lunes, 29 de junio de 2020

Trozos de algo que fui

Nunca te detestaré aunque perciba desde aquí tu indiferencia. No les hablaré de ti, no mal, no triste, no borracha, no despechada, no hundida. Cuando pregunten les contaré lo bonito, lo que quedó. 
No lo haré, no hablaré de tu silencio de después, de la primavera con sabor a otoño que dejaste al cerrar la puerta ni de todas las metas que llegué a alcanzar sin que apenas lo supieras. De eso no hablaré, pero sí hablaré de la vida que quise contigo, de esos sueños que se alborotaban en mi cabeza y que ahora son pólvora. Es como si hubiese vaciado el cargador de todas y cada una de las armas que me llevé a nuestra batalla. Nunca te disparé a ti, solo fingía que lo hacía, pero en realidad tus muros me devolvieron todas y cada una de las balas. Recuerdo que te miré con una pizca de energía la última vez, te dije que todo estaría bien y yo ya sabía que no iba a ser así. Que te irías. Siempre lo supe. No podía ser de otro modo. Aun así, en tu despedida, a centímetros del amanecer más naranja del mundo, me arrodillé ante ti para darte las gracias. Después caí de espaldas y cerré los ojos. El golpe me partió en pedazos, pedazos que se esparcieron por el cemento. Nadie supo más de mí. Nació otra chica parecida a mí y agarró mi vida con fuerza para transformarla. Y ahora esa chica soy yo. La Noelia del pasado me miró y me dijo: Lo he intentado todo, aunque aún puedo dar más. Y yo le respondí: Lo sé, pequeña, pero es hora de que te vayas. La dejé vivir demasiado tiempo en mí, porque por un momento volví a ser inocente, testaruda y kamikaze,por un solo instante pensé que las cosas saldrían bien. Tal vez tú nunca estuviste aquí, solo fue una prolongación de aquello que dejamos a medias. Y ahora que se ha completado el ciclo, te puedes marchar. Las malas lenguas hablan, sé que vas a estar bien, lo he visto con mis propios ojos y me alegro. Mereces encontrar la paz después de tanto infierno. Yo siempre anduve quemándote los talones, persiguiéndote, arrastrándote conmigo a la locura infantil de pensar que hay cosas que duran para siempre. Pero en algo tenías razón: nunca y para siempre son algo demasiado comprometido. Así que no diré que siempre pensé que serías tú y que ahora sé que nunca lo fuiste, porque sería llevarte la contraria, y sé que tu lugar favorito siempre fue el término medio. Espero que seas muy feliz, lejos de mí lo serás. Ojalá te encuentre algún día en cualquier bar y me digas que la vida te ha llenado de ganas. Y que alguien te vuelva a hacer creer que un pétalo es mejor que una rosa, cuando el pétalo lleva consigo el aroma. 

Yo nunca supe hacerlo bien, pero ojalá algún día se quede alguien al que le guste mi torpeza, y pueda irme a dormir todas las noches con la tranquilidad de que, al despertar, la cama no estará vacía.
Estaría bien ser importante para alguien que es importante para ti. Y creerlo con certeza. La certeza que nunca tuvimos, aunque yo la proclamara y tú la esquivaras para siempre. 

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