domingo, 1 de febrero de 2015

Él... y ella.

Él vive tranquilo, su vida avanza. Y a veces piensa en ella, solo a veces, y me imagino que piensa que dejarla atrás fue lo mejor que pudo hacer. No se arrepiente, se siente mejor. Ha empezado a sonreír, ya no mira su blog. Quiere ser feliz y se esfuerza para ello. Ya ninguna canción le habla de ella, ya ninguna calle tiene las huellas de esa chica que un día le llevó a la locura. Ya la olvida, la olvida. Ya ni si quiera pasa cerca de su calle, no quiere verla. Ya no recuerda que ese corcho algo más vacío algún día llevó esas entradas del Zoo, esos dibujos del alma. Ya no pone sus canciones, no puede. Y esa almohada no echa de menos el pelo rizado de la chica de la sonrisa torcida. Él ya no la quiere, él ya no la necesita. Él ya no la tiene. Ya no importa si ella escribe, él no lee. Ella ha empezado a escribir su historia. Quiere dejarla plasmada en algún lugar, pero nunca puede acabarla. No le gusta el final. El mundo sigue girando. A ella le dicen 'Algún día todo pasará'. Ella lo sabe, pero le duele igualmente. Él seguirá con sus sueños, y ella si algún día sabe de él se alegrará muchísimo. Y le felicitará por sus logros. Él no pisará Venecia, y si lo hace, ya no será con ella. Ella necesita infinito tiempo para poder pisarla sin dolor. Las fotos están ahí, ninguno las mira. A ella le pesa el pasado, cree que es demasiado feliz para compararlo con el presente. 
Ella quiere avanzar y no sabe.
Él quizá se fue lejos.
Las noches son largas. Ella piensa: ¿Estará dormido? Él ya ha cerrado los ojos. 
Él puede vivir sin ella. Ella quizá pueda, pero no quiere. A ella le llegan malas noticias, quiere contárselo. Las lágrimas corren por sus mejillas. Mira el número de teléfono, pero no marca. No quiere molestar. No quiere interrumpir el olvido, no pueden hablar, es el pacto de aquellos que deben olvidarse. Ella callará ese dolor, y llegará un día nuevo. Muy parecido al anterior. 
No saben nada el uno del otro.
Ella ha adelgazado siete kilos. Las ojeras le han crecido, pero piensa que es normal. Dice 'Roma no se construyó en dos días'. 
A veces llora. Y no sabe si él llorará.
¿Cómo es posible vivir en la misma ciudad y nunca verse?
Ella le desea lo mejor.
Él sigue adelante.
Ella desea no desaparecer, pero él borrará sus huellas.


Ya ni las palabras bastan para acariciar su corazón... Las letras se borran cuando él deja de quererlas, las letras desaparecen a medida que él se aleja. Y ella solo llora porque ya no sabe explicar con palabras lo que duele decirle adiós a quien quería tener a su lado siempre. 

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