El secreto de la vida estaba en mirar de cara al miedo, en trazar paseos imaginarios por el filo de su cuerpo; el secreto de la vida estaba en tirar a la basura lo malo y quedarse solo con lo bueno. En demostrarles a todos aquellos que te juzgaron que se equivocaban, y hacerles ver a todos esos que dijeron que nunca lo conseguirías que no llevaban razón. En tocar, desde la cima, a los más débiles, y no para hundirlos, sino para elevarlos. El secreto de la vida estaba en los pequeños instantes, en retroceder solo si era para coger carrerilla, en levantar tres veces tu peso, en luchar cuando el mundo estuviera en contra, y pelear cuando la vida te diera la espalda. En morder las ilusiones y dejar marca, en no dejar escapar a la persona que te robaba el aire, el tiempo y te hacía la más feliz del mundo. ¿La vida? Fácil no, pero tampoco difícil. Lo único que es seguro de la vida es que tiene un fin, que es efímera. Que no es cíclica, solo avanza. Y tú solo puedes verlo de dos maneras: Cada día es una nueva oportunidad de mejorar, o cada día es un día menos que queda para llegar hasta el fin. Es cierto, no existe la fórmula perfecta para que tu vida dé el resultado correcto; jamás estará todo perfecto. Pero sí es cierto que tienes la ventaja de poder elegir quién quieres que camine a tu lado. Muchos llegarán para irse, otros, se quedarán hasta que tu corazón deje de latir. Algunos te prometerán cosas que jamás llegarán a cumplir, otros no te harán promesas y te sorprenderán después cuando veas que jamás se han alejado. La vida no es sencilla, y a veces, puede llegar a ser tan dolorosa que solo sientas ganas de dormir y no pensar. Pero te diré algo: Solo vas a vivir una vez. Una. Has sido elegido entre un millón de opciones. Naciste tú, entre un millón. ¿Por qué, entonces, no vas a aprovechar lo que tienes?
Nadie dijo que no habrían obstáculos, nadie dijo que el camino no cansara.
Nadie dijo que no habrían obstáculos, nadie dijo que el camino no cansara.
Y es que cuando firmamos el contrato de la vida, no nos paramos a mirar la letra pequeña.
Quizá es porque no esté escrita.
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