viernes, 5 de abril de 2019

De verdad, estiré los brazos, pero fue tan duro el verso que acabé con las rimas. 
No hay fuerza de voluntad capaz de frenar esto, ni antídoto que consiga que no me ponga a escribir todas las noches. 
Mi propia terapia es la de reprocharme que no soy suficiente, porque cada día que pasa se me hace más difícil pensar que puedo conseguirlo. 

Haberlo soñado toda mi vida no cambia nada. 

En absoluto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...