todas tus piezas? ¿Quién va a animarte en los exámenes? ¿Quién va a recordarte lo que vales?...Si yo he sido durante muchísimos meses, e incluso años, quien te ha demostrado y te ha dado todo el amor del mundo. 
Quizá por eso deba irme. Cuando lo das todo, absolutamente todo, y de repente, la persona que está al otro lado desaparece, sientes un vacío en el pecho enorme. 
Perdí el valor, es cierto. Y mil veces a la semana pierdo los nervios, también. Y pienso en hablarte, claro. Pero ya no lo hago. Aunque imagino que tú borraste mi número. Estoy casi segura de eso. Pienso en ir a buscarte, pero...¿Y qué te diría? ¿''Por favor, quédate''? Te he suplicado en textos, indirectamente, mil veces. Y te he suplicado con los ojos mil veces más. Esos abrazos de 'amistad' que pedían siempre un 'No te vayas...'. No pude hacer más. No podía quedarme estancada ahí, si tú ibas a marcharte. 
Pienso...¿Y si algún día se arrepiente y vuelve? Pero si te arrepintieras ya me echarías de menos, y supongo que si no volviste fue porque aprendiste a sobrevivir sin mi sonrisa. 
No vas a arrepentirte. No vas a volver. Y eso es lo que debo grabar en mi piel con fuego. Para no olvidarlo, para no ir a buscarte. Para ya no tener que pedirte que me beses.
Si algún día me echas de menos, ven a buscarme.
Porque si aún no me he ido te volveré a abrazar.

Pero si no vuelves  tendré que marcharme. Tendré que borrarme las huellas de esos besos que me dabas en la piel. Y mis labios, mis hombros, mis piernas, mi ombligo y mis mejillas deberán borrar todo lo que tú dejaste en mí. 
Solo te pido que no renuncies a lo que más querías por el miedo. Ni renuncies a lo que era tu vida por una mala racha. Siempre pensaré que tu vida cambió y ante el miedo me dejaste ir. Pero quizá algún día descubras que yo no era la mala razón, ni el problema, ni la causa de ese miedo que se clavó en ti. Quizá un día, cuando los recuerdos entren de nuevo en tu mente, y mires hacia toda la felicidad que tuvimos, descubras que sin razón alguna perdiste algo que tenías. Y que querías mucho. Porque tus ojos me decían que me querías. Y tus labios reafirmaron lo mismo mil veces. 
Pero tu lógica, tu mente persiguiendo tus sentidos, como siempre, volvió a dejarte fuera de juego. 
No pido que estés triste, nunca. Yo quiero que seas completamente feliz. Pero espero que algún día puedas ver que no tomaste el camino correcto, sino el más fácil. 
Lo más sencillo no era seguir juntos. Eso era lo difícil. Lo fácil fue apartar a la persona que más te habría apoyado en esos momentos duros. En esos malos momentos que estabas pasando.
Pero quién sabe. Quizá me equivoque. Ojalá esté equivocada y yo fuera el motivo de esa tristeza, y ahora puedas vivir feliz, tranquilo y sereno. 
Yo quiero que te encuentres. Quiero que seas la persona más afortunada del mundo. Y que tus metas sean alcanzadas. Sabes que siempre te deseé y te desearé lo mejor. Me conoces. Sabes que no guardo rencor a nadie, y sabes que algún día, si todo pasa, tú y yo seremos amigos de nuevo. Pero piensa...Solo pido que pienses una cosa: ¿Era eso lo que querías? ¿Una amistad? Quizá dejaste ir una parte muy importante de ti. Porque todos nos equivocamos alguna vez en nuestras vidas...
Espero que no te equivocaras, de veras.


Sé que me repito, pero sé muy feliz.
Y guíate por tus sentimientos, siempre. Seguir al corazón siempre es el camino que te lleva a la felicidad, eso siempre quise enseñarte yo. 
Espero que si me sigues leyendo  a partir de ahora no eches de menos mis palabras tontas y absurdas que siempre te hablaban del amor que nos tuvimos...
Gracias por toda la felicidad que me regalaste.
Recuérdame.
Siempre recuérdame.



 Fuiste querido, y eso es lo más grande que puede pasarte en el mundo. Gracias a ti también por haberme querido.


Te amé, te amé de verdad. 




Noelia.














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