lunes, 8 de diciembre de 2014

Quería cambiar mucho.
Tanto que no supe qué decir.
Un 'Ten suerte' habría bastado. Pero igualmente era un 'Ten suerte, pero sin mí'. Me habría ahorrado la segunda parte pero creo que es lo más cierto que habría podido decir.
¿Cómo te despides de alguien que lo ha sido todo? ¿Cómo empiezas a cambiar tu vida? O mejor dicho...¿Cómo empiezas a asumir que tu vida está cambiando?
Me aferraría a cualquier cosa, pero no quiero aferrarme. Ya no puedo hacerlo.
Porque cuando te he visto llorar he pensado: 'Es adorable la manera en la que resbalan las lágrimas por sus mejillas'. Y después he pensado: 'Ojalá no tuvieras que derramarlas'. 
¿Por qué siento como si unas manos invisibles estuvieran apretando mi corazón? ¿Por qué cuesta tanto no mirar si estás? 
Me habría quedado tanto tiempo a tu lado que nos habrían faltado los dedos de las manos para contar cuántas sonrisas habríamos exhalado. 
Pero tengo que dejarte ir. Porque cuando quieres a alguien no debes de ser egoísta, y aunque te queden fuerzas para luchar, tienes que rendirte. 
Te voy a echar infinitamente de menos.
Y nada será lo mismo sin ti. Será algo, pero distinto. Será bueno, quizá, o no. Pero será distinto. 
Lo siento, por todo aquello que faltó o por todo aquello que podría haber venido. Lo siento, por ti. Porque sé que cuando no lograste aquello que querías te viniste abajo. Te derrumbaste. Y lo siento. Siento que nada haya sido suficiente, que esto te haya causado dudas, siento que te fueras. Y siento haberme ido. Siento el último beso y el último abrazo. Siento que nuestros corazones hayan gritado desde la distancia un: 'No te alejes, por favor'. Y que nuestras cabezas les hayan hecho callar. 
Siento todas esas risas que se nos calaron dentro, muy dentro. Siento esos partidos, esos abrazos que abarcaban ciudades. Esos momentos a solas, íntimos, imborrables.
Me has regalado tanto que siento que una parte de mí se ha ido contigo.
El 80% de mí ya no es el mismo. 
Y siento escribir pero es el único modo de no pensar. O de hacerlo, y liberarme. Aunque estas palabras sean la cárcel y yo sea la prisionera. 
Ojalá seamos felices. Ojalá hubiera sido juntos.
Existen tantos ojalá que no sé si podré borrarme las heridas. 
Existen tantos ojalá tatuados en mi piel que no sé si podré renunciar a ti alguna vez.



Pero me has dicho que lo mejor para ambos es esto.
Y siento decirte adiós pero es lo que debíamos decirnos.
Y es lo que hemos hecho.
Una parte de mí siempre te llamará...
Y esa pequeña parte de ti que me he quedado, ese recuerdo, todo lo que me has ofrecido, siempre le contestará. 



1 comentario:

  1. Me has removido hasta los cimientos más firmes. Increíble.

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