jueves, 24 de octubre de 2013


Me he distorsionado la vida.
Parecía sencillo, lo juro. Dos golpes secos, tres poesías. Pero me disloqué los sueños. Como quien se disloca el brazo, como quien se hace el fuerte para parecer valiente, o se hace el valiente para parecer fuerte. Qué estúpido el ser humano, ¿no? Que juega a perderse y encontrarse al mismo tiempo.
Lo que sí que sé es que siempre fue cierto. Siempre estuvo delante de mis ojos la oportunidad de ser mejor y hasta ahora no la supe utilizar. Ahora no soy  la copia barata de nadie, ni he de fingir sonrisas a quien no las merece. Por primera vez estoy siendo leal conmigo misma, dándole la espalda a quienes me la dieron tantas otras veces, y sin sentirme culpable por ello. A base de golpes me hice fuerte, pero jamás valiente. Aunque hoy estoy orgullosa de mí. No voy tras ningún personaje que se haga pasar por mi amigo, ya no, ni voy tras personas que no me demuestran nada
. Ahora trazo mis propias líneas al dibujar, sigo mis propias huellas, no la de los demás. Ahora solo sonrío a quien merece mi sonrisa y solo hablo con quienes merecen mis palabras.

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