lunes, 18 de marzo de 2019

Son las 23:41 y escribo sin sentido


¿Conoces esa sensación de haber estado dormido mucho tiempo? Levantarte aturdido, desorientado. Que te lleve unos segundos entender que ya no estás soñando, que no te puedas mantener del todo en pie. ¿Has tenido esa sensación alguna vez? Yo a veces la tengo, a tu lado. Me refiero a esos momentos en los que me apoyo en tu pecho, cuando nos tumbamos después de un cuarto de hora de pasión y exceso de besos. A esos momentos en los que te miro de reojo, desde el asiento copiloto, y veo dibujada en la comisura de tus labios una línea fina y curvada, que indica que te estás riendo de alguna broma que recuerdas. Es fácil sentirse así a tu lado. Parece que sea una broma del destino, una travesura de la vida, obra de un gigante que mueve los hilos a su antojo y ha decidido cruzarnos para ver qué hacemos, cómo hablamos, cómo nos movemos, qué tenemos que aportarnos. Es curiosa la vida, ¿no crees? A veces me cuesta creer que estés aquí, por eso me pongo tan emotiva cuando estamos en un momento de paz, o después de un brote psicótico de risas cuando me haces cosquillas en los pies. Te miro y me resulta imposible creerme lo que tengo delante. Supongo que es el síndrome de la pérdida, esa sensación que se te queda en el cuerpo cuando pierdes algo, la misma que indica que jamás vas a recuperarlo. No sé si te he recuperado, ni siquiera sé qué se cruza por tu mente, pero yo sí que me leo, y yo sé que ha vuelto una parte de mí que creía olvidada. Creo que nunca te lo he contado, ni te lo he insinuado, ni te lo he dejado ver, pero brillo más desde que te tengo aquí, desde que hablamos a diario, desde que vuelven a hacerme feliz tus bromas. Si he podido ser como soy con las nuevas personas que he conocido desde que llegaste, en parte, es gracias a ti. Siempre me has hecho creer que valgo más de lo que imagino, siempre me has recordado lo mucho que se debe luchar por algo que se quiere. En mi caso, no dejas de repetirme que escriba, que cante, que lo haga siempre, que luche por dedicarme a ello. Sé que puede parecer una tontería, pero siempre creíste en mí. Eso es algo que perdí cuando nos perdimos, el creer en mí. No digo que fuese tu culpa, ni mucho menos, todo lo que perdí fue porque yo me permití perderlo; pero reconozco que a tu lado es todo un poco más sencillo. Gracias por no haber salido corriendo cuando pudiste, por no haberte alejado a tiempo, por dejarme ser un desastre. Ojalá no hubiese pasado por lo que he pasado estos dos o tres años atrás, sé que eso haría que pudiese confiar más en todo mi alrededor, y sobre todo en mí. En ti confío, confío más de lo que tú confías en ti mismo. Por eso me enfada tanto cuando no valoras lo mucho que eres. Te miro y pienso: ¿pero no te estás viendo? No te ves. ¿Sabes lo que daría cualquier persona por ver en ti todo lo que me dejas ver? ¿Por mirarte desnudo? ¿Por verte reír de tus propias bromas malignas que organizas para asustarme? Cualquiera en su sano juicio se quedaría justo a tres centímetros de tus hombros, para verte ser lo que eres. Supongo que algún día te darás cuenta. Esté o no para repetírtelo. 
Sé que no debe ser fácil estar en el otro lado (lo sé porque mi lado tampoco es sencillo) pero espero que algún día todo se te haga más fácil. No sé cuánto tiempo me queda para verte crecer (por suerte no tenemos un contador, como en aquel capítulo de Black Mirror, ¿te cuerdas? Tampoco lo miraría, si pudiésemos) pero espero poder observarte mientras te haces grande entre la gente, entre tus proyectos, entre tus manías, tus vicios y tus aspiraciones. Nada me haría más feliz que saber que tú lo eres. Te he querido y te quiero, y eso es algo difícil de esconder. Quizá tú no me mires incrédulo, ni te preguntes que qué hago aquí. Tal vez te hayas acostumbrado, de nuevo, a mi piel blanca y mi tez imperfecta. Mismo envoltorio, pero cuánto crecimos, ¿eh?. Ojalá siempre tan sencillo como tumbarnos a delirar. Ojalá siempre tan sencillo como encerrarnos en una 116, una 514 o una 502. 
Ojalá la vida nos lo siga poniendo fácil. O bueno, menos difícil. 









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...