viernes, 14 de junio de 2013

Moneda de dos caras.

Desgraciadamente no soy Neruda, Bécquer o Salinas. Pero puedo escribirte los versos más tristes esta noche, y tal vez volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar y quizá cada beso perfecto aparta el tiempo,le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve donde puede besarse todavía...
Yo no sé cómo hacerlo para que dos palabras creen la simplicidad y a la vez la belleza suficiente como para parecer perfectas. Es más, yo no tengo ni idea sobre ésto, aunque mi sueño sea que cuando la gente me mire pueda decir 'Eh, es escritora'. 
Pero si hay algo que es cierto, y eso es que cuando se trata de ti, las letras van solas, deslizándose por la pantalla, y mis dedos teclean a la velocidad de la luz.
Yo no sé mucho sobre la vida, ¿sabes? Y mucho menos sé algo sobre el amor. Lo que sí que sé es que le puedo llamar 'vida' a eso de estar tirada, en la cama, apoyada en tu pecho, sin hacer nada más que acariciarte el mentón, besar tus hombros, perderme en el brillo de tu mirada. Y que le puedo llamar 'amor' a cogerte de la mano y de repente estar segura de poder comerme el mundo.
A eso le llamo yo experiencia, a ver tus sonrisas sinceras, tus sonrisas de compromiso, tus sonrisas de tristeza, tus sonrisas enamoradas, esas que a veces me dedicas cuando digo una tontería. Y esas, chico, son mis preferidas. Porque me gusta hasta perder en un juego y que sonrías malicioso, me gusta que te guste hasta lo más absurdo de mí. O que te muerdas el labio al verme, tan cerca, tan tuya, tan simple, tan para ti.
Porque no me importa no llegar a publicar un libro, ¿sabes? me basta con que estés sentado a mi lado y me digas ' No abandones, Noelia, yo confío en que lo harás. Yo confío en ti'. Me vale con saber que una sola persona leerá lo que escribo y esa persona seas tú.
Te llamarás Raúl, pero podrías llamarte Felicidad y quedaría igual de bien.
Nunca sueltes mi mano.
Porque cuando escucho de tus labios eso de 'Tienes un don', por un segundo realmente me creo capaz de llegar allá donde quiera ir. ¿Sabes que haces que mis sueños parezcan hechos? 
Creo que esa sería la definición perfecta del amor, que alguien mirara dentro de tus ojos y encontrara la paz que encuentro yo.
Aquí me tienes, tan tuya como siempre. Tan cursi, romántica y alocada como todos los días.
Escribiendo sin querer, o queriendo, tu nombre entre línea y línea.
Nada puede salir mal, ya no. 










Recuérdalo siempre: Nuestra moneda tiene dos caras,
nunca va a salir cruz. Nunca podremos perder.




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