miércoles, 6 de mayo de 2015

Cómo ibas tú a mirarme...


No sé en qué momento sentí que algo me atraía. 
Que un hilo invisible me hacía girarme para mirarte. 
No sé en qué instante fui imprudente.
Lo suficiente como para dejar que alguien volviera a colarse en mi mente, descolocándolo todo. Con lo que había costado ponerlo todo en orden. Con lo que había costado limpiar el desastre desde que ardió Troya.
No sé qué tienen esas pupilas distantes y frías.
Tan cálidas a veces, solo por un instante.
Pequeños y efímeros momentos en los que parece que esa magia exista.
Aunque solo esté en mi mente.
Cómo ibas tú, apellido de la libertad, a fijarte en alguien como yo.
Si mi torpeza hace balance con mi estúpida manía de ser una romántica dentro de un mundo totalmente realista. Mundo del que tú también formas parte.
Cómo ibas a mirar mis manos teniendo en las tuyas el poder de crear la poesía más bonita del mundo.
Cómo ibas a pensar en unos labios portadores de ilusión si piensas que el amor, siendo joven, es la manera más estúpida de destrozarnos la vida.
Cómo ibas a fijarte en esta loca, que lleva por bandera todo símbolo de autodestrucción.
Cómo ibas tú a ser partícipe de este desastre que se ha instalado conmigo desde que el desequilibro lleva las riendas de mi vida.
Qué ibas a ver tú en mí
si has recorrido medio mundo
mientras yo me he quedado siempre
anclada en esta tierra.
Cómo iba el chico del cigarro en los labios
a fijarse en la niña de la falda corta
el espíritu vacío
y las letras rotas.


Si cualquier persona inteligente sabría 
que dentro de mí solo guardo 
unas ganas tremendas de vivir.
Y a todos les acaba asustando la vida.



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