sábado, 10 de enero de 2015

Gracias.

Como es lo último que debo escribirte voy a darme el lujo de llamarte pequeño. Y valiente. También te voy a llamar valiente. Y sé que esto lo tengo que hacer por ti. Para que dejes de leerme, para que estemos bien. Va a ser duro no escribirte, porque el único lugar donde podía decir lo que sintiera sin tener que dar explicaciones era aquí. Y va a ser difícil no recurrir a mis letras, a mis páginas, a mí misma.
Hoy has sido valiente. A diferencia de mí, yo solo podía estar callada. Tú estás siendo muy fuerte. Pero por eso me enamoré de ti, porque sabía que eras el más valiente. Y que siempre que deseas algo luchas. Estás luchando para que salgamos a flote, aunque estemos hundidos. Y te agradezco que intentes hacerme reír y que encima lo consigas. Agradezco tus promesas y también esos abrazos que abarcan verdades y mil emociones que nacen en mí. Voy a hacer esto por ti.
Y si algún día te escribo quizá ya no mires este estúpido blog de páginas infinitas hablando de ti, y si un día recaigo quizá no lo veas, o hagas como que no lo has visto. Yo solo quiero estar bien. Yo solo quiero verte sonreír. Yo solo quiero que estés. Que estés aquí.
Porque más allá de todo, cuando estás enfrente, cuando me hablas, cuando sonríes, incluso cuando solo me miras, una parte de mí se siente viva. Y fuerte. Siempre me has hecho fuerte, porque construiste gran parte de la Noelia que hoy conoces. Y es que me conoces mejor que nadie. Sabes cuando miento, cuando callo, e incluso sabes las cosas que voy a decir. Porque hemos compartido sueños y una vida. Tú mejor que nadie sabes que sé volar, y que aún sueño como una cría. Que tengo mil sueños y que me da miedo cumplirlos. Tú mejor que nadie sabes cuándo necesito que me abracen. Tú mejor que nadie sabes dónde están mis puntos débiles y mis puntos fuertes.
Tú mejor que nadie sabes cuáles son los motivos y las verdades que me mueven. Tú me has tenido entre tus manos y me has protegido. E incluso hoy sigues cuidándome.
Gracias. Gracias por aparecer aquel día en aquella clase y cambiarme la vida. Por no renunciar a nada. Por permitir mis locuras y sobretodo por permitir que fuera tu chica.
Has sido todo lo que cualquier persona desearía tener.
Y existe una Noelia que siempre estará escribiéndole a tu risa.
A pesar de todo. A pesar de nada.
Gracias por encontrar refugio en mis palabras y sobretodo por encontrar refugio en mí.

No puedo decirte más,
porque no existe despedida.
Porque no es mi despedida, son solo estas letras que dejarán de hablarte.
Y de repetirte lo importante que has sido para mí.
Por ti, pequeño. Por ti, valiente.
Por nosotros, como dijiste. 



Gracias.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...