miércoles, 13 de febrero de 2019

Noches





En esta noche preciosa, mientras me escondo tras las mantas de esta cama, en un antiguo pero acogedor hotel, escribo. Como anoche, como siempre. Es curioso, pero cuando estamos lejos de casa es realmente cuando miramos con perspectiva lo que somos, lo que queremos, lo que tenemos, cómo vivimos. Vemos quién se preocupa por nosotros, quien, en la distancia, se enfría, o por el contrario, quiénes se acercan. Si nos echan de menos, si nos echaban de más hasta que nos fuimos. Aunque sean unos días, aunque sean solo 72 horas, pese a que el mundo siga girando exactamente igual. Me gusta lo que estoy estudiando, ahora trabajo en algo que no me supone un esfuerzo grande y gano lo que necesito para seguir viviendo lo que me apetezca con quienes me apetezca. Tengo unos padres que son abrigo en invierno y aire en verano. Tengo amigos increíbles, sobre todo la que duerme a un metro de mi cama ahora mismo. Y después está él. Nunca sé explicarle a nadie qué somos porque ni siquiera nosotros lo hemos decidido, pero somos, y eso es lo importante. No sé por cuánto tiempo estará, si se marchará ni si me quiere. Bueno, ya me entendéis. Hay muchas cosas que aún no he resuelto y es cierto que a veces pienso fríamente en el futuro y me da miedo; el no saber quién soy aún ni a qué quiero dedicarme, el no tener claro un camino, el no saber si cambiaré tras los años y los daños. Visto desde aquí, sabiendo que mañana todo volverá a la cotidiana realidad, es increíble lo mucho que puede cambiar todo y lo poco que nos parecemos a aquello que fuimos cuando aún éramos más jóvenes. Nos da miedo el futuro porque creemos que se nos echa encima, pero en realidad no existe, ni existirá hasta que no sea presente. Entonces, ¿a qué le tememos? ¿A que nos abandonen? ¿A que nos hagan daño? ¿A no sobrevivir? ¿A ser juzgados? ¿A qué le tememos? Si no somos más que aire materializado, si nos creemos invencibles y somos vulnerables, si no existen superhéroes que vengan a salvarnos y siempre fracasamos cuando intentamos ser uno. 

Le temo a todo y a la vez a nada, me aprieta la duda y a la vez quiero sentir indiferencia, dejarla K.O. Espero sin saber qué, y deseo sin yo demostrarlo. Soy sincera conmigo misma hasta que me cruzo con los espejos. Entonces les digo que está todo muy claro y que las dudas son para los cobardes, cuando yo estoy muerta de miedo. 

1 comentario:

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...