miércoles, 19 de febrero de 2020

Palabras

Cuando pronunció esas dos palabras maquilladas con un mucho final esperaba una respuesta. Ella os va a decir que no, va a insistir en que la creáis y os va a acabar convenciendo de que no le importa que el silencio en aquel instante se apoderara de la habitación, pero en el rincón más profundo y escondido de su corazón, se la escuchó llorar. He sonado ridícula, pensó, no volveré a decirlo. Le había costado tanto pronunciar esas dos palabras después de todo, que quizás esperaba una respuesta. Un y yo también, o un yo más. Algo que le hiciera pensar que no estaba loca. Pero tal vez sí estuviera loca, y esa noche se fue a dormir abrazada a un cojín cualquiera, hecha un ovillo. Cerró los ojos con fuerza para dormirse deprisa y olvidar, al día siguiente, que había dicho eso. No quería sentirse tan frágil, por eso decidió construir un muro, no volver a expresarse de ese modo. Tal vez diga demasiado, quizás debería guardármelo para mí. Esa noche a las cuatro seguían siendo las dos y aunque amaneció, se quedó en el cielo la noche. Las agujas del reloj empujaron uno a uno sus temores, por lo que decidió bailar con cada uno de ellos. Ninguno se movía lo suficientemente rápido, así que cuando todos pretendían atraparla ella ya se había refugiado en su pequeña fortaleza. Desde aquí no van a poder darme, quiso creer, estoy tan alta, tan protegida, que nadie va a saber jamás que aquel día me rompí un poquito. Y quizás nadie nunca vaya a saber cuán alto es el muro que necesita una cobarde para no hacerle frente a sus propias emociones. Nadie excepto él, que aquella noche sí pudo ver en sus ojos la vergüenza y el temor, la fragilidad de sus palabras, el arrepentimiento ante el silencio. La noche en la que contempló cómo ella subía hacia su fortaleza y se quedó mirándola desde abajo, con la boca un poco abierta y la voz muda. Con el corazón en la mano y sin probar fortuna. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...