Ahora el mundo es enorme y tú y yo nos hemos hecho pequeñitos. Diminutos, como dos gotas de agua que impactan contra el cristal de un coche y se pelean por ver cuál llega antes.Resbalamos.
Nos deslizamos. Es suave, y parece que no sea doloroso. Pero tal vez lo sea. Tal vez mi gota quiera frenar a cada instante porque no quiera llegar a ninguna parte, y sólo quiera impactar constantemente con tu gota. Quizá quiera una lluvia intensa, donde debajo de ella estemos tú y yo. Empapándonos con todo aquello que no nos dio tiempo a decir, hacer, sentir.
Me pierdo en la inmensidad de esta noche, y me pierdo en el agujero de tu mundo. Como colándome por las rendijas de tu vida, asomo la cabeza, y le echo un vistazo a tus ojos para saber cómo estás sin tener que preguntártelo. Lástima que tus ojos ya no me miren, porque ya no puedo leer tu mirada. Porque ya no nos decimos nada. Pero tengo tanto que contarte, tanto y tantas oportunidades para hacerlo, tantas. Tanto que pienso tanto que callo. Tanto que dejo escapar. Como cada oportunidad de ser felices que tuvimos. Pero míranos, tú en una acera, y yo en la otra. Sentados, como el que no quiere la cosa. Tú con la vista perdida, yo con los cascos puestos. Algún coche nos priva de la imagen del otro de vez en cuando, durante milésimas de segundo en la que ya no podemos vernos. Pero siempre pasan, y llega un punto del día en que ya no pasan coches, y sólo estamos tú y yo, clavándonos los ojos.
Antes tu sonrisa me hablaba, pienso. Y no te hacían falta palabras. Pero hace días que ya no merezco tus sonrisas, y dudo que vuelvas a sonreírme.
¿Me dirá lo mismo tu sonrisa si ya no me la regalas a mí? ¿Si tengo que verla dedicada a otras personas en tu vida?...
Como dos puñeteras gotas de agua que se deslizan. Esos somos tú y yo.
Espero que hoy te haya salido bien. Estoy orgullosa de ti.
->
CLICK AQUÍ para escuchar leído por mí uno de mis anteriores textos del blog. ( Como en los viejos tiempos, vuelvo a subir vídeos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario