Creía que estaba hecha a prueba de balas, que nada podría herir
a esta cabecita loca,
llena de recuerdos,
llena de miedos y nostalgias,
de batallas inacabadas.
Creía que estaba hecha de fuego,
y que solo prenderían la mecha cuando yo lo pidiera.
Pensaba que los momentos serían inmortales,
y que jamás un alma cambiaría el viaje de todos ellos.
Pero como siempre pasa,
la chica fría se vuelve a equivocar,
y el hielo puede llegarla a quemar.
Y aunque nadie lo supiera,
y aunque pareciese fuerte,
al mínimo toque se podía derrumbar.
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