martes, 29 de enero de 2013

Creo que ya sé porqué te quiero.

- ¿Y si soy yo el que te pide que cantes? 
- ¿Qué te hace pensar que cantaría delante de ti?
Miro insistente sus pupilas, baja la mirada y contra-ataca mirándome otra vez.
- Si te pido que subas a ese escenario y nos dejes a todos con la boca abierta, ¿lo harás?
- No me puedes hacer esto. 
Mira sonriente. 
- ¿Lo harías?
- Me da pánico, ya lo sabes...
- Cierra los ojos.
- No, ¿por qué?
- Hazme caso...va
Cierro los ojos y se pone tras de mí. Me cubre los ojos con sus manos y me susurra al oído.
- No hay nadie. Está todo oscuro. No puedes ver nada, y sólo me puedes oír a mí, ahora, aquí a tu lado. No hay más que mi olor, y sólo sientes el viento en tu cara. No hay nadie en esta calle, ni hay nadie al rededor de nosotros. Sólo estamos tú y yo, y no me estás viendo. ¿Sientes tranquilidad?
Asiento con la cabeza. me besa la mejilla derecha y acercándose más a mi oído sigue susurrándome:
- Canta. Canta y piensa que no hay nadie más que tú. 
Alzo la voz, canto. Poco a poco separa sus manos de mis ojos, y yo, con ellos cerrados todavía, sólo le imagino a él, delante de mí. Mi voz alcanza una sinfonía impecable, no hay nervios, no desafino. Sólo estoy dando lo mejor de mí, regalándole mis secretos, mis sentimientos, una parte tan importante como es para mí cantar. 

- ¿Ves?- susurra en mi oído cuando dejo de cantar y abro los ojos.- No es tan difícil. 
Sonrío ampliamente mientras le abrazo. Es un abrazo fugaz, pero su olor queda impregnada en mi ropa, ahora huelo a él. 
- ¿Cómo lo haces?- le digo mientras le miro, a dos centímetros de mí.
- ¿El qué?- dice mirándome curioso.
-¿Que cómo lo haces para quitarme siempre el miedo y darme las fuerzas que necesito...?
- Eso mismo podría preguntarte yo a ti, cada vez que con tu sonrisa, me das justamente lo que necesito en el momento preciso, para seguir adelante.
Le miro. Me quedo embobada mirando sus labios, ese labio inferior que es más grueso y rosado que el superior. Ese marrón con diminutas manchas verdes en los ojos. Ese pelo, el color negro más bonito que he visto jamás. Sonrío e inevitablemente, él imita mi gesto.
- Creo que ya sé porqué te quiero- digo sin pensar.
- A ver, ¿por qué?
- Porque haga lo que haga, por mucho que avance o retroceda, me acerque o me aleje,si me giro, ahí estás tú, con esa sonrisa sincera y esas palabras que me empujan siempre a estar bien...
- ¿Sabes por qué te quiero yo?
- A ver, ¿por qué? sorpréndeme.
Pone los ojos en blanco, sonriendo y me mira directamente. Sólo se lo piensa tres segundos y después, sin borrar su sonrisa, me lo empieza a decir.
- Porque desde el primer  Te quiero no ha habido día en el que no estés a mi lado. Aunque nos alejemos, aunque yo me empeñe en vivir ajeno a tu mundo, no sé cómo lo haces, pero siempre acabas otra vez en mí. Y estás cuando sonrío, y estás cuando estoy jodido. Nunca nadie me había querido así, no. Y nunca nadie me había acogido sin después dejarme tirado. Creo que es eso lo que me gusta de ti, que aunque haga sol o llueva, aunque para ti haya sido un día de mierda y se haya borrado tu sonrisa...siempre tienes las palabras justas para hacer que alguien siga adelante. Y sobretodo, siempre tienes las palabras justas para mí. 

1 comentario:

  1. Precioso *-* me encanta tu blog te sigo un beso! http://www.coleccioniistademomentosfelices.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...