jueves, 29 de enero de 2015

Hoy he tenido miedo.

Cariño, perdóname, pero hoy voy a llamarte así.
Usar tu nombre sería demasiado real. Prefiero llamarte amor, aunque ya no sea nada tuyo. Aunque ya no seamos nada. Hoy he tenido mucho miedo. ¿Recuerdas este verano cuando me pasó aquello de los dos chicos que me perseguían en el tren? Me ha pasado algo parecido, esta vez en el metro. Era un hombre raro, que no dejaba de mirarme, constantemente, riéndose. Y gesticulaba. Creía que me haría algo. Creía que me pasaría algo.
¿Sabes los momentos en los que el pánico se apodera de ti y solo buscas soluciones?
Lo primero que he pensado ha sido: Si me pasa algo voy a llamarle.
Te iba a llamar, sí, a ti. A ti, que llevamos ocho días sin saber nada el uno del otro, a ti, el que podría reírse de mí al pensar en lo patético que sería tener que pedirte ayuda. Llamarte a ti, después de todo. A ti. Lo primero que he pensado era que tú podías salvarme. A las diez de la noche, sola. Solo pensaba: 'Por favor, si me pasa algo, que él venga. Que me salve'.
Qué patética. No ha pasado nada, he acelerado el paso, he ido por otra calle, le he esquivado, y me ha perdido el rastro. Pero...¿Y si me hubiera pasado algo, te habría llamado? ¿Me habrías respondido? ¿Cómo iba a mirarte a la cara después de todo? Lo único que pensaba era en ese entonces, no en el después. Solo quería que me salvaras. Solo quería que me protegieras. Solo quería que estuvieras ahí en ese momento. Cariño, hoy te hablo como Noelia. Como tu Noelia. Como esa Noelia de hace meses. Solo pedía que estuvieras ahí.
Luego he sido consciente de todo, y he vuelto a la realidad. He pensado: 'Ahora tienes que vivir con esto'. Cómo pesa no sentirte aquí. No saber absolutamente nada de tu vida. En eso siempre tendrás ventaja. El día que quieras saber de mí solo tienes que entrar aquí. Ojalá pudiera leerte. Ojalá hubiera un sitio en el que poder saber de ti. Cómo estás. Qué haces. Preguntarte si eres feliz.
Ha pasado una semana y ya me siento vacía. Vacía como cuando te quitan algo que es tuyo. O que estabas acostumbrada a tener. Veo a otras parejas y no me entristece, pienso: 'Joder, qué afortunados son, y no lo saben'. Tenerte era como respirar. Como darle una calada a la felicidad.
No debo hablarte. No es 'lo correcto'. Pero a veces pienso: 'Qué le den a lo correcto. Vámonos a otro lugar donde no haya nadie a abrazarnos y olvidarnos de todo'.
Pero no solo estoy yo. También estás tú. Y tus sentimientos no son esos. No vas a venir a buscarme. No vas a salvarme otra vez. Te conozco. Te conozco y no puedes volver.
Por favor, hazme sentir de nuevo esa alegría que empapaba mi vida. Por favor, dime que aún no te has olvidado de mis sueños y de esos días de verano perfectos. Dime si has olvidado esos momentos que solo son nuestros, que solo tú y yo sabemos...Dime que no me has olvidado.
Dime que cogiste el mismo tren que yo.

Es injusto no saber de ti. Pero más injusto fue perderte. Perdernos.
Desaparecer.
Cariño, hemos sido tan felices. Que me cuesta imaginarme esto sin ti.
Aprender a vivir sin ti.
Con lo fácil que era antes llamarte y que calmaras mi llanto. Ahora estoy sola ante este mundo.
Recuerdo que dijiste ''Siempre estaré por aquí'' la última vez que nos vimos. Supongo que era metafórico, pero de todos modos, de vez en cuando, paso por allí. Y miro hacia ese banco. Pero nunca estás. Claro, ¿Cómo ibas a estar? Llevo ocho días sin verte y aún no puedo olvidar tu última mirada antes del adiós.
Cómo pesa no haber tenido tu 'felicidades'. Cómo duele haber cambiado de edad sin haber tenido ninguna palabra tuya. No te culpo, créeme. Sé que no podías hacerlo. Sé que ese era el trato. Pero no sabes cómo escuece todo esto.
Te juro que trato de olvidarte, te lo juro. Pero esta habitación cada vez está más fría. Y no verte me está volviendo loca.
¿Aún sigues aquí? ¿Aún lees estas palabras?
Me encantaría que aún necesitaras refugiarte en mis palabras. Y a la vez me encantaría no tener que escribirte. Pero es la única forma que tengo de hablarte. De que sepas de mí. De pensar que quizá algún día, dentro de algunos meses, o algunos años, puedas leer esto.
De mientras trato de olvidarte, y sin quererlo, solo aparecen los momentos buenos en mi mente.
Nos echo de menos.

Ya no puedo escribir más, cariño. Ya no más por hoy.
Porque duele pensar que si escribo es porque ya no estás.
Y duele que no estés.










PD. Enhorabuena por los 500, tú ya me entiendes. Estoy orgullosa de ti. Sigue con eso por favor, serás el mejor. Y lo he sabido siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...