miércoles, 3 de octubre de 2018

Hay deseos que no se pueden pedir dos veces.



Mírala. Tiene una cortina que acaba justo donde empiezan sus cejas. Camina descompasada, pero se le ve feliz. Es despistada, ¿no? Me pregunto qué pensarán de ella esos que no la conocen, que la observan por primera vez por la calle, en el metro o entrando en la universidad. ¿Parecerá una chica intelectual? Siempre he pensado que cuando se pone las gafas lo parece. Quizá tiene algo que ver que lleve un libro entre las manos. ¿En qué estará pensando? ¿Qué suena en sus auriculares? Eso se plantearán aquellos que no la conozcan. Yo en cambio sí que sé quién es. La he visto en sus mejores momentos, celebrando victorias. Sé que escribe algunas madrugadas, que otras solo se engancha a su serie favorita mientras deja la mente en blanco. Claro que la conozco. Me sé todas las pecas- que no son pocas- y reposan, finas, en su espalda. Me conozco esos tatuajes, vaya que si los conozco. Los he besado tantas veces. Sé que le gusta llevar falda y que pocas veces calza tacones. Que nunca usa barra de labios, aunque tiene miles de distintos colores. Sé que se ha teñido el pelo de al menos cinco colores y que no soporta la monotonía. Aún ve películas tontas, y lo sé por cómo le brillan los ojos cuando lo niega. Bebe alcohol algún fin de semana, pero detesta admitir que se le sube a la cabeza con facilidad. No cree mucho en aquellas cosas que le hacían soñar de adolescente, pero dentro de ella alberga ilusiones tan inocentes que me daría miedo pisarlas con dosis de realidad. Nunca hace las cosas con maldad, aunque a veces ha herido a personas que amaba. Le encanta leer y la guitarra es su mayor aliada. Compone canciones que nunca le enseña a nadie porque en ellas hay demasiado sobre su vida misma. Le resulta tremendamente doloroso despedirse, pero ha aprendido a hacerlo de lo que no le hace falta o de las personas que en realidad no la quieren. Aún teme a las cucarachas y ha empezado a pensar que por muy mayor que sea, siempre levantará los pies del suelo cuando vea alguna. 
Le gustan los retos, las cosas difíciles, lo imposible. Es una amante de las causas perdidas porque cree que el mundo aún puede salvarse. Os había dicho ya lo de que es ilusa, ¿no? Aún no sabe qué será de ella mañana, pero tiene muy claro quién quiere ser hoy. Solo se ha enamorado de verdad una vez y el amor le da cierto miedo. Pero eso sí, si queréis conocerla tenéis que saber que luchará por todo aquello en lo que crea, aun sin esperanza. Solo su locura mueve los hilos de sus actos. Y es tremendamente impulsiva. Le gusta escaparse y le encantaría hacerlo de vez en cuando de la realidad. Adora que la vayan a buscar por sorpresa, que le regalen viajes y experiencias y no cosas materiales. Le gusta que le demuestren lo que sienten por ella. Pero, ¿y a quién no? Tiene detalles con las personas que quiere y estoy seguro de que daría la vida por ellos en muchas ocasiones. Pero no penséis que está desequilibrada o algo así, es que ella ha aprendido a amar así, dándolo todo. 
Le da miedo que la rechacen, le da miedo no ser suficiente y también no servir para cantar o escribir. Muchas veces observa la lluvia, refugiada dentro de una sudadera, planteándose mil cosas sobre la vida. El universo, las reflexiones, la filosofía. Hay mil muelles en su cabeza, hay mil barcos que navegan en direcciones dispersas y precipitadas. No entiende mucho de intermedios. 
Te juro que es una chica muy normal, pero a la vez es diferente. No sabe qué le ata a aquello en lo que cree, pero sí sabe en qué no va a creer jamás. Vive dando saltos y siempre tiene tiempo para sonreír aunque haya sido un día de mierda. Le gustaría pensar que puede salvar el mundo, o al menos a todos los que ama. Pocas veces cuenta lo que le preocupa, así que si alguna vez lo hace contigo, por favor, escúchala. La que ayuda también necesita que la recojan cuando se cae. Aunque a veces ni lo diga. 

Si la ves algún día paseando sola, o junto a su pequeño perro, piensa en que se está dedicando unos minutos. Piensa en que quizás en ese preciso momento está pensando en todas las historias que le encantaría escribir, en una melodía que acaba de componer o se está planteando su felicidad. Si un día la ves sonríele. Le gusta sentir que la gente vive alegre, aunque suene absurdo. 
No, ella no lo ha tenido fácil, pero esa chica que ves es la misma que ha sobrevivido a todo lo que un día fue. Y no, no está en ruinas, es una ciudad entera. No está reconstruida, es nueva. Y sigue siendo muy parecida a la que era antes, solo que ahora tiene la fuerza suficiente como para seguir luchando siempre. A los demás les parecerá una locura, en cambio a mí me parece bonito que nunca pierda la fe. Su voto de confianza quizá será su propia salvación. O lo que podrá salvar a los demás. 
No la juzgues, 
sabe lo que hace. 
Aunque a veces parezca que ha perdido la cordura. Aunque no creas que hace lo correcto. 
Aunque parezca un cometa que está a nada desaparecer y tú la observes queriendo pedir un deseo. 
Pasará como pasa la vida, efímera, intensa y directa.
Tú decides si quieres que se quede o por el contrario, la ves esfumarse en el cielo. 





Hay deseos que no se pueden pedir dos veces. 

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