lunes, 4 de junio de 2018

No sé ni qué escribo, pero yo me entiendo.

Y entonces me siento a mirarme a mí misma desde el otro lado de la puerta y me veo tan frágil y tan dura que me asusta. Y me veo tan capaz de todo, pero con tanto miedo, que me acongojo. ¿Por qué si sigo siendo la de siempre voy con pies de plomo? ¿Por qué si sé decir la verdad intento excusarme? ¿Por qué si lo escribo todo soy incapaz de decir nada en voz alta? Ojalá tuviera respuesta a todas las preguntas que llevan apareciendo en mi mente conforme pasan los días, ojalá supiera por qué, cómo, cuándo y dónde. Ojalá supiera qué.

¿Por qué pasa eso? ¿Por qué cuando tenemos algo tan claro nos cuesta ser consecuentes? ¿Por qué acabo siempre luchando contra mí? ¿De dónde nace tanto miedo? ¿Por qué sigo siendo tan sumamente realista que me siento incapaz de mirar más allá? 
A veces, me asusto. A veces, pienso. A veces, me planteo si estoy haciendo lo correcto.
Me asusto a mí misma, ¿por qué no iba a espantar a los demás? 
Me da miedo ser una tormenta para alguien, me da miedo asustar, me da miedo que salgan corriendo, me da miedo que me den la espalda, me da miedo el rechazo, me da miedo la verdad.

¿Por qué si hay tres caminos ,y dos de ellos son llanos, siempre elijo el complicado?
Por qué te estoy mirando así,
si yo sí,
si tú no,
si ya no. 


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