viernes, 9 de noviembre de 2018

Mi eterna ciudad.



Es un hecho que se hunde. Ya ha salido en varias noticias, ya lleva años pronunciándose. Mi eterna Venecia, con la que he soñado tantas veces, acabará desapareciendo. Aún no he podido pisar sus calles, contemplar los canales, asombrarme de noche, cautivada por todas las luces, en una góndola. 

Aún no he paseado por la plaza de San Marcos, el corazón de la ciudad eterna. Me parece increíble que en veintidós años, y con lo que he deseado ir, no me haya atrevido a hacerlo. Puede ser que esperara ir acompañada de alguien importante para mí, tal vez solo era un sueño de aquella niña ilusa e inexperimentada. Muchas veces me he preguntado si sigue siendo un sueño para mí, ir, y no lo tuve claro hasta que supe que podría desaparecer en cualquier momento. Sé que si no voy, algo en mí quedará clavado para siempre, una espinilla que no habré podido arrancarme, un lugar en una lista que ya jamás podré tachar. Debo ir. Quiero ir. Necesito dejarme seducir por la antigüedad, el romanticismo y lo acogedor de ese lugar. Quiero escuchar el sonido tranquilo de las noches, el mismo que yace encerrado entre los puentes, balcones y góndolas de la ciudad. 
Quizá un día decida hacerlo. Tal vez sea una sorpresa para mí, puede que un día me levante y lo haya decidido. Pero sé que voy a hacerle una foto al atardecer más lento y sigiloso que jamás veré, voy a estar a cinco centímetros de esas aguas y voy a dormir en una habitación con vistas a algún rincón precioso y misterioso de la ciudad. No sé cuándo, no sé por qué, no sé por cuánto tiempo, pero lo haré. 

Quizá no deberíamos apartar nuestros sueños, aunque hayan parecido caducar, solo porque perdimos la ilusión de cumplirlos una vez. Puede que la vida esté llena de oportunidades y vuelvan a presentarse ante nuestros ojos.  ¿Y si nunca hubiera dejado de ser esa niña de diecisiete años?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya me gustaría

 Es casi inconsciente este pensamiento recurrente que me atraviesa. Me cuento y les cuento que no es para tanto y lo cierto es que soy dos p...