martes, 7 de enero de 2014

Al crecer.

A veces no es suficiente. He necesitado gritar, desahogarme, explicarlo...y jamás ha sido suficiente.
Quizá la duda, el temor, el frenesí, la oscuridad o el simple hecho del fracaso me han echado hacia atrás.
¿Dónde quedan los límites de todo? ¿Dónde quedé yo? ¿En qué momento crecí? ¿En qué momento me di cuenta de cómo era mi familia? Aún me pregunto cuál fue. El momento exacto. Dónde. Por qué.
Esa magia que se perdió cuando logré con suficiente edad ver cómo eran las cosas. 

Vi almas partidas en dos mitades que divagaban y jugaban a perderse. Vi personas con más arrugas que experiencias, y otras, con más experiencias que arrugas. He contemplado más atardeceres que amaneceres y aún me pregunto por qué nos cuesta tanto despertarnos por las mañanas. ¿Quién es aquel capaz de despertarse lo suficientemente pronto como para darse cuenta de que un amanecer siempre será más puro que un atardecer?. He conocido a gente con el coraje necesario para echarle un par de narices a la vida, y otros que ni si quieran tienen fuerzas para luchar por ellos mismos. ¿Dónde he dejado esa niñez que se vestía en forma de antifaz y me separaba de todo el mundo? ¿Dónde he dejado ese pasado en el que yo parecía ser la más desgraciada? Ahora camino por las calles y veo que la pobreza cada vez acecha más y más. Que hay personas en el suelo, tiradas, con carteles absurdos que intentan pedir caridad a una población en la que solo miramos por salvarnos a nosotros mismos. Ni yo ni nadie tenemos la fórmula secreta para salvar lo que hoy en día encontramos. Porque no somos superhéroes; ni los políticos lo son. Solo somos humanos. Nadie va a salvarnos, nadie. Solo nosotros mismos. Pero claro, es difícil, es difícil poner tu grano de arena cuando sabes que supone un sacrificio, un esfuerzo, una carrera en la que sabes que a mitad de camino te cansarás y querrás parar. ¿A quién no le gusta mirar la vida sentado, desde un lugar lejano, sin no hacer más cosa que opinar?. Somos cobardes y esperamos que todo se arregle sin tener que mover un dedo. Esperamos respuestas sin formular preguntas. Buscamos soluciones en problemas que aún no sabemos ver, o que vimos y queremos ignorar.
Envidio a esas mentes de 2, 5 o 10 años que aún no saben nada de esto.

Porque quizá lo que más añoremos al crecer sea esa ingenuidad que nos hacía creer que nuestros padres eran héroes, que los villanos siempre morían al final e la película y que a los buenos siempre les tocaba ganar.

2 comentarios:

  1. Que cierto todo lo que dices, es que al crecer nos toca ver una realidad muy cruda a la cual no le importa la transicion de niñez a juventud y el impacto de las verdades que se vieron ocultas cuando aun no sabiamos que era maldad o carencia. Nos leemos, un kiss

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  2. acabe de descubrir tu blog .. amo como escribes, felcitaciones

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