jueves, 23 de octubre de 2014



A veces era otoño, otras tantas fui invierno.
Y siempre nevaba.
Caían los copos con tanta facilidad que parecían
existir solo para ello.
Caer.
Qué ironía tan trágica de la vida,
existir para ser,
y ser para después morir.
Supongo que por eso cada persona tiene su estación favorita.
Porque al igual que unos aman el verano y su calor,
otros la primavera y sus flores,
otros el otoño y su grisácea luz,
yo adoro el frío que un invierno te regala,
porque se hace lento y resbala,
y a mí me gustan las cosas que van lentas.
Me gusta pensar en  cosas a las que no poder escribir un final.
Como por ejemplo, este texto estúpido.
Como por ejemplo, esta frase ilógica.
Como por ejemplo, estas ganas locas que tengo de tenerte aquí. 


2 comentarios:

  1. Escribes de maravilla. Entro casi cada día en tu blog para ver si hay algo nuevo porque me siento completamente identificada... Sólo te pido una cosa, que no dejes de escribir nunca.

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    1. No te haces una idea de lo mucho que han significado esas palabras para mí. Infinitamente GRACIAS. Espero no dejar esto nunca.. Te mando un abrazo grandioso.

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