Me
miraste como quien mira algo que jamás quiere perder. Entonces almacené el
momento para tenerlo siempre conmigo. Locura, lo llamabas. Estilo de vida, te
contesté. Y un te quiero acabó en tus labios, en forma de susurro, de beso, de
abrazo.
Tres
mil pedazos de cristal montados de nuevo, comprimidos. Como quien construye
algo que jamás podrán volver a destrozar.
Eso hiciste conmigo. Me has hecho fuerte, astuta, buena e irrompible.
Ya jamás nadie podrá volverme a destrozar, porque tú estarás allí para recordarme que levantarse no siempre será una opción, sino un continuar.
Eso hiciste conmigo. Me has hecho fuerte, astuta, buena e irrompible.
Ya jamás nadie podrá volverme a destrozar, porque tú estarás allí para recordarme que levantarse no siempre será una opción, sino un continuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario